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Oct 2024 - Edición 287

Acciones para una sana convivencia escolar

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¿Qué, cuándo y cómo innovar?

Les preguntamos a quienes han innovado en colegios TP, de qué manera han logrado desarrollar ese tipo de proyectos para transformarlos en acciones pedagógicas que incorporan tecnología y desarrollan otras habilidades en los estudiantes.

Por: Marcela Muñoz
¿Qué, cuándo y cómo innovar?

Una de las metodologías que se busca que conozcan y adhieran los alumnos del Liceo Bicentenario Padre Nicolás de Vilcún, ubicado en la Región de la Araucanía y que pertenece a la RED Irarrázaval, es justamente la de aprender por medio de retos, nos cuenta su director, Alejandro Roa. “Esta metodología tiene como objetivo desarrollar aprendizaje en los estudiantes mediante un reto, donde es indispensable incorporar habilidades de trabajo colaborativo y el uso de TIC que permitan el desarrollo de la alfabetización digital de los estudiantes”.

Los alumnos, cuenta el director, crearon un proyecto que consiste en un “sistema de riego automático sustentable, que contempla el uso de tecnologías y que tiene como objetivo regar una huerta con agua lluvia recolectada en un estanque, que además utiliza la tecnología para administrar el flujo del caudal de acuerdo con las necesidades de la plantación y los niveles de humedad presentes en el suelo”. 

Alejandro Roa: Director del Liceo Bicentenario Padre Nicolás de Vilcún, que pertenece al Magisterio de La Araucanía y forma parte de la RED Irarrázaval. 
“Es centralmente un proceso que busca introducir cambios en las prácticas vigentes, y se  genera a partir de una actitud que instala una nueva cultura en la comunidad educativa”.

Iniciativas como esa, señala Roa, permiten entender en la práctica “cómo la innovación educativa comienza por ser una acción pedagógica que rompe con lo tradicional, incorpora tecnología y tiene la intención de desarrollar otras habilidades en nuestros estudiantes”. 

De hecho, cuenta Alexandra Uribe, investigadora de Elige Educar, que “la innovación es centralmente un proceso que busca introducir cambios en las prácticas vigentes, y se genera a partir de una actitud que instala una nueva cultura, planteando preguntas con el fin de renovar, ajustar y mejorar permanentemente el accionar en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Además, creemos que los procesos de innovación educativa deben considerar a los estudiantes como protagonistas, despertando intereses y habilidades enfocados en los desafíos actuales”.

Explica que dentro de los currículos establecidos “existe cierto espacio para la innovación, considerando que esta puede tomar diversas formas y aplicarse a distintos elementos de las comunidades educativas, porque la experiencia de aula puede ser distinta en cada establecimiento. Por ende, cabe la posibilidad de innovar a la hora de aplicar el currículo, sobre todo considerando las características del área profesional en la que entrarán estos jóvenes y el potencial que tienen para conectar con sus comunidades”. 

Sin desmedro de lo anterior, señala José Miguel Vergara, también investigador de Elige Educar, que hay que considerar que “los liceos, muchas veces viven realidades complejas relacionadas con vulnerabilidades económicas, falta de recursos y de tiempo para embarcarse en nuevos proyectos. Siempre hay espacio para aumentar el apoyo y respaldo a los docentes para que puedan llevar a cabo iniciativas innovadoras”.

En esa misma línea, las cifras obtenidas de la encuesta “Situación de docentes y educadores en contexto de pandemia, tercera versión”, aplicada a principios del año 2021 a 2.587 profesores, revelan que, “del total de docentes, se observa mayor innovación educativa declarada en docentes mujeres: por un lado, un 81,3% de las profesoras ha innovado en el modo de evaluar versus un 78,8% de los profesores, habiendo diferencias significativas entre ambos en un 95% del nivel de confianza”. 

Además, “ante las dificultades y facilidades producidas durante la pandemia al momento de enseñar, un 54,4% de las mujeres innovan contra un 49,8% de los hombres que innovaron en estas circunstancias, siendo también significativo a un 95% del nivel de confianza”, señala la encuesta antes mencionada.  

En todo caso, para los docentes, buscar innovar con proyectos que motiven a los alumnos de Educación Media Técnica Profesional (EMTP) no es una actividad exenta de riesgos. “Es un camino que hemos decidido sortear y otros docentes de nuestro centro educativo ya han arrancado en la innovación pedagógica”, advierte Alejandro Roa.

Alexandra Uribe:  Investigadora de Elige Educar.
“Toda innovación es un cambio, pero no todo cambio es innovación”.

