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Regístrate y accede a la revistaRecientes investigaciones señalan que entre los desafíos que actualmente enfrentan los profesores, se encuentran las nuevas estructuras familiares, los conflictos que se producen dentro del hogar y la forma en que se resuelven.
En las últimas décadas, la estructura de la familia chilena ha experimentado cambios significativos, influenciados por factores culturales, económicos y sociales. Según la Encuesta Bicentenario UC 2023, “un 48% de las personas consideran el matrimonio como un compromiso de por vida, reflejando una cierta valorización de la estabilidad familiar”.
Sin embargo, ese ideal contrasta con el aumento de los divorcios y la diversidad de estructuras familiares actuales en nuestro país, tal como revelan las cifras provenientes del estudio de Fundación para la Convivencia Digital (2024), que explican que los matrimonios han ido en descenso en las últimas décadas, mientras que los divorcios han aumentado, especialmente en parejas con hijos menores de edad. “Esto sugiere una mayor prevalencia de hogares monoparentales y familias ensambladas, en las cuales uno o ambos padres traen hijos de relaciones anteriores”.
“(En este contexto de cambios), las familias exigen soluciones inmediatas, a menudo sin comprender las limitaciones estructurales de las escuelas. Este entorno refuerza la necesidad de un cambio cultural y estructural en la relación escuela-familia”. Isidora Mena, Psicóloga y doctora en Ciencias de la Educación y subdirectora de Contenidos de Valoras UC.
Este contexto plantea desafíos para los colegios y profesores, quienes deben adaptarse a estudiantes provenientes de realidades familiares diferentes a las de hace algunos años. Sin embargo, tal como explica Isidora Mena, psicóloga y doctora en Ciencias de la Educación y subdirectora de Contenidos de Valoras UC, “la investigación indica que no es la estructura familiar en sí lo que impacta el desempeño de los estudiantes, sino factores como el nivel de conflicto dentro del hogar y la forma en que se resuelven”.
Señala la psicóloga que el modelo de desarrollo económico basado en el consumo y el éxito ha llevado a que ambos padres trabajen reduciendo el tiempo en familia. “Este fenómeno genera tensiones y expectativas hacia las escuelas, a las que se les exige no solo educación académica, sino también socioemocional, a menudo sin una colaboración efectiva por parte de los apoderados”, indica Isidora.
Sucede entonces que, en este contexto de cambios, los profesores enfrentan también una “cultura de demandas”, en la que las familias, actuando como clientes, “exigen soluciones inmediatas, a menudo sin comprender las limitaciones estructurales de las escuelas. Este entorno refuerza la necesidad de un cambio cultural y estructural en la relación escuela-familia”, explica Mena.
La psicóloga y socióloga argentina Claudia Messing ha estudiado el tema de las familias y el vínculo entre sus miembros. A su juicio, se ha ido generando un nuevo fenómeno en esas relaciones, que describe como una “simetría entre padres e hijos, que genera como consecuencia, una mimetización inconsciente que transforma la dinámica de autoridad tradicional y plantea retos significativos para las familias y los colegios”.
En su página web (claudiamessing.com) señala cómo en las últimas décadas, se ha fortalecido la cercanía emocional entre padres e hijos, proximidad que “ha permitido una mayor empatía y comunicación, pero también ha generado un cambio psicológico profundo. Ahora, los hijos, gracias a mecanismos como las neuronas espejo, tienden a copiar a sus padres de manera masiva, ubicándose en una posición de igualdad con los adultos desde temprana edad, lo cual va mermando la barrera de autoridad basada en el miedo o la distancia, que era común en generaciones pasadas”.
“Es fundamental que sigamos trabajando en estrategias para acercar a todas las familias, asegurándonos de que sientan que su participación es valiosa y necesaria. Iniciativas como entrevistas personalizadas, reuniones informativas y actividades son pasos importantes que debemos continuar fortaleciendo”. Leonardo Moraga, Director del liceo Santo Domingo Savio de Alto Hospicio.
En el ámbito escolar, explica Messing, la simetría entre adultos e hijos ha transformado también el paradigma de autoridad en los colegios. “Padres y profesores deben revalidar su rol diariamente, ya que las dinámicas tradicionales de control y disciplina punitiva ya no son efectivas. Sin un modelo claro para ejercer la autoridad, se intensifican, por tanto, los problemas de convivencia y aprendizaje”.
