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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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El camino para aprendizajes reales

Catorce estudiantes del colegio PuenteMaipo obtuvieron el galardón “Breakthrough Award” en el Mundial de Robótica “First Lego League” (Estados Unidos), un reconocimiento que premia el desarrollo, evolución y procesos del equipo. Y un claro ejemplo de “mentalidad de crecimiento”, que permite a los alumnos sentirse más motivados por los desafíos y ver los errores como oportunidades de aprendizaje y desarrollo.

Por: Marcela Muñoz
El camino para aprendizajes reales

Francisco Prieto, profesor y miembro del consejo directivo del colegio PuenteMaipo, cuenta que en el proceso de preparación de este grupo de jóvenes, uno de los factores clave fue la perseverancia, “porque hubo que probar una y otra vez las distintas opciones para crear un tablero, y analizar por qué algunas no funcionan bien”. 

Explica el docente del colegio PuenteMaipo –que forma parte de la RED Irarrázaval– que fue necesario discutir varias veces el proyecto de innovación que consistía en armar una ciudad en miniatura en que las partes interactuaban entre sí. Además, “fue muy importante que los alumnos sometieran en reiteradas ocasiones su proyecto a la opinión de distintas personas, con lo que fueron viendo qué funcionaba y gustaba más a los usuarios. Por otro lado, la necesidad de pensar ‘desde cero’, es decir, plantearse un problema desde su origen y llevarlo a cabo completamente, es algo que entusiasma y anima a los estudiantes”. 

Clave fue también, asegura Francisco, en este proceso “trabajar la tolerancia al fracaso, porque muchas de las ideas no llegan a buen término, y ahí fue vital que los alumnos desarrollaran la capacidad de comenzar nuevamente hasta dar con una solución”.

“El profesor a cargo juega un rol clave para que el equipo completo vaya creciendo y sepa lo que está ocurriendo en las distintas áreas. Para conseguir esto, es fundamental realizar reuniones de equipo para exponer los avances y desafíos del proyecto”, Francisco Prieto.

Justamente esa es una experiencia fundamental en la formación de mentalidad de crecimiento en los alumnos de EMTP, señala Cristina Aziz dos Santos, directora de Innovación y Recursos Educativos del CILED, para quien las escuelas deberían ser el lugar perfecto para poder equivocarse y aprender de los errores. “Sin embargo, en el sistema escolar el temor a fracasar está presente de manera transversal, tanto a la hora de los exámenes como en otros procesos de evaluación y aprendizaje, permeando la forma en que los estudiantes abordan las actividades en el día a día en clase, en sus tareas e incluso en cómo se relacionan consigo mismos o sus compañeros”, asegura. 

Se trata, dice Cristina, de un paradigma que cambia cuando los docentes abordan los errores de manera pedagógica: “En estos casos, están privilegiando un enfoque de procesos en vez de uno basado exclusivamente en los resultados. Ese tipo de manejo positivo del error en el aula, desde su gran potencial para el aprendizaje y la mejora, es necesario para la construcción de pensamientos de orden superior y el aprendizaje profundo”.

Sucede que ello ocurre, justamente, cuando los docentes logran crear un ambiente de confianza, “desdramatizando el error y construyendo un clima idóneo para fomentar la participación de los estudiantes, ya que el miedo a equivocarse es uno de los principales frenos para lograr el aprendizaje de todos”, explica Aziz.

De hecho, advierte Prieto que aprender de los errores es lo más difícil: “Es común que los jóvenes se queden con soluciones que ellos ven como óptimas, aunque haya evidencia que diga lo contrario, y que finalmente no funcionan. Si bien es un trabajo más largo, es importante que los alumnos hagan el proceso completo y vean por qué no funcionó, y ahí está el peligro de la frustración”. 

En ese caso, el rol del profesor es encauzar esos desánimos y transformarlos en experiencia para aprender. “Para mí, esto es lo mejor que se obtiene de esta competencia: que da el ambiente para aprender de los errores en un entorno contenido, pero que se puede extrapolar a muchas otras situaciones de la vida. Es decir, ayuda a crecer como persona”, explica Prieto.

“De acuerdo con la evidencia existente y los últimos resultados de la prueba PISA, educar en una mentalidad de crecimiento puede disminuir potencialmente los efectos negativos de un nivel económico desfavorable en el rendimiento académico de los alumnos”, Cristina Aziz.

De hecho, cuando un estudiante se equivoca, los profesores deberían evitar: ignorar el error, redirigir la pregunta a otro estudiante, expresar decepción o desesperanza, y corregir la respuesta. “Por otro lado, algunas estrategias a utilizar son: esperar al estudiante algunos segundos sin dar una pista, incentivar a que responda sin miedo de equivocarse, iniciar una discusión con toda la clase buscando diferentes respuestas, dar retroalimentación efectiva, otorgar espacio y tiempo para la metacognición, desarrollar o fortalecer la mentalidad de crecimiento de sus estudiantes, destacando el potencial del aprendizaje a partir del error”, agrega Cristina.  

Lo anterior sucede justamente porque la “mentalidad de crecimiento” postula que, aunque todas las personas son diferentes en todos los aspectos –talento, aptitudes, intereses, temperamento–, estos pueden cambiar por medio de la dedicación y la experiencia. Desarrollar ese tipo de mentalidad permite a los estudiantes sentirse más motivados por los desafíos y ver los errores o fallas no como una muestra de su ignorancia o inhabilidad, sino como oportunidades de aprendizaje y desarrollo. “Fortalecer una mentalidad de crecimiento permite que las personas empiecen a creer que sus habilidades e inteligencia pueden desarrollarse continuamente a través del esfuerzo y el aprendizaje, así que tienen más probabilidades de persistir ante los desafíos y lograr mayores niveles de éxito en comparación con aquellas personas que tienen una ‘mentalidad fija’, es decir, que creen que nacieron (o no) con ciertos talentos y habilidades, por lo cual poco o nada se puede hacer al respecto para mejorar”, cuenta Cristina. 

Orgullosos de este reconocimiento, los alumnos del colegio PuenteMaipo se fotografían junto a la bandera chilena.

En ese sentido, el desarrollo de una mentalidad de crecimiento no solo es importante en los estudiantes, sino también en docentes y líderes escolares. En los casos de los educadores con mentalidad fija, estos tienden a pensar y/o decir, por ejemplo: “No te preocupes si no te sacas buenas notas, al final, vas a entrar directo al mercado laboral”, lo que a su vez tiene impacto en los resultados académicos y el futuro de los jóvenes. Las bajas expectativas de los educadores, usualmente, surgen ante estudiantes que ellos creen tienen características inherentes que son determinantes para su futuro y que, por lo tanto, sus esfuerzos pedagógicos no pueden marcar una diferencia.

Por eso el desarrollo y fortalecimiento de una mentalidad de crecimiento es aún más importante para los estudiantes de la EMTP, “ya que les ayuda a tener una mejor valoración de sí mismos, una mayor disposición para el aprendizaje y la retroalimentación, lo que tiene un impacto positivo tanto si deciden ingresar antes al mercado de trabajo o si, por otro lado, resuelven continuar sus estudios en la educación superior”, explican desde el CILED. 

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