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Regístrate y accede a la revistaEl avance y su impacto es cada vez mayor, también en el ámbito educativo. Por ello, es crucial educar a docentes y alumnos sobre estas herramientas para que hagan un uso responsable, eficiente y ético de ellas, nos comenta en esta entrevista el profesor invitado del Massachusetts Institute of Technology y presidente de la Fundación Cruzando. Fábrega se presentó recientemente en nuestro VI Conversatorio "Hablemos de Educación", Inteligencia Artificial en la sala de clases. La sesión completa estará disponible en los próximos días.
Para el experto Rodrigo Fábrega, la inteligencia artificial (IA) “es una tecnología y, como tal, su aporte es proporcional al conocimiento de quien la usa. Si sabes usar una bicicleta, puedes llegar muy lejos; si no sabes, puedes caerte gravemente. La mejor forma de aprovechar la IA es incorporarla desde la escuela. Son los docentes los únicos que pueden hacer esto”.
En sus inicios, la inteligencia artificial se concebía como una metodología para pensar sobre formas de conocer. “Así lo pensaba Seymour Papert a comienzos de los años 60, uno de los pioneros en ver el potencial educativo de la IA. Entonces, cuando Fidel Oteiza en la USACH, en los 80, lideraba uno de los cinco grupos en el mundo que estaban usando Prolog, un lenguaje de IA, la idea principal era pensar cómo pensar. Así, cada vez que un estudiante hacía un programa en Prolog, generaba una estructura que era homóloga a una teoría matemática”, señala el profesional.
https://www.youtube.com/watch?v=eOfU5z99RYM
En todo caso, en opinión de Fábrega, “la inteligencia artificial generativa (IAG) es distinta y, pienso, ofrece para la educación tres desafíos. El primero: podemos ser más eficientes usando IAG. Un docente destina casi la mitad de su tiempo a tareas que son automatizables; entonces, hay que ser rápidos en adoptar la tecnología para quitarnos de encima el trabajo rutinario administrativo. Segundo: podemos volver a pensar en cómo pensamos, cómo aprendemos, cómo ofrecemos a los estudiantes un ambiente diseñado para querer aprender. Esto se trata de un cambio que requiere una conversación lenta en la base de ¿qué significa educar? ¿Cómo aprendemos? Se trata, de alguna forma, de sumarle a la didáctica una versión un tanto olvidada”.
“La responsabilidad de preparar a niños y jóvenes para enfrentar el futuro recae en la escuela. Dado que la presencia de la IA en el futuro será cada vez mayor, es crucial educarlos sobre estas herramientas para que hagan un uso responsable, eficiente y ético de ellas”.
Comenio (teólogo, filósofo y pedagogo nacido en la actual República Checa), en su magistral obra Didáctica Magna, explicaba que la didáctica tenía varios componentes: los sistemas, los métodos y la matética (rama de la didáctica que se dedica al estudio del aprendiz y su contexto intelectual y espistemológico). “Este último es potenciar el arte de aprender y allí ahora, teniendo una herramienta como la IA, es posible cambiar la dinámica de la sala de clases. El tercer desafío es retomar el hecho de que la IA es una herramienta para que los estudiantes sean quienes enseñen a una máquina obediente a llevar a cabo ciertas tareas. Esto es retomar la idea de la IA como un ejercicio cognitivo”, agrega.
Con respecto a las limitantes, a juicio de Rodrigo Fábrega, no son los docentes quienes las tienen. “La escuela fue creada como parte del desarrollo de la sociedad industrial, entonces, tienes una escuela, asignaturas, horario, currículo, objetivos, texto… es decir, le dices al docente: usted hace esto y lo vamos a evaluar. En ese esquema es difícil ser creativo”.
En opinión del presidente de Fundación Cruzando, a los docentes no les caben más actividades en su agenda. “La escuela actual ha sido tremendamente exitosa como institución para llegar a donde estamos. De hecho, el profesor que está leyendo esto, lo más probable es que tenga mejor educación que sus padres y ellos que sus abuelos”.