La profesional trasandina señala que esta transformación también dificulta la implementación de límites efectivos. “Si bien ya no se aplican castigos autoritarios, no se han desarrollado formas alternativas de ejercer la autoridad de manera constructiva y formativa. Frente a este cambio cultural y psicológico, es esencial promover nuevas formas de liderazgo que combinen empatía, límites claros y un enfoque educativo orientado al diálogo. Solo así podremos responder a los desafíos que plantea esta generación en constante transformación”.
Para abordar estos desafíos como los descritos por la psicóloga argentina, expertos como los de Valoras UC proponen estrategias basadas en la disciplina formativa y en la construcción de vínculos positivos. “En lugar de contactar a las familias solo para reportar problemas, sugieren destacar progresos y logros de los estudiantes, creando así una colaboración más efectiva y constructiva”, señala Isidora Mena.
Se trata de un enfoque, apunta la psicóloga de Valoras UC, que no solo mejora el ambiente escolar, sino que también ayuda a transformar la percepción y el rol de las familias en la educación, haciendo de la escuela un espacio de apoyo mutuo y desarrollo integral.
Consciente de esta situación, el director del liceo Santo Domingo Savio de Alto Hospicio, que forma parte de la RED Irarrázaval, Leonardo Moraga, cuenta que en su establecimiento conviven diferentes tipos de familias, cada una con diversas formas de vincularse con el proyecto educativo. “Existen algunas involucradas, comprometidas y con ganas de tener mayor participación en el proceso educativo. Sin embargo, no todas ellas comparten esta realidad. Algunas enfrentan barreras significativas, como limitaciones de tiempo debido a situaciones laborales, desafíos económicos o falta de información sobre cómo participar”, explica.
Señala Leonardo que cuando las familias no se involucran, se puede generar una desconexión con el colegio y sus actividades. “Por ello, es fundamental que sigamos trabajando en estrategias para acercar a todas las familias, asegurándonos de que sientan que su participación es valiosa y necesaria. Iniciativas como entrevistas personalizadas, reuniones informativas y actividades son pasos importantes que debemos continuar fortaleciendo para una inclusión más amplia entre familia-escuela”, explica el director del colegio.
“Involucrar a las familias en la educación de sus hijos es una alianza colaborativa, porque creemos que la formación educativa de nuestros estudiantes no puede lograrse plenamente de forma separada y, por tanto, tiene un sentido de corresponsabilidad”. Francisco Manqui, Director del Liceo People Help People de Pilmaiquén.
En el caso del Liceo Bicentenario People Help People de Pilmaiquén, que forma parte de la RED Irarrázaval, nos cuenta su director, Francisco Manqui, “involucrar a las familias en la educación de sus hijos es una alianza colaborativa fundamental, porque creemos que la formación educativa de nuestros estudiantes no puede lograrse plenamente de forma separada y, por tanto, tiene un sentido profundo de corresponsabilidad”.
Se trata, dice Francisco, de una vinculación dinámica que permite también aprender y adaptarse, “propiciando un proceso de mejora continua. De esta manera, podemos generar mejores oportunidades para todos nuestros estudiantes, fortaleciendo su formación académica y personal a través de un trabajo conjunto y comprometido entre la escuela y la familia”.
Señala el director del Liceo People Help People de Pilmaiquén que su establecimiento cuenta con canales formales de comunicación con las familias, diseñados específicamente para asegurar una interacción efectiva y constante, “instancia que creemos esencial para fortalecer esta alianza colaborativa que consideramos clave”.
Dentro de las estrategias utilizadas, cuenta Manqui, realizan reuniones o entrevistas presenciales o remotas, tanto grupales como individuales, para tratar aspectos relevantes como el progreso académico, el desarrollo socioemocional y cualquier otra área que requiera atención. “Estas instancias de encuentro son una oportunidad para establecer un diálogo directo y personalizado entre la comunidad educativa y las familias, lo que fomenta la participación de los padres en la vida escolar de sus hijos, contribuyendo a potenciar un entorno educativo más inclusivo y colaborativo”.
