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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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¿Qué podemos aprender de los sistemas TP del mundo?

Conexión con el mercado, flexibilidad y gran valorización del sector. Hicimos un repaso por los más destacados sistemas de educación técnico profesional a nivel mundial y en nuestro continente. Aquí te lo contamos.

¿Qué podemos aprender de los sistemas TP del mundo?

En palabras de Alejandro Weinstein, gerente de la Corporación Educacional de Asimet, la educación técnico profesional es fundamental. “Entendámoslo bien, los países más desarrollados del mundo –con EE.UU. como excepción– tienen una formación técnica muy masiva y de altísima calidad (Alemania, Japón, Inglaterra, Suiza), y aquellos estados que se han desarrollado mucho en los últimos años han invertido muchísimo en educación técnica y hoy son líderes, entre ellos, Australia, Corea del Sur, Singapur, Israel, Malasia, China, India y un largo etcétera”.

En el caso de la formación en valores, por ejemplo, para Alejandro resulta cada vez más difícil formar a los jóvenes en virtudes, “no hay por dónde ‘agarrarlos’. La gracia de la formación técnico profesional, en ese sentido, es que los alumnos se involucran emocional y personalmente, y desde ahí aprenden valores transversales. A la alumna que le gusta la mecánica automotriz, su profesor de especialidad es quien le traspasa el valor de la puntualidad y el trabajo bien hecho. Esto se acentúa aún más en la formación dual (y en menos medida en la práctica, por lo breve), donde la empresa complementa la formación del joven en competencias transversales”.

En aquellos países que destacan por su formación TP, es posible detectar que la posibilidad de combinar programas es una de las características de los modelos de educación técnico profesional. Según la edición especial Valor País de El Mercurio de enero de este año, “en Canadá, es posible optar desde la enseñanza media por un título técnico junto con el diploma escolar, y los estudiantes de programas de educación técnico profesional en college pueden acceder a títulos académicos tradicionales”. 

El caso de Japón 

Conversamos con Kodama Hiroaki, jefe de Cancillería y consejero de la Embajada del Japón, sobre cómo es la educación TP en su país.

-¿Cuál es el aporte y rol de la educación TP en Japón?

-La formación TP en nuestras escuelas se divide principalmente en dos grandes grupos: instituciones de enseñanza superior, como escuelas técnicas profesionales y universidades, e instituciones públicas de formación profesional. Del mismo modo, después de ingresar a trabajar existen oportunidades para mejorar las habilidades profesionales, tales como capacitaciones al interior de la empresa.

“La educación TP en Japón contribuye significativamente al desarrollo de nuestro país, al formar los recursos humanos necesarios para el mercado laboral”. 

La educación personalizada es una característica de la formación TP japonesa. Contribuye significativamente al desarrollo de nuestro país, al formar los recursos humanos necesarios para el mercado laboral.

-¿De qué manera la formación TP ayuda al desarrollo de jóvenes integrales?

-En las escuelas e instituciones públicas de formación profesional, se
ayuda a los jóvenes a reflexionar sobre sus futuras opciones profesionales y ofrece capacitaciones en diversos campos, como la construcción y la manufactura de productos, por ejemplo, contribuyendo a que los alumnos formados se incorporen y permanezcan en su trabajo sin problemas.

Kodama Hiroaki (a la izquierda) junto a Arsenio Fernández y Alejandro Weinstein, y Hatanaka Takuya (segundo secretario del Depto. Economía y Cooperación Técnica de la Embajada del Japón).

 

-¿Cuál es la relación de la educación TP con el mercado?

-La tasa de desempleo juvenil en Japón es baja en comparación con el resto del mundo, debido al apoyo detallado y adaptado a las circunstancias que nuestro país presta a la educación TP y a los esfuerzos por ofrecer formación en las empresas, tras la incorporación al mercado laboral.

-¿De qué manera definen las mallas curriculares entre el sector privado, el público y los centros educativos?

-En cuanto a las mallas curriculares escolares, el Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología es el encargado de establecer sus bases (Guía de Dirección de Enseñanza).

