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Regístrate y accede a la revistaLa vinculación de los liceos técnico profesionales (TP) en Chile con empresas ha crecido, pero sigue enfrentando desafíos. A nivel nacional, cerca del 17% de los colegios ofrecen formación dual, un sistema en el que los estudiantes dividen su tiempo entre el aula y la empresa, lo que mejora su inserción laboral y aprendizaje práctico.
Un informe del Centro de Innovación en Educación de Fundación Chile (2021) indica que alrededor del 40% de los liceos técnico profesionales en Chile tienen algún tipo de convenio formal con empresas. Sin embargo, en regiones más alejadas de las grandes ciudades, el porcentaje de convenios puede ser más bajo, lo que representa un desafío para ampliar la red de colaboración.
A nivel nacional, existen programas como el Modelo de Educación Dual (inspirado en el sistema alemán). Según Fundación Chile Dual, en Chile, son alrededor de 170 liceos técnico profesionales, en los cuales los estudiantes alternan entre la formación en el aula y en una empresa.
En esa misma línea, explica José Tasso, director del Liceo Bicentenario Enrique Bernstein en Paine, que, respecto de la relación con las empresas del sector productivo de la zona, “debo destacar la tremenda alianza que se ha creado, ‘una sinapsis’, donde la comunicación es espontánea y hay un carácter colaborativo y constructivo, siempre al servicio de la ‘construcción de los proyectos de vida’ de nuestros estudiantes, tal como lo declaramos en nuestro proyecto educativo institucional (PEI)”.
Por lo anterior, explica Tasso, existen muchos beneficios que los estudiantes perciben, adquieren y se apropian en el proceso de vinculación con las empresas; el aporte a la construcción de proyectos de vida de cada estudiante es fundamental, “como también el adquirir experiencias significativas tanto en el ámbito técnico propio de cada área, como habilidades blandas que se entregan en la experiencia de alternancia”.
“Existen muchos beneficios que los estudiantes perciben en el proceso de vinculación con las empresas; el aporte a la construcción de proyectos de vida, como también el adquirir experiencias tanto en el ámbito técnico, como habilidades blandas que se entregan en la experiencia de alternancia”. José Tasso.
En esa misma línea, señala Pía Cubillos, directora del programa Cauce de Inacap (instancia que busca generar puentes de colaboración entre las empresas y la EMTP), “que existe un renovado interés por parte de las empresas en vincularse con los establecimientos de EMTP. Hemos trabajado con varias de ellas que entienden que en los colegios técnicos está su fuente de talento futuro, y que deben apoyarlos en su formación para contar con colaboradores comprometidos y productivos más adelante. También existen muchas iniciativas muy valiosas que buscan conectar empresas con establecimientos educacionales TP, aunque con cierto grado de aislamiento entre ellas”.
Lo anterior, explica Cubillos, genera ineficiencias, ya que hay colegios que reciben mucho apoyo mientras otros parecen más olvidados. “Esta nueva energía que proviene de gremios empresariales comprometidos públicamente con la EMTP debe ser bien aprovechada y canalizada estratégicamente para que todos los estudiantes de la TP tengan la oportunidad de aprender competencias que los lleven a una alta empleabilidad. Es decir, debemos transformar estas ganas de colaborar en un esfuerzo estratégico y sostenible a largo plazo”.
Por ello, señala el director del Liceo Bicentenario Enrique Bernstein que, en esa colaboración, es clave la participación del Consejo Asesor Empresarial (CAE), al brindar la oportunidad de compartir experiencias de mejora que aporten al diseño de la malla curricular, “como lo que es la organización, priorización o profundización, atendiendo a los cambios que se producen en el mundo empresarial y poder avanzar en cuanto a fortalecer las competencias, habilidades y herramientas de los estudiantes, docentes, equipo de gestión y directivos, para enfrentar de manera exitosa las necesidades e intereses que nos desafía cada día el mundo fuera de nuestras aulas”.
“Existe un renovado interés por parte de las empresas en vincularse con los liceos TP. Hemos trabajado con varias de ellas que entienden que en los colegios técnicos está su fuente de talento futuro, y que deben apoyarlos en su formación para contar con colaboradores comprometidos y productivos más adelante”. Pia Cubillos.
De hecho, cuenta José Tasso que fortalecer la relación entre el colegio y las empresas afecta de manera totalmente positiva, ya que afloran las oportunidades de prácticas, creando también fuentes laborales. “Con ese objetivo nos hemos visto enfrentados a grandes desafíos y hemos debido potenciar las reglas y compromisos desde el área socioemocional, responsabilidad, identidad y pertenencia. Donde la alianza y comunicación debe ser fluida para potenciar, corregir o retroalimentar de manera oportuna y eficaz a cada estudiante”.
