Todo nuevo desafío implica riegos y oportunidades. Albert Einstein alguna vez advirtió que “El problema no es la bomba atómica, sino el corazón del hombre”. Por eso, más que temerle a la IA, debemos educar el corazón y la mente de los hijos y los estudiantes. Así, la educación integral tiene la capacidad de rehumanizar al hombre, empoderando liderazgos adaptados a los nuevos tiempos. Siempre se puede hacer más. Como dice el Papa Francisco: “La educación no es solo transmisión de conocimiento, sino formación integral del ser humano” (Encíclica Laudato Si). Y esto es una tarea urgente ya que, según estudios de EdTechXGlobal, se estima que el mercado de la educación basada en IA crecerá un 47% anual hasta 2025.

Como refiere el Papa Francisco: “La tecnología debe estar al servicio del ser humano y no al revés” (Exhortación apostólica Christus Vivit). Así, resulta maravilloso el potencial que posee la IA para personalizar el aprendizaje de acuerdo con las necesidades individuales de los estudiantes, adaptando los contenidos a sus ritmos personales. Un informe de McKinsey sugiere que el uso de IA en la educación podría mejorar las tasas de personalización en un 30%, lo cual es una excelente oportunidad para lograr que todos los alumnos mejoren su rendimiento escolar accediendo, por ejemplo, a innumerables recursos educativos para obtener información actualizada y relevante, o participando de simulaciones y programas que generen el trabajo colaborativo y solidario con pares.

“Como dice el Papa Francisco: ‘Debemos asegurarnos de que la tecnología esté alineada con los valores humanos y el bien común’ (Encíclica Fratelli Tutti). Más que nunca, familia y escuela deben educar en equipo”.

Es clave fomentar el pensamiento crítico de los alumnos, enseñándoles a cuestionar y reflexionar sobre la información que encuentran, desarrollando sus capacidades de reflexión, conocimiento personal y discernimiento ético. Puede ser de utilidad para los docentes integrar a sus planificaciones los debates y análisis de casos prácticos sobre el uso ético de la tecnología y el peligro de la deshumanización que puede traer aparejado. Por eso, como dice el Papa Francisco: “Debemos asegurarnos de que la tecnología esté alineada con los valores humanos y el bien común” (Encíclica Fratelli Tutti). Más que nunca, familia y escuela deben educar en equipo.

Recomendaciones útiles para docentes y padres

El trabajo conjunto entre la escuela y la familia es clave para educar y fortalecer las mentes y los corazones de niños, adolescentes y jóvenes. Aquí van algunos tips que pueden ser de utilidad:

1. Educar en el uso responsable de la tecnología

• Escuela: implementar programas de alfabetización digital y organizar talleres para que los estudiantes aprendan el uso ético y responsable de las tecnologías. 
• Familia: fomentar un diálogo abierto y sincero con los hijos acerca de los riesgos y beneficios de la IA.

2. Promover la reflexión ética y el aprendizaje colaborativo

• Escuela: fomentar proyectos que involucren el uso colaborativo de las nuevas tecnologías junto con el trabajo en línea y en tiempo real que permiten muchas plataformas, como medio para promover el trabajo en equipo, la creatividad y la toma de decisiones. 
• Familia: conversar acerca del impacto emocional y social de la IA para que lo novedoso sea medio para formar conciencias éticas, rectas y justas.

3. Fomentar el desarrollo de virtudes humanas

• Escuela: crear aplicaciones educativas que fomenten comportamientos positivos y la práctica de las virtudes humanas a través de desafíos y recompensas.
• Familia: trabajar virtudes como la prudencia, que enseña los riesgos y beneficios del uso de la IA; la justicia, que despierta el uso ético y justo de las tecnologías, respetando la privacidad y el trabajo colaborativo; la templanza, que establece límites saludables; la responsabilidad, que enseña a reconocer y aceptar las consecuencias de las acciones; la gratitud, que permite reconocer, valorar y apreciar las oportunidades que brinda la tecnología; la empatía, que mueve la mente y el corazón para conectarse con personas de diferentes culturas, fomentando el respeto a la diversidad.

4. Acompañamiento y supervisión activa

• Escuela: implementar programas de mentoría virtual a cargo de docentes o estudiantes mayores, generar espacios de estudio y reflexión en todas las asignaturas, invitar a expertos en ética y tecnología para dar charlas y seminarios que brinden una visión más profunda de estos temas.
• Familia: utilizar herramientas de control parental y monitoreo para supervisar el uso de las tecnologías, establecer horarios y espacios para el uso de estas y conversar siempre sobre los contenidos

Como dice un viejo refrán, “Para novedad, lo clásico”. Por eso, insisto en algo que los docentes no deben olvidar: preparar muy bien sus clases, usar más la pizarra, motivar, inspirar, enseñar a pensar. El mejor recurso que tiene el alumno frente a la IA es la buena y constante utilización de sus propias capacidades: observar, pensar, reflexionar. Si a esto le sumamos el trabajo de los padres en el hogar para generar espacios de diálogo y organización del tiempo, resulta un trabajo en equipo fabuloso. La IA es un medio, jamás un fin. Además, ella no piensa en el ser humano, los docentes y los padres sí.

Bibliografía

1. Encíclica Laudato Si, Papa Francisco.
2. Exhortación apostólica Christus Vivit, Papa Francisco.
3. Encíclica Fratelli Tutti, Papa Francisco.
4. Educación de las virtudes humanas, David Isaacs.
5. Public Perceptions of Privacy and Security in the Post-Snowden Era, 2016, Pew Research Center.
6. “Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2020: inclusión y educación”, UNESCO.
7. Una mente infinita, Antonio L. Flores Galea.
8. Inteligencia artificial: guía para seres pensantes, Melanie Mitchell.
9. El sueño de la inteligencia artificial, Gisela Baños.
10. Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano, Mariano Sigman y Santiago Bilinkis.