De hecho, cuenta Cristián Venegas, ingeniero en ejecución en electricidad, constructor civil y coordinador del Centro de Innovación Tecnológica (CIT) del Liceo Bicentenario de Excelencia Padre Oscar Moser de Padre Las Casas (Región de la Araucanía) y que pertenece a la RED Irarrázaval, que, “si bien es cierto que en colegios y liceos se realiza una búsqueda constante para mejorar la calidad de la educación, utilizando de menor a mayor medida prácticas innovadoras dependiendo del establecimiento, en la práctica no se logran resultados significativos o de gran impacto, debido a que existe una descoordinación de esfuerzos entre los docentes, el equipo directivo y el sostenedor”. 

Dice Venegas que no es un tema de voluntades, ni de visiones, sino más bien una desprolijidad en la ejecución y/o implementación, tales como: “Metas o hitos no cuantificables: en las planificaciones se deben utilizar logros cuantificables, ya sea un número o porcentaje de estudiantes que desarrollarán una experiencia pedagógica innovadora. Generalmente se realizan objetivos muy ambiguos, tales como fomentar el uso de metodologías activas en nuestras asignaturas”. 

Qué es innovar 

La clave es entender que las ganas por innovar están, sin embargo, es crucial definir qué se entiende o qué objetivos de aprendizaje se buscan al implementar alguno de esos proyectos.

Señala Alexandra, de Elige Educar, que “toda innovación es un cambio, pero no todo cambio es innovación y que, por ejemplo, la tecnología es un medio, y puede ser uno muy importante, sin embargo, no es un fin: se puede ser innovador con o sin tecnología”.

Pese a ello, la innovación tecnológica ha tomado gran importancia en las últimas décadas, logrando que internet y las nuevas herramientas tecnológicas se transformen en aliados de los docentes en las salas de clases, cobrando especial importancia con la pandemia del Covid-19. La encuesta “Situación de docentes y educadores en contexto de pandemia, tercera versión” reveló también que los profesores utilizan con alta frecuencia las TIC para realizar sus clases, a través de distintas plataformas educativas –Nearpod, Google Classroom, Khan Academy, Moodle, ¡Kahoot! Padlet, entre otras—, apps –Quizizz, Socrative–, softwares y redes sociales. En los últimos años, el profesorado ha innovado metodológicamente a través de un mayor uso de esas herramientas tecnológicas, afirma la investigadora de Elige Educar. 

Asimismo, explica Cristián Venegas que “innovar es una invitación a crear, mejorar y renovar, y las posibilidades de innovar en la EMTP son muchas, tanto en las especialidades del área tecnología como las del área de servicios, o cuando, por ejemplo, se proponen el logro de aprendizajes a través de un reto”.

Se trata de un camino lleno de posibilidades, que incluye, por ejemplo, “el poder trabajar los objetivos de aprendizaje de la asignatura de educación ciudadana por medio de la construcción de una campaña política, articulando con la asignatura de Lenguaje, para que los documentos realizados queden bien redactados”, dice Venegas.

José Miguel Vergara: Investigador de Elige Educar.
“Los liceos, muchas veces viven realidades complejas relacionadas con vulnerabilidades económicas y, por ello, siempre hay espacio para apoyar a los docentes para que puedan llevar a cabo iniciativas innovadoras”.

También, en la especialidad del rubro tecnológico y en la asignatura de Tecnología, implementando retos que inviten a los estudiantes a buscar mejoras en sus entornos: “Los alumnos son capaces de construir ciudades funcionales a través de sus conocimientos y experiencias, debido a que hoy en día existen distintas problemáticas y son ellos quienes están facultados para brindar soluciones tecnológicas que permitan un mejor vivir”, reafirma Cristián Venegas.

En esa línea, Ken Robinson, destacado educador, escritor y conferenciante británico, señala que las escuelas matan la creatividad debido a que se castiga el error. Por otro lado, Venegas explica que Picasso señalaba: “Todos los niños nacen artistas; el problema es seguir siendo artistas mientras crecemos”. 

Por ello, “la creatividad, el liderazgo y la proactividad son los agentes que marcarán diferencias en la sociedad y es imperante realizar hoy acciones que busquen el desarrollo de estas aptitudes en nuestros estudiantes”, agrega el coordinador del CIT del Liceo Bicentenario de Excelencia Padre Oscar Moser.