Respecto a la educación TP, la Organización Japonesa para el Empleo de Ancianos, Personas con Discapacidad y Personas que buscan empleo (Japan Organization for Employment of the Elderly, Persons with Disabilities and Job Seekers, JEED), que depende del Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar, desempeña un papel central en la ejecución de la formación TP. No obstante, además de la educación TP pública, los gobiernos locales y las instituciones educacionales privadas también la imparten.

-¿Existe flexibilidad para escoger entre los distintos programas?

-Existen entidades de educación superior con diversas especialidades y los jóvenes pueden elegir entre ellas en función de sus necesidades individuales.

En la formación técnico profesional se ofrece una amplia variedad de cursos, como capacitación para formar personas que contribuyan a la manufactura de alto nivel, que es la base de la industria, y formación para el sector de servicios, que incluye la atención y cuidado de personas, por lo que los jóvenes pueden tomar cursos de acuerdo con sus necesidades.

 

El caso de Colombia 

Tal como nos cuenta Patricia Forero Londoño, directora de Formación Profesional del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) en Colombia, el nivel de formación que se brinda en el SENA es técnico laboral, no técnico profesional. 

La razón que entrega Patricia es que el aporte de la educación técnica al desarrollo de los países es significativo, ya que proporciona habilidades laborales específicas que son directamente aplicables en los sectores productivos, apoyando en los avances en la tecnología y las metodologías de producción, desarrollando las capacidades necesarias para unas economías más sólidas. “Esto contribuye al crecimiento económico al aumentar la productividad y la competitividad de la fuerza laboral, lo que a su vez impulsa la innovación y el desarrollo tecnológico”, agrega.

Patricia Forero

“El sello distintivo de la educación técnica en Colombia radica en su enfoque práctico y orientado al desarrollo de competencias laborales. El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) desempeña un papel crucial”.

De hecho, explica que los países que invierten en educación técnica tienden a tener una fuerza laboral más capacitada y adaptable, impulsando sectores clave de la economía. Y en ese sentido, la formación profesional integral que ofrece el SENA “concibe la formación como un equilibrio entre lo tecnológico y lo social; comprende el obrar tecnológico en armonía con el entendimiento de la realidad social económica, política, cultural, estética, ambiental y del actuar práctico moral (Estatuto de la Formación SENA)”.

Por tanto, el técnico en la formación profesional integral desarrolla habilidades y capacidades, “lo que les permite adquirir competencias relevantes para el mundo laboral, al tiempo que fomenta el desarrollo de habilidades blandas como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y el pensamiento crítico, que son esenciales para su desarrollo personal y profesional, lo que les permite integrarse de manera más efectiva en la sociedad y contribuir al crecimiento económico”, señala Forero.

-¿Cuál es el sello de la educación técnica en Colombia? 

-El sello distintivo de la educación técnica en Colombia radica en su enfoque práctico y orientado al desarrollo de competencias laborales. El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) desempeña un papel crucial en este sentido, ofreciendo programas de formación profesional integral que están alineados con las necesidades de los sectores productivos.  

El aporte de la formación profesional integral para el país es fundamental, ya que contribuye a cerrar la brecha entre la oferta y la demanda de habilidades en el mercado laboral, promoviendo así el desarrollo económico y social. Igualmente, ocupa un lugar destacado en la agenda política y el plan de gobierno de nuestro país, permitiendo involucrar a sectores sociales en el aprendizaje y facilitar transiciones efectivas de este público al trabajo en los sectores productivos.

Asimismo, Patricia explica que la formación técnica en el SENA está relacionada bidireccionalmente con el mercado laboral, ya que su principal razón es preparar a los aprendices para ocupar puestos de trabajo específicos. “A su vez, las empresas colaboran en la definición de los programas de formación, ofrecen oportunidades de prácticas, participan como coformadores, generan empleo y retroalimentan las habilidades requeridas”.

-¿De qué manera definen las mallas curriculares entre el sector privado, el público y el SENA?

