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Ago 2024 - Edición 285

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Prevención del consumo de drogas: Por qué abordar especialmente a la formación TP

La jefa de Prevención de la Corporación Esperanza, Marcela Rodríguez, explicó que, dado que muchos alumnos técnico profesionales salen antes al mundo laboral, deben contar con herramientas que les ayuden a conocer los riesgos y a saber cómo cuidar su salud e integridad.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Prevención del consumo de drogas: Por qué abordar especialmente a la formación TP

Como parte de la conmemoración del mes de la prevención del consumo de drogas, alcohol y otras sustancias, celebrado el pasado mes de junio, Marcela Rodríguez, jefa de Prevención de Corporación Esperanza, analizó el 14° y último estudio de población escolar SENDA (2021), que presentan una baja respecto del 2019 en todas las sustancias medidas, salvo tranquilizantes sin receta médica (TSRM). 

Independiente de eso, advierte Marcela, “la prevención debe mantenerse con nuestros estudiantes, ya que debiésemos siempre aspirar a bajar las prevalencias y retrasar el inicio de consumo, alineándose con los objetivos propuestos desde la ciencia de la prevención, esto es, reducir la demanda junto con evitar, disminuir y retrasar el consumo”. 

Marcela Rodríguez

“Si bien las cifras son un buen indicador, hay que considerar el sesgo de la pandemia, ya que los menores de edad estaban en sus casas con factores protectores del consumo, tales como la presencia de padres o adultos cuidadores; baja disponibilidad y acceso a drogas, lo que sin duda incidió en los resultados”.

-¿Qué obligaciones tienen los directores y sostenedores sobre este tema?

-La circular 482 de 2018 imparte instrucciones sobre los reglamentos internos de los establecimientos de enseñanza básica y media, exigiendo acciones concretas de promoción y prevención, además de protocolos de actuación frente a situaciones que afecten la sana convivencia al interior de los establecimientos, entre ellas las relacionadas con el alcohol y otras drogas. Por lo tanto, es responsabilidad de ellos responder a este mandato e implementar dichas acciones. 

-¿Cuáles serían las razones del consumo precoz de los alumnos y cómo se comportan otros países?

-La presencia y predominancia de factores de riesgo (variables que aumentan las posibilidades de consumir drogas) que están a la base del inicio del consumo precoz pueden ser muchos. Uno de ellos es la normalización del consumo, que puede ser a nivel ambiental, cultural y familiar, como de manera tan evidente vemos con el alcohol o escuchamos en letras de canciones que promueven connotados cantantes que incitan al consumo de drogas como el tusi, haciéndolas ver como “la” forma de pasarlo bien y ser exitoso. 

Todo aquello conlleva mensajes implícitos que se van instalando subliminalmente desde muy pequeños, “todos lo hacen”, “es bacán” y “no hace daño”, lo que se traduce en una baja percepción de riesgo, aspecto que incide en el aumento de la prevalencia e inicio temprano del consumo. Por otro lado, el modelaje respecto del consumo de figuras significativas es también un factor de riesgo, es decir, si en la familia se consume o se tiene una actitud permisiva y de bajo monitoreo, las posibilidades de iniciar el consumo precozmente aumentan. Si a esto se suma una comunicación parento-filial deficiente, disfuncionalidad familiar y escaso involucramiento parental, las probabilidades siguen en aumento. 

-¿Por qué es clave la prevención del consumo en los jóvenes de EMTP? 

-Cifras sobre el consumo específico de estudiantes de EMTP no existen, pero estas pueden desprenderse de las cifras del estudio escolar. Esto es posible de complementar o proyectar en las cifras de consumo de la población general chilena, que coincide con las edades laborales y en las que vemos un alto consumo entre los 19 y 25 años, pudiendo pensar que los trabajadores jóvenes que vienen del mundo TP están siendo representados. 

Por lo tanto, la prevención en este tipo de formación es fundamental, ya que entrega al mundo del trabajo a jóvenes con poder adquisitivo, pero con un sistema nervioso central en proceso de maduración —se estima que alrededor de los 23 a 25 años está maduro—, lo que puede transformar a estas dos características en factores de riesgo de consumo y a los que podrían sumarse la mayor disponibilidad de sustancias y espacios laborales en los que incluso se promueva el consumo como algo funcional, requiriendo la presencia de factores protectores, como por ejemplo, habilidades de resistencia a la oferta. Un gran desafío podría ser generar un estudio de consumo de drogas en EMTP. 

-¿Cómo es la percepción de riesgo en los adolescentes? 

-La percepción de riesgo, es decir, la idea de que algo me va a hacer daño —en este caso las drogas— es baja, siendo esto un factor de riesgo para el consumo. Por ejemplo, respecto de la marihuana, tan solo el 30,3 %, es decir, 3 de cada 10 estudiantes, considera riesgoso consumir marihuana frecuentemente. Visto de otra forma, 7 alumnos no consideran riesgoso fumar marihuana 1 o 2 veces a la semana. 

Respecto del alcohol, el 55,1% cree que es arriesgado beber 1 o 2 tragos todos o casi todos los días. Como ya vimos, y lo dice la evidencia, la percepción de riesgo y la prevalencia son inversamente proporcionales. 

-¿Qué señalan las cifras sobre la prevalencia del consumo en las mujeres? 

-Muestran cifras de prevalencia mayores que sus pares hombres respecto de marihuana, alcohol, tabaco y tranquilizantes sin receta médica. A las mujeres el consumo de drogas les afecta más por razones biológicas y, por ende, tienen más probabilidades de desarrollar problemas con el consumo, lo que se ve agravado por el estigma social que recae sobre ellas por ser consumidoras de drogas; la falta de centros de tratamiento y la mayor dificultad que tienen para pedir ayuda. 

Para tener en cuenta…

En nuestro país, el inicio de consumo de sustancias tiene como promedio de edad los 14 años, lo que se considera un inicio precoz (alcohol 13,6 años; tabaco 13,9; marihuana 14,4; cocaína 14,7; pasta base 13,8; y TSRM 13,8). En países como España, el inicio de consumo de tabaco y alcohol promedia los 16 años, la marihuana 18 y la cocaína 21, y en Argentina el inicio de consumo de marihuana es en promedio a los 19,8 años.  

Acciones concretas de prevención que pueden realizar los docentes 

Creer en que la prevención es posible (y necesaria) desde las más tempranas edades, que es útil y que es una inversión, de la mano de entenderse como agentes activos en prevención y adultos significativos que tienen la posibilidad de incidir en la trayectoria de vida de sus estudiantes. ¿Cómo hacerlo? 

  1. Formarse en el tema es fundamental, ya que para educar hay que conocer y mantenerse actualizados al respecto. 
  2. Fomentar el vínculo con sus estudiantes, levantarse como figura de confianza para ellos de forma tal que los consideren como apoyo cuando tengan un problema. Esto, además, implica conocer a los estudiantes, lo que les permite reconocer señales de alerta que pudiesen estar asociadas al consumo de drogas; acercarse, preguntar y ayudar en caso de ser necesario. 
  3. Incluir en sus contenidos curriculares la prevención; podemos hablar y analizar el tema desde distintos ámbitos, no solo desde la biología. 
  4. Trabajar con los apoderados, en reuniones de curso u otros espacios con ellos, el involucramiento parental y todas las acciones asociadas a este concepto. Algunas de ellas presentan evidencia concreta en la disminución de las posibilidades de consumo en niños, niñas y adolescentes. 
  5. Predicar con el ejemplo, porque los docentes son modelos para sus alumnos.

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