De hecho, “si visualizamos los cambios en estos últimos 100 años, podemos ver las transformaciones radicales en la sociedad, pero el formato de clases sigue siendo el mismo desde hace un siglo: la formación de las mesas detrás de un catedrático apoyado en un pizarrón para que, finalmente, los estudiantes sean evaluados por medio de una prueba escrita. Dicho esto, no creo que deberíamos abandonar las clases expositivas, pero sí es necesario hoy en día buscar e implementar clases en donde desafiemos a los estudiantes constantemente a pensar, a buscar soluciones creativas y a ligar los objetivos de aprendizajes con escenarios en donde los ocuparán”, explica Venegas.  

Pero cuidado, porque advierten los expertos que innovar no es solo y únicamente emplear nuevas tecnologías. “Si nos basamos en la etimología de innovar, que viene del latín innovare y que se traduce como renovar o mejorar, podemos decir que no significa únicamente ‘implementar tecnologías’, sino más bien es una acción de renovar, y esto se puede realizar de diferentes maneras, a través de la reflexión, el análisis y una ejecución de soluciones de forma prolija para, finalmente, realizar conclusiones y metacognición”, explican desde el Centro de Innovación. 

De hecho, para Cristián Venegas, “preparar a nuestros técnicos profesionales para un futuro eventual o desconocido es erróneo, ya que la incógnita del futuro es imprecisa, teniendo en cuenta que no podemos formar a los futuros técnicos sobre la base de las experiencias y necesidades actuales, pues enseguida estarán desfasadas”. 

Explica el coordinador del CIT que “dentro de la educación es vital dar protagonismo y fomentar la creatividad, llegar a considerarla algo básico como la alfabetización. La educación que conocemos castiga el error, por lo que indirectamente las escuelas y liceos matan la creatividad. Asimismo, las experiencias de innovación pedagógica deben abordar el desarrollo de objetivos de aprendizajes y habilidades transversales. Por esta razón, se debe comenzar hoy a realizar experiencias innovadoras en los colegios y no esperar a que estén las condiciones ideales”. 

Cristián Venegas: Coordinador del CIT del Liceo Bicentenario de Excelencia Padre Oscar Moser de Padre Las Casas, que pertenece al Magisterio de La Araucanía y forma parte de la RED Irarrázaval. 
“Las experiencias pedagógicas de aprendizajes basados en retos generan la necesidad de aprender para darle solución a la problemática planteada y eso produce un aprendizaje significativo en los estudiantes”.

Las experiencias pedagógicas realizadas en el CIT, dice Venegas, buscan contribuir al desarrollo del perfil del estudiante, generando en ellos aptitudes diferenciadoras en el mundo laboral, tales como liderazgo, productividad, puntualidad, autodisciplina, entre otras.

En esa misma línea, señala Alejandro Roa que fue clave el rol del equipo directivo y técnico pedagógico del establecimiento de Vilcún, porque al ser los primeros convencidos de que la educación requiere ajustes y cambios, se produce un efecto contagio en los distintos actores de la comunidad educativa. “En adelante, el proceso de concientización y profesionalización docente en metodologías de aprendizaje activo y el conocimiento de nuevas formas de enseñanza permitieron fortalecer las competencias pedagógicas para, paulatinamente, gestionar ciertos cambios”.

Cómo innovar 

Para lograr esos aprendizajes y la ejecución de proyectos innovadores, agrega el director del Liceo Bicentenario Padre Nicolás de Vilcún, se requieren acciones de colaboración, “tanto entre docentes como entre los estudiantes, en busca de la creatividad que exigirá su implementación mediante la metodología de aprendizaje basado en retos”. Se trata de la implementación de una serie de fases, en las cuales los estudiantes son parte esencial, “desde el planteamiento del reto, organización de la información, generar diversas alternativas, planificar y ejecutar acciones y reflexionar los resultados de esta implementación. Para que esto resulte, el rol del docente debe centrarse en crear experiencias para nuestros estudiantes, convirtiéndose en un referente y un acompañante ‘buena onda’”, explica Roa. 

La innovación en la escuela significa plantear nuevos retos a los alumnos, pero también generar un efecto en la comunidad donde está inserto el colegio. “El foco de nuestro proyecto es impactar en nuestra comunidad de Vilcún, que va más allá de nuestro liceo. De hecho, este fue el sello que nos permitió ser elegidos como el ‘mejor proyecto en la categoría de imaginación digital’, respecto a otros dos proyectos nacionales”, explica Alejandro Roa. 

Sucede que cuando una idea educativa pone como foco a la comunidad más cercana, permite a los estudiantes generar un sentido de pertenencia en el proceso educativo, donde aspectos socioemocionales y de aprendizaje funcionan mucho mejor. “Es decir, estamos aprendiendo, pero también generando un servicio a nuestra comunidad que implica la solución de alguna problemática”, señala el director del Liceo Bicentenario Padre Nicolás de Vilcún.

 

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