-El SENA no emplea el modelo de mallas curriculares; sin embargo, la formación profesional integral que imparte el SENA se caracteriza por procesos de aprendizaje teórico-prácticos, mediados por pedagogías que integran conocimientos científicos, tecnológicos, técnicos, con elementos conceptuales de comprensión del ámbito social y ambiental, y parten de un diseño basado en competencias. La formación profesional integral entrega una mayor comprensión de los cambios del mercado de trabajo. Esta interacción facilita la calificación y recalificación de los trabajadores en los diferentes niveles, cualesquiera que sean las condiciones laborales y las exigencias tecnológicas y productivas.

Cuenta Patricia que la formación profesional integral ligada al trabajo productivo articula los componentes tecnológico y social, y reconoce la disparidad y desequilibrio que presentan actualmente los distintos sectores productivos y sociales, urbanos y rurales, al interior del país. “La concepción que sobre el trabajo productivo posee el SENA, y que se manifiesta a través de sus programas de formación, parte del análisis de diferentes fuentes de información”.

En todo caso, nos cuenta desde Colombia, que existe flexibilidad para escoger entre los distintos programas.

 

El caso de Chile 

Para Alejandro Weinstein, gerente de la Corporación Educacional de Asimet, es un hecho que Chile necesita más y mejores técnicos, ya que existen demasiados profesionales sobrecalificados o sobreofertados, “pero en todos los sectores productivos se ven requerimientos diversos de técnicos. Es en la educación técnica donde muchos jóvenes ven un espacio en el que pueden formar sus talentos y preparar un desarrollo de carrera realista. Muchos alumnos se aburren de las clases tradicionales científico humanistas, pero ven en la TP un espacio distinto, donde ocupan sus talentos y sus manos, y ven que pueden ser productivos en cosas que les llaman la atención. Cuando tenemos un problema país por el ausentismo crónico, la TP es parte interesante de la solución”. 

-En Chile, ¿cómo definirías la relación de la educación TP con el mercado?

-Muy heterogénea, lamentablemente. La relación de la educación con la industria, aunque suene obvio, depende de dos actores y los dos tienen que estar disponibles a colaborar. Tenemos muchos –pero lamentablemente no todos– liceos TP que de verdad quieren relacionarse con las empresas y se abren a escucharlas. Hay algunos otros establecimientos TP que no tienen las capacidades organizacionales o simplemente la convicción de entender que el vínculo con las empresas no es solo enviarle a un alumno de práctica, sino que eso es el fruto de una relación más profunda. Por el otro lado, vemos que hoy hay más que nunca empresas que se abren a la educación TP y que se dan cuenta de que su aporte a la educación es algo estratégico y de sostenibilidad de largo plazo. Muchas organizaciones se han percatado de que deben aportar al desarrollo de las comunidades y que formar a jóvenes es una ganancia mutua. Existen también algunos pocos ejemplos que ven como un “cacho” recibir practicantes y no se quieren complicar. 

Alejandro Weinstein

“Muchos alumnos se aburren de las clases tradicionales científico humanistas, pero ven en la TP un espacio distinto, donde ocupan sus talentos y sus manos, y ven que pueden ser productivos en cosas que les llaman la atención. Cuando tenemos un problema país por el ausentismo crónico, la TP es parte interesante de la solución”. 

-Respecto a las mallas curriculares entre el sector privado, el público y los centros educativos, ¿de qué manera definirías este aspecto en nuestro país? ¿Existe en Chile real flexibilidad para escoger entre los distintos programas?

-Aquí hay tres temas que se mezclan un poco. Lo primero es que para los liceos es muy complejo y costoso cambiarse de especialidad, hay que cumplir con una permisología extensa, está el desafío de los profesores –qué hacer con los de la especialidad que se acaba y de dónde sacar los de la nueva– y los costos asociados a los nuevos requerimientos de infraestructura y equipamiento. Otro tema distinto es cómo adaptar o flexibilizar los currículos vigentes, y aquí en cambio es muchísimo más fácil de lo que parecería. El currículo vigente establece que los módulos se pueden modificar en un 20% y además hay seis horas de libre disponibilidad, por lo que si un liceo quiere innovar, puede hacerlo. De hecho, es muy curioso que los mismos equipos directivos se autolimitan en esto. Un tercer aspecto es la participación de las empresas y el rol del Mineduc en la creación de los currículos. El ministerio define las especialidades y crea los currículos con “consulta” al sector productivo, lo que es muy insuficiente. Las empresas deberían tener un rol más activo, pero la verdad es que tampoco están preparadas para hacerlo. Se requiere un trabajo más permanente y colaborativo entre el sector público y el productivo para la creación y actualización de los currículos TP.