Sin embargo, en opinión de Fábrega, se necesita un cambio en la estructura de esta institución, ya que es difícil responder a los desafíos de la sociedad del conocimiento. “La escuela tiene que ir al futuro; cuando vas a la escuela, tienes que ir al futuro. Y en eso la IA tiene un muy buen aporte que hacer, pues cada día vamos a convivir más con ella y lo más democrático es que desde la escuela podamos aprender acerca de la ética y de su uso”.
-¿Cómo serán las carreras y la escuela del futuro?
-Piaget (psicólogo, epistemólogo y biólogo suizo) se dio cuenta de que lo más importante era preguntarse: ¿quién quiere conocer? Así, en su Instituto de Epistemología Genética, investigadores de todo el mundo llegaron a Ginebra en los años 50 para contribuir, desde distintas disciplinas, a esta pregunta. Desde el punto de vista educativo, lo interesante es que podemos diseñar una educación en la que los niños sean epistemólogos de sí mismos, es decir, que tengan conciencia de cómo aprenden.
El enfoque construccionista sostiene que son los niños quienes construyen su conocimiento y que aprenden haciendo. Las carreras del futuro van a requerir formar personas creativas; cultivar la creatividad será uno de los desafíos más importantes de la educación.
He estado los últimos años en el Lifelong Kindergarten del MIT Media Lab, donde sostenemos que la escuela debería parecerse más a un jardín de infancia que a una sala de universidad. Debería ser prekínder, kínder y luego postkínder. Recientes estudios en Neurociencia han demostrado que aprender creativamente tiene una alta densidad intelectual.
La escuela ha respondido con los FabLabs, lugares donde los estudiantes pueden crear, inventar e innovar. Pero, ¿por qué esperar hasta los últimos años de la educación obligatoria para volver a tener un espacio abierto? Pienso que la escuela seguirá teniendo un rol central dentro de la sociedad, insustituible, pero su diseño interno va a cambiar en lo físico y comportamental.
-¿Qué rol juegan la innovación y el pensamiento creativo?
-Es fundamental generar el deseo de aprender. ¿Por qué le interesaría a un alumno estudiar el aparato de Golgi un martes a las 10 de la mañana? Alguien podría argumentar que es simplemente porque el programa lo indica. Sin embargo, este enfoque ya no es tan efectivo como antes, dado que la abundancia de estímulos y alternativas disponibles hacen que aprender mediante la creación sea más atractivo que recibir instrucciones de manera unilateral.
El espiral del pensamiento creativo se inicia con la imaginación, que no es más que la capacidad de combinar elementos conocidos. A continuación, se requiere materializar lo imaginado para experimentar con lo construido a través del juego y compartir. Con estos elementos, podemos reflexionar sobre lo desarrollado y volver a imaginar cómo mejorar. Este enfoque es posible de aplicar para entender los números, descubrir las reglas de la puntuación, tocar la flauta, donde los educadores son diseñadores de experiencias para aprender.
-¿Cómo debemos preparar a los alumnos del mañana?
-Un aspecto crucial de la IA en la educación es que, sin un currículo definido, su implementación resulta desafiante. Por primera vez en la historia tenemos disponible una tecnología al mismo tiempo en todo el mundo, estoy seguro de que en Chile vamos a tomar esta oportunidad.
Existe material en español especialmente dedicado a la escuela; el MIT desarrolló un currículo llamado “Día de la Inteligencia Artificial” (www.diadelainteligenciaartificial.org), que brinda a docentes la oportunidad de enseñar sobre IA.
Otro ejemplo son los cursos de Inteligencia Artificial de la iniciativa Jóvenes Programadores, de BiblioRedes
www.jovenesprogramadores.cl, que, incluso antes del auge de ChatGPT, ya ofrecía cursos disponibles para la comunidad educativa y el público en general.
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