María Izquierdo, nacida el 30 de octubre de 1902 en Jalisco, México, es una de las figuras más prominentes del arte mexicano del siglo XX. Su obra es una amalgama de elementos tradicionales y modernos que captura la esencia de la vida y cultura mexicanas con un enfoque único y profundamente personal. Su estilo es una fusión de surrealismo, realismo mágico y simbolismo, lo que le permite crear imágenes oníricas y evocadoras. Las obras de Izquierdo a menudo presentan mujeres fuertes y enigmáticas, escenas de la vida rural y elementos del folklore mexicano. Sus pinturas destacan por su colorido vibrante y su capacidad para capturar la riqueza de la cultura mexicana, desde las festividades religiosas hasta los paisajes desérticos.

Uno de los aspectos más destacados de su carrera fue ser la primera mujer mexicana en tener una exposición individual en Estados Unidos, en el Art Center de Nueva York en 1930. Esta muestra fue un hito importante, no solo para su carrera, sino también para la visibilidad de las artistas mexicanas en el extranjero. A lo largo de su vida, Izquierdo participó en numerosas exposiciones tanto en México como fuera de su país, consolidándose como una figura clave en el ámbito artístico.

A pesar de su éxito, María Izquierdo enfrentó grandes desafíos personales y profesionales. Su relación con Diego Rivera, de quien fue aprendiz, fue tumultuosa y, en ocasiones, conflictiva, especialmente cuando Rivera y otros muralistas intentaron impedir que obtuviera comisiones para murales. Además, su vida estuvo marcada por problemas de salud, incluidos varios ataques de apoplejía que, hacia el final de su vida, la dejaron paralizada. Sin embargo, su espíritu indomable y su pasión por el arte nunca disminuyeron.

María Izquierdo falleció el 2 de diciembre de 1955, dejando un legado perdurable que continúa inspirando a nuevas generaciones de artistas. Su obra es una celebración de la identidad mexicana y un testimonio de la resiliencia y creatividad de una mujer que, contra viento y marea, logró abrirse camino en el competitivo mundo del arte. Hoy en día, sus pinturas son reconocidas como tesoros nacionales y su influencia se extiende más allá de las fronteras de México, reafirmando su lugar en la historia del arte mundial.

María Izquierdo, retrato. 1941. Colección Archivo Casasola, Fototeca Nacional, INAH.

Sugerencia de actividad:

Reunir a los estudiantes para observar algunas imágenes de las obras de la artista, motivando el diálogo mediante algunas preguntas tales como: ¿qué es lo que vemos? ¿Qué colores utilizó la artista?, ¿por qué habrá escogido estas escenas? ¿Qué pueden imaginar al ver estas obras?, etc.

Posteriormente, invitar a los estudiantes a realizar una obra basándose en algún sueño que hayan tenido y motivándolos a inspirarse en el surrealismo presente en la obra de Izquierdo. Pueden utilizar materiales mixtos y se sugiere lápiz pastel u óleos para lograr efectos pictóricos. 

Para finalizar, reunir a los estudiantes y observar las obras realizadas y las decisiones que tomaron para crearlas.