Por ese motivo, advierte el director del Liceo Enrique Bernstein, “involucrar a las empresas en este proceso, ya sea a través del CAE, encuentros, charlas, entrevistas de maestros guías, etc., es de suma importancia. Como experiencia vivida en nuestra gestión, la alianza empresa y liceo debe ser muy estrecha, que la primera experimente, vivencie y sienta que hay apoyo desde lo académico, socioemocional y en las visitas que realiza el equipo del liceo, donde hay supervisión y apoyo constante de parte de los profesores guías. La empresa agradece enormemente esa gestión y eso los motiva a abrir las puertas y recibir a nuestros estudiantes”.
A su vez, dice Pía Cubillos que uno de los principales desafíos es la falta de un lenguaje común y objetivos compartidos entre los centros de EMTP y las empresas. “Muchas veces, no saben cómo integrar sus necesidades formativas con la estructura de la EMTP. Además, sus recursos y su capacidad para involucrarse en la formación y seguimiento de los estudiantes pueden ser limitados. También los colegios enfrentan retos para colaborar con las empresas, ya que la gestión escolar puede ser tan compleja que, para algunos directivos y docentes, priorizar el aprendizaje dentro de estas organizaciones parece algo lejano. Es necesario encontrar puntos de encuentro que permitan superar estas barreras y generar una colaboración más fluida y efectiva”.
De hecho, cuando se logra que una empresa se abra por primera vez a espacios de alternancia con estudiantes de EMTP, simplificar el proceso es clave. “Facilitarles un liceo cercano con una especialidad relevante para la empresa, un programa claro y enfocado en las competencias técnicas que más necesita, reduce las barreras de entrada. Es fundamental acompañar este proceso para establecer un lenguaje común entre el liceo y la compañía. También es importante tener canales de diálogo abiertos para corregir lo que no funcione. Si el primer año resulta exitoso, el siguiente paso es invitar a la empresa a formar parte del consejo asesor empresarial del colegio, lo que ayuda a profundizar la relación y garantizar una colaboración a largo plazo”, sostiene Pía Cubillos.
Señala la directora del programa Cauce que las empresas pueden ser asesores técnicos y ejercer un rol clave en la construcción y revisión de las mallas curriculares, aportando información sobre las competencias y tendencias más demandadas en sus sectores. “Además, pueden participar en la creación de módulos formativos que respondan a necesidades emergentes, como las habilidades digitales y competencias transversales”.
Sin embargo, apunta Pía, esa colaboración debe incluir la capacitación de los docentes, quienes pueden hacer pasantías en las empresas para mantenerse al día con las últimas tecnologías y metodologías productivas. “A veces, las compañías identifican las competencias clave que necesitan, pero no tienen el tiempo para trabajar activamente en el diseño de los programas formativos. En esos casos, hemos trabajado con equipos de docentes de Inacap, y la empresa cumple un rol de validador. Esta estrategia también nos ha dado buenos resultados”.
En esa línea, señala José Tasso que las empresas aliadas desempeñan un rol clave, ya que los centros de prácticas laborales se convierten en fuentes de inspiración para toma de decisiones en la continuidad de estudios o especialización profesional de los estudiantes. Asimismo, “la actualización que maneja la empresa ayuda a la especialización y adquisición de nuevos aprendizajes o conocimientos de nuestros estudiantes. También es importante mencionar que la tecnología y equipamiento del mundo empresarial avanza más acelerado que lo que ocurre dentro del aula, y contar con esa mirada nos hace también actualizar, innovar y desafiar nuestras estrategias de enseñanza y aprendizaje dentro del establecimiento educacional, y así responder a procesos de innovación y emprendimiento que colaboran estrechamente en la construcción de los proyectos de vida de cada uno de nuestros estudiantes”.
Sin embargo, pese a que uno de los objetivos ha sido el incentivar una mayor participación de las empresas en los programas de prácticas profesionales, indica Pía Cubillos que aquello sigue siendo el principal cuello de botella para el fortalecimiento de la EMTP.
De hecho, cuenta que, para aumentar la participación de las empresas, es crucial ofrecerles beneficios claros. “Uno de ellos es contar con colaboradores que ya llegan formados en las competencias que necesitan, lo que impacta directamente en su productividad. El reconocimiento público de su compromiso también es un incentivo clave, ya que genera visibilidad y valor a nivel de marca. A las empresas les interesa estar alineadas con las tendencias actuales, y la vinculación con la EMTP está ganando cada vez más fuerza. Debemos trabajar en conjunto para que iniciativas convocantes, como por ejemplo Empresas por Chile, se visibilicen, generando un movimiento del que las empresas no quieran quedar fuera”, sostiene Cubillos.
