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Regístrate y accede a la revistaAsí recuerda Francisca Crovetto, la primera mujer chilena ganadora de una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, a su miss del colegio, Cecilia Avendaño. En este Lado B menciona también a otras profesoras y hace un recorrido por su vocación y por su reconocimiento obtenido en París 2024: “Es un regalo”, afirma.
-¿Cómo fue tu etapa escolar?
-Estudié de primero básico a cuarto medio en el mismo colegio, el Princess School de San Miguel, que creo que ya cerró sus puertas. En términos escolares, quizás los recuerdos no son los mejores, pero sí me acuerdo con mucho cariño de mis compañeros y algunos profesores.
-¿Algún profesor que te haya marcado?, ¿por qué?
-Sí, recuerdo en básica a la miss Verónica Cornejo, que era mi profesora de Lenguaje. Después, ya un poco más grande, cuando tuve Ciencias Naturales y Biología, a la miss Cecilia Avendaño, quien me hizo enamorarme de la pedagogía y la biología, nos hicimos muy amigas. La recuerdo a ella con mucho, mucho cariño.
“A los profesores les diría que tienen en sus manos el futuro de Chile, lo que es una gran responsabilidad. Ojalá sepan aprovecharla y formar en esos jóvenes, a buenas personas que sean agentes de cambio”.
También tuve a la miss Angélica de Lenguaje en media, a la miss Elisabeth de Matemáticas, que fueron lindas profes que marcaron mucho mi escolaridad.
-¿Cuándo comienza el interés por el deporte y el tiro?
-Desde muy pequeña. El interés por el tiro, desde los cuatros años, cuando acompañaba a mi papá al campo de tiro. Y por el olimpismo, yo diría que el año 2004, con los Juegos Olímpicos de Atenas, con la ceremonia de inauguración y luego con las medallas de Nico Massú y Fernando González.
-¿Cuándo decides dedicarte por completo a tu disciplina?
-Fue un proceso, pero la decisión más radical la tomé a fines de 2010, cuando estaba en la universidad y clasifiqué a mis primeros Juegos Olímpicos. Ahí decidí que lo mío era el deporte de alto rendimiento.
-¿Cómo incentivar a los jóvenes a seguir su vocación?
-Cuando uno es muy chico es difícil conocer qué es lo que te apasiona. Les diría que sean curiosos, que miren la vida con apertura y que sepan que la vocación no solo está en carreras profesionales o técnicas, sino que también en distintos ámbitos de la vida. Que sepan que cuando uno se dedica a lo que te apasiona, la vida no está exenta de dificultades, no requiere menos esfuerzo ni menos dedicación, pero la carga se vuelve más llevadera, mucho más amena. Como dice mi madre, cuando uno hace las cosas con vocación y con pasión, no puedes sino vencer.
-Por último, ¿cómo recibes la medalla de oro representando a Chile y qué mensaje te gustaría darles a los profesores de distintas regiones del país?
-Esa medalla de oro la recibo como un tremendo regalo, es como la culminación de un proceso de años, décadas de mucho compromiso, de sacrificios, pero de una gran convicción de que podíamos lograr eso. Y hablo en plural porque no estuve sola en estos años, hubo muchas personas que me ayudaron a lograrlo.
A los profesores les diría que tienen en sus manos el futuro de Chile, lo que es una gran responsabilidad. Ojalá sepan aprovecharla y formar en esos niños, en esas niñas, en esos jóvenes, a buenas personas que sean agentes de cambio.
No necesitamos gente que sea deslumbrante en inteligencia, sino más bien personas que sepan escuchar, ponerse en el lugar del otro, ser empáticos y tener un corazón bondadoso. Yo creo que teniendo seres humanos así, el resto viene por sí solo.
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