En el liceo Santo Domingo Savio de Alto Hospicio, cuentan que “en una primera instancia, las reuniones con los apoderados se hacen con todos los padres para entregar información del proceso de electividad, luego se desarrolla una segunda reunión liderada por los docentes del área TP, en la que se explican las especialidades que ofrecen nuestros colegios y proyecciones de trabajo, momento en el que los apoderados pueden preguntar y disipar dudas”.
Agrega Francisco Manqui que, en el caso de su establecimiento, también se incentiva la participación presencial de los apoderados por medio de invitaciones a jornadas de capacitación especialmente diseñadas para ellos, como taller de pastelería, huertos hidropónicos, huerto vertical, pastelería, repostería, charcutería, entre otros. Estas iniciativas no solo buscan transferir conocimientos técnicos, sino que también fomentar la creación de redes de apoyo entre las familias, lo cual tiene un efecto positivo, traduciéndose en un mayor compromiso y conocimiento con el entorno escolar en donde se relacionan sus hijos.
Para el director del liceo Santo Domingo Savio, dentro de las herramientas que utilizan para mejorar la vinculación están las escuelas para padres, los momentos de oración y temas en las reuniones de apoderados. “Acompañamos a las familias a través de nuestro Sistema de Acompañamiento Salesiano (SAS), que entrega acciones desde la jefatura de curso y las distintas áreas que componen nuestro colegio (áreas de apoyo, ambiente, pastoral)”.
Una manera diferente de relacionar a las familias con la comunidad es la iniciativa del Colegio Piamarta, donde los alumnos apoyan la alfabetización digital de adultos mayores. El objetivo es que puedan mantener contacto con sus familias.
“Conectándome digitalmente con mi familia” es el nombre del proyecto que impulsa el Colegio Piamarta, que forma parte de la RED Irarrázaval y se ubica en Estación Central, donde 30 alumnos de las especialidades Administración y Telecomunicaciones están dando clases de alfabetización digital a adultos mayores.
El programa fue anunciado en el marco del Mes de la Familia, en octubre de este año, y es impulsado por los profesores de especialidad del colegio Priscila Mercado, Miguel Soto, Paz Escobar y Pedro Cornejo. “El objetivo es ayudarlos a conectarse de manera segura con sus familias y seres queridos a través de herramientas digitales”, explica Eduardo Faúndez, director del colegio. De esta manera, se aseguran de que nadie se quede atrás en la era digital.
“La experiencia ha sido muy buena. Agradezco mucho la dedicación de los alumnos que han preparado este curso. Lo bueno es que aquí recibimos nosotros, pero también ellos. Nosotros aprendemos en lo digital, y ellos aprenden a enseñar”, dijo uno de los asistentes al taller.
María de los Ángeles Ithurbisquy, coordinadora de ConSienteMente Educa, subraya que la relación entre familias y escuelas juega un papel esencial en el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Una colaboración cercana, basada en la confianza y el respeto mutuo, permite detectar de manera temprana problemas emocionales y de comportamiento, favoreciendo intervenciones oportunas y efectivas.
Ithurbisquy resalta la importancia de implementar prácticas como mindfulness y ejercicios de autorregulación emocional tanto en el aula como en el hogar, lo que no solo apoya a los estudiantes, sino que también refuerza el vínculo entre padres y docentes.
En el contexto de cambios significativos en las estructuras familiares, destaca que estos desafíos pueden agravar la desconexión entre padres y escuelas. Esta brecha, exacerbada por las limitaciones económicas y laborales de muchas familias, afecta el bienestar de los estudiantes, quienes necesitan apoyo tanto académico como emocional. Sin embargo, iniciativas como talleres, reuniones periódicas y actividades específicas pueden fomentar una mayor participación parental, promoviendo un entorno educativo más inclusivo y colaborativo.
Finalmente, la experta concluye que la relación entre familia y escuela debe evolucionar hacia una comunidad de apoyo mutuo. Al trabajar juntos, padres y docentes pueden crear un entorno integral que fomente el desarrollo de habilidades socioemocionales esenciales en los estudiantes, ayudándolos a enfrentar con resiliencia los desafíos personales y académicos en un contexto familiar y social en constante cambio. Este enfoque, asegura Ithurbisquy, es clave para construir una base sólida de bienestar emocional y éxito educativo.
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