Asimismo, el director del Liceo Bicentenario Enrique Bernstein explica que una forma de medir un exitoso vínculo entre el liceo y la empresa es el porcentaje de estudiantes que realizan su práctica, la concluyen y se titulan exitosamente: “Este proceso alcanza sobre el 80% en este último período, teniendo un historial ascendente. Hace cinco años la tendencia era a la baja: la realización de prácticas profesionales o que no la concluían alcanzaba un 50%, y la titulación era escasa. Sin embargo, logramos revertir estos números de negativos a positivos, como también existe un aumento en las fuentes y oportunidades laborales que ofrece la empresa para los alumnos, y continuidad de estudios o especialización en el área”.
De hecho, explica José, “la globalización ha transformado la relación entre las empresas y los liceos con EMTP al proporcionar nuevas oportunidades de colaboración, acceso a recursos avanzados y la preparación necesaria para un mercado laboral cada vez más globalizado, competitivo y exigente. Nos plantea grandes desafíos, como por ejemplo el cambio cultural, interculturalidad y la necesidad de manejar un segundo o más idiomas, abriendo puertas y oportunidades a nivel local como internacional”.
Por último, apunta José que es clave considerar que otro desafío que se refiere a la necesidad de internalizar en esa relación, “la innovación, el emprendimiento y nuevos conocimientos, ya que se trata de competencias necesarias en tiempos de globalización, y que nosotros como liceo estamos instalando”.
La vinculación de la EMTP y la empresa genera actualmente un espacio importante en lo que se refiere a las mallas curriculares.
“Hoy existe un espacio importante para crecer, innovar y agilizar de manera integral este vínculo”, cuenta Marcela Arellano, directora de Vinculación e Integración Institucional Duoc UC, sostiene que las empresas e industrias siempre han tenido una relación de cercanía con la EMTP y la educación TP en general, involucrándose en la implementación de los currículums y en prácticas de los estudiantes.
Por ejemplo, “en términos curriculares, existen brechas entre las competencias incorporadas y las necesidades del mercado laboral actual. El currículum se implementa en los liceos técnicos de forma nacional, involucrando la consulta a empresas para definir especialidades, sin embargo, la última actualización fue en 2010 y se implementó en 2016. Eso genera un desfase por los cambios que experimentan las industrias, promovidos, entre otros factores, por la transformación digital, la inteligencia artificial y la robótica”.
Actualmente hay una expectativa creciente de continuidad de estudios hacia la educación superior desde la EMTP. “En este sentido, la empresa, además de ofrecer prácticas y aportar necesidades formativas, puede tener un rol más significativo en la promoción de trayectorias positivas, guiando rutas laborales y académicas coherentes”, señala Arellano.
Este desafío involucra tanto al sector privado como a organizaciones públicas, también a las instituciones de educación superior TP que pueden actuar como agentes de intermediación, generando lazos con las empresas y acercando este trabajo a los liceos.
-¿Qué roles pueden cumplir las empresas en la actualización de la malla curricular de la EMTP?
-Las empresas van observando tendencias nacionales o globales, los ministerios hacen levantamientos de información en educación y, por otro lado, tienes el sistema de competencias laborales Chile Valora, que va levantando los perfiles.
Lo importante es que la EMTP y las empresas logren establecer buenos perfiles para un nivel de entrada a la industria, donde después el joven va a ir construyendo su propio camino, su propia ruta. Lo que tenemos que valorar es que la EMTP es un espacio donde se aprende de manera activa y entretenida, desarrollando el pensamiento crítico, la capacidad de innovar y de resolver problemas. Esas competencias blandas para las empresas son significativas.
Las empresas deben pensar en aquellas áreas en las que van a recibir a jóvenes, en los espacios dentro de la organización para que una persona que no tiene experiencia laboral pueda aportar, y debe estar dispuesta a que haya un período de aprendizaje. El currículum puede incorporar muchas de las demandas o requerimientos.
“Con los avances en tecnología e inteligencia artificial, sería apropiado generar una gran plataforma donde estén todas las necesidades de prácticas de un territorio determinado, algo que se puede apalancar desde los SLEP y los sostenedores privados. Creo que favorecería si se genera una estrategia más colectiva que permita la confluencia entre lo que las empresas requieren y las capacidades de las personas y sus intereses”.
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