El artista Luis Molinari Flores (Guayaquil, 1929-2022) fue una figura destacada en el panorama del arte ecuatoriano del siglo XX. Su obra, profundamente influenciada por el movimiento constructivista y la abstracción geométrica, representa un puente entre la tradición y la modernidad, marcando un hito en la evolución del arte latinoamericano. La geometría, como temática recurrente en su obra, se convierte no solo en un recurso estético, sino también en un vehículo de expresión y significado. 

La obra de Molinari se caracteriza por el uso riguroso de formas geométricas, donde cada línea, color y forma no están ubicados al azar, sino que obedecen a un meticuloso cálculo y a una profunda reflexión sobre la composición. Sus cuadros, a menudo compuestos por cuadrados, rectángulos y otros polígonos, revelan una fascinación por el equilibrio y la armonía que pueden derivarse de la precisión matemática. Molinari logra, a través de esta precisión, no solo un impacto visual inmediato sino también una resonancia emocional con el espectador, invitándolo a una meditación sobre el orden y la simplicidad. El color juega un papel fundamental en la obra de este artista, ya que es empleado no solo como un elemento decorativo, sino también como una herramienta para profundizar la interacción entre las formas geométricas. Los contrastes cromáticos y las transiciones sutiles sirven para enfatizar la dinámica entre los elementos compositivos, creando ilusiones de profundidad y movimiento, ya que entendió el color como una dimensión esencial de la geometría, capaz de transformar una composición estática en una experiencia vibrante y dinámica.

Molinari fue un pionero en el uso de la abstracción geométrica para explorar y comunicar conceptos complejos sobre el espacio, el tiempo y la existencia. Su obra invita a la contemplación, ofreciendo al espectador un espacio para la reflexión. A través de la simplicidad, logra evocar cuestiones fundamentales acerca de la naturaleza humana y el cosmos, demostrando que la geometría, lejos de ser fría y emocionalmente distante, puede ser profundamente emotiva y filosófica.

Sugerencia de actividad:

Reunir a los estudiantes para observar algunas imágenes de las obras del artista, motivando el diálogo mediante algunas preguntas, tales como: ¿qué es lo que vemos? ¿Qué colores utilizó el artista? ¿Por qué habrá escogido estos colores? ¿Qué formas geométricas utiliza? ¿Qué pueden imaginar al ver estas obras? ¿Qué ocurre si ponemos estos colores uno al lado del otro? ¿Cambian si variamos el lugar?, etc.

Posteriormente, invitar a los estudiantes a realizar un módulo geométrico, es decir, una estructura formada por polígonos planos que cubren una superficie sin dejar huecos. Cuando tengan ese módulo terminado, aplicar algunas pruebas de color para experimentar la relación y vibración entre ellos. Y finalizar replicando el módulo las veces que ellos deseen, para construir una composición mediante la repetición y la geometría. 

Para finalizar, reunir a los estudiantes y observar las obras realizadas, para hablar sobre ellas y las decisiones que tomaron al crear sus diseños.