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Regístrate y accede a la revistaDecía Platón que “el objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano”. Este pensamiento invita a considerar una doble misión del educador: primero, formar personas virtuosas, es decir, que tengan herramientas para valerse por sí mismas y sean capaces de emprender desafíos y de sostenerlos en el tiempo con afán de superación; segundo, que sepan brindar soluciones profesionales, sociales y éticas siendo un aporte al mundo que les toque vivir.
Desde el año 2021, en los programas destinados a profesores de especialidad técnico profesional, les enseño a los docentes que deben aprender a ser mentores de sus estudiantes. Esta desafiante propuesta tiene en ellos una doble implicancia educativa: 1) en el plano personal, ser un profesor con sólidas competencias técnicas y científicas, una bien lograda base humana y moral y un exquisito conocimiento de las personas; 2) en el plano profesional, acompañar, proteger, dirigir, cuidar, velar, ordenar, facilitar y estar presente, tanto en la vida personal como en la formación académica de los estudiantes a él confiados, para que logren desplegar todas sus capacidades técnicas y humanas y le encuentren sentido a la vida.
Este logro de ser profesor mentor requiere, entre otras cosas, del trabajo de algunas virtudes que fortalecen las competencias profesionales dentro y fuera del aula, en clases, entrevistas, tutorías y cuidado de la convivencia escolar:
1. Paciencia: enfrentar y superar las frustraciones que produce el enseñar a otros, sobre todo a quienes más les cuesta.
2. Responsabilidad: hacerse cargo de la importancia de preparar bien las clases, las entrevistas, ser puntuales y hacer brillar con su ejemplo la misión, visión y valores institucionales.
3. Honestidad: fomentar la honestidad con el ejemplo, ya que esto genera integridad.
4. Servicio: trabajar con otras personas enseña que es más importante lo que uno está dispuesto a dar para servir mejor, que lo está esperando recibir para ser servido.
Dice Nassim Taleb en su libro Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden que “cuanto más grande el daño, mayor la oportunidad de mejora. Lo antifrágil mejora con las crisis, porque las necesita para aprender y crecer”. Y viene muy bien entender que aquello de que “lo que no mata fortalece” y siempre hay oportunidades de transformación antes, durante y después de una crisis, conflicto o situación inesperada.
Siguiendo a Taleb, podemos entender que la primera clave está en aprender a reaccionar frente a determinadas situaciones y, de aquí, podemos aprender a mejorar, evolucionar y adaptarnos utilizando el desorden y la incertidumbre como bendiciones que nos permiten transformarnos y superarnos como condición de crecimiento constante. Todo esto es algo que un educador mentor debe tener en cuenta a la hora de educar. Así estaremos preparando alumnos que estarán equipados para vivir en un mundo ágil, dinámico y profesionalizado que no admite medias tintas.
Decía el poeta Horacio que “La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido dormidos”. Por eso, todo docente técnico profesional debe adquirir las siguientes habilidades de un líder autogestionable:
1. Regula las acciones y decisiones de manera autónoma y proactiva.
2. Se adapta a los cambios y gestiona los recursos con eficiencia.
3. Promueve la unidad con responsabilidad y compromiso.
4. Asegura la misión, visión y valores institucionales.
5. Es empático y asertivo, lo que le permite llegar al corazón de sus estudiantes.
Esta manera de liderar le da la oportunidad de adquirir estrategias adecuadas a sus estudiantes, de acuerdo al contexto y la realidad de cada uno y sus circunstancias. También colabora a este estilo de liderazgo autogestionable y estratégico la práctica de tres virtudes que favorecen el trabajo en equipo de los docentes con sus pares:
1. Orden: refiere a procedimientos y prácticas claras y bien comunicadas.
2. Constancia: refiere a la perseverancia y dedicación en los objetivos personales y de equipo.
3. Corazón: refiere al educar empático que sabe generar espacios de encuentro diarios.
La etapa de la Educación Media Técnico Profesional es un proceso crucial en el que los docentes plantan semillas desafiantes en las mentes y corazones de sus estudiantes, que germinarán cuando estos jóvenes enfrenten el mundo laboral. Una de esas semillas es la motivación para el aprendizaje continuo que enseña a seguir aprendiendo incluso después de graduarse, ya que el éxito profesional depende del crecimiento constante. Otra semilla es la ética profesional, por la cual solo lo bueno es lo correcto, algo que influye mucho a la hora de destacar en el mercado laboral, en la relación con futuros colegas, el respeto por los clientes y la ética en la toma de decisiones.
Calidad profesional implica calidad humana. Un técnico profesional que se desempeña con respeto, humildad y ganas de aprender no solo es exitoso en términos laborales, sino que también es capaz de generar un impacto positivo en la sociedad. Siempre habrá un “otro” con quien trabajar, por eso es clave el respeto por el otro, ya sean compañeros, superiores o clientes. Por otro lado, un buen profesional siempre está dispuesto a aprender de los demás, reconocer los errores y corregirlos.
Pitágoras decía que “educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida”, por eso, la eficacia de la educación integral no está tanto en aquello que los docentes mentores enseñan, sino lo que sus enseñanzas despiertan en sus estudiantes, ya que esto es lo que les queda y se llevan para la vida. Los docentes tienen el honor y el privilegio de ser sembradores de futuro y constructores de aquellos cimientos firmes sobre los que estos jóvenes construirán sus carreras y sus vidas.
• Adaptar los contenidos a la realidad: lo que se enseña en clase debe tener relación con situaciones reales del ámbito laboral y profesional.
• Utilizar el aprendizaje activo: el aprendizaje basado en proyectos ayuda a que los alumnos se motiven, involucren y trabajen en problemas reales de la industria.
• Promover el trabajo en equipo: las habilidades de colaboración son claves en el mundo laboral y, para ello, es útil organizar actividades que fortalezcan el trabajo en equipo.
Tips para preparar y dar buenas clases
• Clases dinámicas: saber combinar la teoría y la práctica dentro de un contexto técnico.
• Fomentar el pensamiento crítico: saber hacer preguntas que desafíen a los alumnos a pensar por sí mismos.
• Saber estar: un profesor mentor sabe acompañar, guiar y estar disponible para resolver dudas y brindar apoyo emocional.
• Fomentar la autogestión: enseñar a los estudiantes a gestionar sus propios aprendizajes y a ser responsables de su propia formación.
• Entrenar en la toma de decisiones: aprender a tomar decisiones informadas, pensadas y éticas es esencial en la vida estudiantil y luego profesional.
• Crear espacios saludables: el respeto y la confianza generan seguridad a la hora de que los estudiantes participen y expresen sus ideas, lo que enriquece sus aprendizajes.
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