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Dic 2024 - Edición 289

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“Juan de Dios Vial Larraín fue una figura destacadísima en el medio académico y cultural chileno”

Conversamos con Alejandro Vigo, académico de la Uandes y editor del libro Obras. Juan de Dios Vial Larraín, el primero de cuatro volúmenes que recoge parte de su legado, con sus interpretaciones y comentarios de Platón, Aristóteles y Descartes, lanzado recientemente.

Por: Marcela Muñoz
“Juan de Dios Vial Larraín fue una figura destacadísima en el medio académico y cultural chileno”

Juan de Dios Vial Larraín

En este primer de cuatro volúmenes, se recogen las interpretaciones y comentarios de Platón, Aristóteles y Descartes del destacado filósofo chileno. Una publicación que se lanza justo en el centenario de su nacimiento, y una oportunidad para relevar su trayectoria y amplitud de sus quehaceres y su pasión, estrechamente vinculada a la investigación y a la docencia. 

Juan de Dios Vial Larraín fue profesor de filosofía en la Universidad de Chile, en la Pontificia Universidad Católica de Chile y en otros planteles de educación superior como la Universidad de los Andes. Junto con ello, fue delegado de Chile a la Asamblea de la OEA en Washington, vicepresidente del Instituto Goethe, secretario del Consejo Superior de la Universidad Católica y rector de la Universidad de Chile.

Su vasta trayectoria se inicia cuando, luego de realizar sus estudios en el Colegio San Ignacio en 1942, ingresa a la carrera de Derecho en la Universidad Católica y, paralelamente, decide estudiar Filosofía. Ya en el año 1950 se titula como abogado y, si bien ejerció la abogacía por algún tiempo, su corazón estaba en el mundo de la filosofía. 

-¿Cuál es el principal aporte del libro al estudio de la filosofía?

-Este libro es la primera parte del primer volumen de la edición de las obras de Juan de Dios Vial Larraín. Contiene las tres principales monografías dedicadas a la interpretación de tres autores fundamentales de la tradición metafísica: Platón, Aristóteles y Descartes. Se trata de textos interpretativos de esos autores, pero que a la vez proporcionan la base de lo que años más adelante intentó desarrollar como su propia visión acerca del desarrollo de la metafísica, desde los griegos, en particular, Platón y Aristóteles, hasta Heidegger, pasando por Descartes y Kant. Las tres monografías pueden leerse, pues, de dos modos diferentes, pero complementarios: como interpretación de los autores estudiados y como pasos preparatorios de la visión que Juan de Dios Vial Larraín desarrolla en obras posteriores.

 

-¿De qué manera obras como estas permiten acercar el mundo de la filosofía a los docentes?

-Varias obras de Juan de Dios Vial Larraín –en particular, los comentarios incluidos en la segunda parte del primer volumen, que ya está impresa y pronto llegará a Chile– tienen una intención que incluye la dimensión didáctica y, de hecho, han sido usadas durante largo tiempo en la docencia universitaria, hasta el presente. Es de esperar que la nueva edición reavive esa presencia.

-¿Cuál es la trascendencia de esta obra, considerando que en la ceremonia de lanzamiento logró reunir a los rectores de reconocidas universidades del país?

-Juan de Dios Vial Larraín fue un intelectual de gran prominencia, una figura destacadísima en el medio académico y cultural chileno. Su actitud ajena a todo sectarismo, abierta al diálogo, sobre todo, desde la diferencia, y su capacidad para entender y hacerse entender explican el poder de convocatoria de su figura, incluso actualmente. Hay que tener en cuenta que fue amigo y colega de buena parte de los intelectuales, filósofos y científicos de su tiempo, y que tuvo alumnos y tesistas de las más diversas orientaciones, algunos de los cuales son hoy académicos de primer nivel, que gozan de amplio reconocimiento en el medio local.

Para Alejandro Vigo, Vial Larraín no era el típico investigador actual, era un intelectual con una formación mucho más general, de una comprensión muy amplia de lo que es el saber. “Imponente, él leía literatura antigua. En su biblioteca estaba toda su colección de la tragedia griega; era un hombre que no tenía ese sesgo de la especialización que embrutece”.

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