“Entrené todos los días, durante un año y ocho meses. Medio día en la mañana, luego estudiaba en el colegio y en las tardes trabajaba en la empresa de áridos de mi familia”, cuenta David Aguayo, exalumno de la especialidad Mecánica Industrial del Liceo Industrial San José de Villarrica. Aguayo representó a Chile en las Olimpiadas Mundiales WorldSkills Lyon 2024 en septiembre pasado, en la habilidad Soldadura. 

El ahora estudiante de Mecánica Automotriz en Duoc UC viajó acompañado por su profesor Camilo Ruiz. Obtuvo el reconocimiento “Best of Country”, por alcanzar el mejor puntaje evaluativo dentro de la delegación chilena. “Estaba más que feliz. Ya me bastaba con el hecho de viajar allá y competir. Mi familia se sintió muy orgullosa”, cuenta el alumno.

Gracias a sus capacidades y a WorldSkills, David ha podido expandir sus horizontes. Para las competencias nacionales se subió a un avión por primera vez y conoció Santiago. “Nunca pensé que estaría ahí”, recuerda. Para las mundiales, salió del país y conoció Francia. Se apoyaron en diferentes instituciones para costear el viaje: la empresa Indura, Fundación Irarrázaval, la Fundación Magisterio de la Araucanía (sostenedor del establecimiento) y la Municipalidad de Villarrica. 

Octavio Caro, director del establecimiento donde estudió y entrenó Aguayo, asegura que se trata de “una gran oportunidad de crecimiento personal y profesional para él, pues pudo conocer realidades distintas, además de motivarlo a seguir perfeccionándose y buscar nuevos métodos y técnicas en su quehacer como futuro profesional”.

Para entrenar, trabajaba en la generación de una serie de piezas según los planos enviados. Lo mismo tuvo que realizar durante el certamen. “La experiencia de conocer a competidores de todo el mundo fue impresionante: su cultura, su forma de trabajar, su preparación, es increíble cómo trabajan ellos. Están muy preparados”, cuenta y destaca a Corea, China, Taipéi, Turquía, que “casi no cometían errores”. 

Impacto al futuro

Octavio Caro asegura que esta oportunidad entrega a su exalumno una visión distinta de su futuro, “llevándolo a buscar más y mejores herramientas y elementos de trabajo que mejoren su desempeño profesional. Se nota en su forma de expresarse y de caminar, que lo que vio y aprendió cambió su perspectiva de vida”. 

“El simple hecho de que haya tenido que irse solo a Francia lo obligó a desplegar competencias que hasta ese momento no había tenido la ocasión de usarlas. Yo solo le di algunas instrucciones básicas en el aeropuerto de Santiago y con ello se fue, llegando a Lyon sin problemas. Esta experiencia lo obligó a hablar y preguntar, y buscar soluciones inmediatas a la urgencia de horarios y traslados de avión en aeropuertos internacionales”, concluye.