 

El modelo vasco en España 

Nos cuenta José Ramón Gómez, investigador en redes operativas de sistemas de aprendizaje de alto rendimiento de Tknika, cómo “el Gobierno Vasco tiene transferida la competencia de educación desde el Estado español, y por lo tanto nuestro ámbito de influencia es exclusivamente el País Vasco. En este sentido, la educación TP es una apuesta estratégica para el Gobierno Vasco y, por ello, nuestro tejido industrial está compuesto principalmente por pequeñas y medianas empresas que trabajan mayoritariamente en el sector productivo. Por consiguiente, en este contexto es importante la preparación de los profesionales que van a trabajar en dichas empresas”. 

 “El rol que cumplimos dentro de este ecosistema es el de acelerar la innovación en las pequeñas y medianas empresas a través de los centros de formación profesional. Dicho de otra forma, preparar a los futuros trabajadores en las nuevas tecnologías y técnicas para que lleven este conocimiento a las compañías en cuanto se incorporen a ellas”.

-¿Cuál es el modelo que ustedes implementan respecto de la relación de la educación TP con el mercado? 

-Este proceso se realiza en varias fases. Por una parte, existe el IVAF (Instituto Vasco de los Aprendizajes Futuros), que es el encargado de elaborar los DCBs (Diseño Curricular Básico) para el País Vasco, a partir de los decretos que publica el Ministerio de Educación de España. Para hacer este trabajo cuenta con personal propio, pero también tiene la ayuda de docentes de los centros de formación profesional expertos en cada especialidad, los cuales están en contacto directo con las empresas y, por lo tanto, conocen de primera mano las necesidades de las mismas.

José Ramón Gómez

Tknika es un centro impulsado por el Gobierno Vasco de España que ha revolucionado la forma de trabajar, al poner por delante el trabajo en red y el esfuerzo por buscar soluciones innovadoras a los diferentes problemas.

En la medida que desde Tknika estamos fomentando el modelo de aprendizaje Ethazi (Aprendizaje colaborativo basado en retos), cada equipo docente adapta la información que aparece en el DCB a su contexto industrial más próximo y a las características de su propia escuela, diseñando los retos que el alumnado deberá de afrontar durante todo el curso escolar. 

-¿Tienen flexibilidad para escoger entre los distintos programas?

-La flexibilidad es un concepto que llevamos trabajando desde hace muchos años. Por ejemplo, es bastante sencillo escoger entre distintos programas o incluso hacer uno de una forma más relajada, es decir, completar en cuatro o cinco años uno que normalmente puede tardar dos años. Es lo que conocemos como oferta parcial. También se ha facilitado mucho el poder hacer un programa de grado superior después de terminar uno de grado medio. Pero con la nueva ley de formación profesional que se acaba de aprobar, los centros de formación profesional van a tener todavía mucha más flexibilidad. Van a poder, por ejemplo, ofertar módulos (asignaturas) sueltos o incluso parte de estos módulos (es lo que conocemos como Resultados de Aprendizaje). Van a poder impartir formación en el horario que estimen oportuno, incluso noches o fines de semana, etc.

Además, desde que incorporamos la modalidad de formación dual, hay miles de alumnos que compatibilizan el tiempo que permanecen en la escuela y el que están en las empresas de una forma totalmente flexible y adaptada a cada situación. Desde luego, la flexibilidad es un concepto muy importante hoy en día.

-¿Qué aportes realizan respecto de la formación de los jóvenes? 

-Para nosotros es de suma importancia que la formación de los jóvenes hoy en día sea integral, es decir, que además de las competencias técnicas propias de cada especialidad, se trabajen también lo que actualmente conocemos como competencias transversales. Todo esto lo estamos haciendo de forma conjunta a través de nuestro modelo Ethazi.

