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Regístrate y accede a la revistaDesde los 15 años que Cristina del Rosso pinta, y desde antes de eso ya se había enamorado de artistas como Monet, Van Gogh, entre otros impresionistas. Durante el año 2022 realizó talleres de arte a docentes de la RED Irarrázaval y en esta edición, entrega consejos de por qué apreciar el arte y vivirlo es clave en la vida de adultos y jóvenes.
“En todos estos años enseñando pintura e historia de la pintura, he tenido experiencias increíbles. He visto casos de personas con depresión o enfermedades complicadas que, al comenzar a pintar, encontraron la manera de salir adelante. O personas que, al interesarse por el arte, encararon sus profesiones de manera más creativa. La pintura (o cualquier otra manifestación de arte) es una puerta que se te abre a la belleza.
En el caso de los jóvenes, el arte les hace entender el mundo en que vivimos; los ayuda a explorar su propia creatividad. Entender la composición de un cuadro contribuye también a comprender la enorme producción de imágenes con las que nos bombardean todos los días”.
“El arte es una de esas disciplinas ‘inútiles’, que en sí misma te dirían que no sirven para nada. Su verdadera utilidad, más allá de un pasatiempo, es el carácter formativo de fomentar la creatividad, que sí se puede aplicar en otros ámbitos.
Un estudiante técnico necesita buscar soluciones creativas a problemas y eso es algo que el arte ayuda a desarrollar. De hecho, he visto que algunas empresas en selección de personal prefieren a profesionales que tengan alguna habilidad artística frente a otros que no. Si se da el caso de que le guste pintar intervendrá el desarrollo de otras habilidades, por ejemplo, la capacidad de observación, motricidad fina, etc.”.
“Suelo hacer énfasis en el contexto histórico; una pintura es fruto de las ideas, valores y sueños de una determinada sociedad. No es lo mismo una pintura barroca que una abstracta y todo tiene su porqué. Una vez que entendemos qué está pasando, por qué el artista decidió crear esa obra, podemos meternos en el cuadro en sí mismo y ver cómo lo hizo: cómo decidió la composición, qué materiales usó, cómo utilizó los colores y por qué.
Los estudiantes se sorprenden mucho al ver hasta qué punto algo que parece vetusto y anticuado sigue siendo vigente hoy. Por eso, considero que hay que hablarles en su propio lenguaje y acercarles las obras maestras a nuestra época”.
“Los profesores estamos tapados de cosas, de actividades y de compromisos. Desde ya, creo que, sean profesores o no, todos deberíamos cultivar alguna disciplina artística. Ayuda al alma, a descansar; haces algo creativo, distinto de tu actividad diaria... Hay gente que es más musical que visual, y es absurdo obligarlos a pintar. ¿Por qué no dedicarse a escuchar música o aprender a tocar algún instrumento? Si tienes ganas de pintar, ¿por qué no?
Yo siempre les insisto en que prueben y que no se desanimen. Y si lo tuyo no es pintar, intenta con otra cosa: poesía, cerámica, música, danza... Seguro que encontrarás algo que te haga sentir mejor.
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