Hay muchos desafíos a los que nos vamos a tener que enfrentar en el futuro en el País Vasco. Uno de ellos podría ser la falta de relevo generacional que puede llegar a darse debido a la baja natalidad que tenemos, lo que nos va a obligar a tener que cualificar a muchas personas inmigrantes que ya están llegando a esta zona. En segundo lugar, responder a todos los cambios tecnológicos que están ocurriendo. Hablo de robótica o inteligencia artificial, por ejemplo. Esto nos va a obligar a tener que cualificar y/o recualificar a muchas personas, ya que al mismo tiempo que algunos puestos de trabajo desaparecerán, surgirán otros nuevos empleos que deberán de ser ocupados. Y por supuesto, en nuestro caso, conseguir que prácticamente la totalidad del alumnado del País Vasco se forme con el modelo Ethazi, ya que creemos es el que mejor se adapta a las necesidades del futuro. 

 

El caso de Alemania, Suiza y Finlandia

Hoy en Alemania, la clave del éxito de la ETP está en su carácter dual. Los estudiantes realizan el 70% de su formación en la industria y el 30% en la escuela, lo que permite una rápida inserción laboral; el 68% de los alumnos del sistema dual terminan trabajando en la misma empresa donde fueron capacitados. 

En Finlandia, por su parte, la educación técnico profesional es tremendamente valorada, el 90% de la sociedad piensa que es de alta calidad y el 40% de los estudiantes entra a estos programas terminada la educación básica. Una de sus claves es la flexibilidad: “Al iniciar los estudios se genera un plan personalizado para que cada alumno se enfoque en adquirir los conocimientos que no posee, pero que necesitará para lograr sus metas; como aquello que ya saben, no debe ser estudiado. Mientras los alumnos más avanzan en sus conocimientos, más cortos son sus estudios y el avance curricular se hace a través de las certificaciones de Enseñanza Media Técnico Profesional”, según revela la edición especial Valor País de El Mercurio de enero de este año.

Respecto del modelo de educación técnico profesional suizo, se señala que es similar al alemán, ya que combina la teoría y la práctica en un sistema dual y se implementa su alianza entre la Confederación Suiza, los gobiernos locales y las instituciones ETP. 

“La opinión pública valora este modelo al mismo nivel que la enseñanza universitaria tradicional, y muchos decisores y líderes de la industria son técnicos profesionales, lo que contribuye a esta buena percepción. En una entrevista en Forbes, Jerome Jolie, de la Secretaría de Estado de Educación, indicó que en Suiza nos gusta usar la imagen del sector privado sentado al volante del autollamado sistema técnico profesional suizo. El sector privado define y actualiza los currículos de la educación técnico profesional según las necesidades laborales y, dado el sistema dual, los implementan en la práctica y aportan financiamiento. Por todo esto, la participación en la ETP es alta; dos de cada tres estudiantes de educación media está en algún tipo de educación técnico profesional y el 80% lo hace en instituciones que funcionan bajo el modelo dual”, señala la misma publicación. 

 

El caso de Países Bajos

Según la edición especial Valor País de El Mercurio, la educación técnico profesional juega un rol vital en los Países Bajos, “ya que el 69% de los estudiantes de enseñanza media cursa estos programas, cifra mucho más alta que el promedio de las naciones de la OCDE (44%)”. 

Asimismo, se señala en la publicación que la vinculación con la empresa ha sido siempre una prioridad, “lo que explica que las perspectivas laborales estén entre las más altas registradas: 93% de los graduados de ETP estaba empleado en el 2022, superando el promedio de la Unión Europea, de un 80%”. 

En tanto, en el año 2022, el gobierno de ese país lanzó una nueva agenda en esta materia, que busca “reforzar la igualdad de oportunidades y mejorar aún más la conexión con el mercado laboral, entre otras cosas. Para ello, los Ministerios de Educación y Trabajo sellaron un convenio de prácticas y pasantías entre el sector educativo y el empresarial, con el fin de estimular la creación de vacantes laborales”. Agrega que, desde el año 2023, “las instituciones educativas pueden solicitar subvención para crear planes de formación desde la enseñanza media inicial hasta la educación técnico profesional o educación superior, con la meta de garantizar acceso fluido a programas en los sectores que más lo requieren, como tecnología, vivienda o salud, destinando para ello 150 millones de euros”.

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