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Dic 2024 - Edición 289

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Cómo evaluar competencias técnico-profesionales hoy

Paulina Araneda, presidenta del Consejo de la Agencia de Calidad de la Educación, y Matías Escabini, vicerrector académico de Inacap, entregan su mirada respecto a la evaluación técnico profesional. Ambos destacan la importancia de que esté orientada al currículum, al perfil de egreso y a estándares sectoriales.

Por: Paula Elizalde
Cómo evaluar competencias técnico-profesionales hoy

“En Inacap abordamos la evaluación como un sistema desde dos perspectivas: la primera apunta hacia la gestión del currículo, mediante la evaluación del logro progresivo del Perfil de Egreso declarado, mientras que la segunda se orienta hacia la certificación de estándares asociados a las cualificaciones sectoriales, que abordan los planes de estudios desarrollados bajo el modelo curricular de Trayectorias Formativo Laborales”, afirma Matías Escabini, vicerrector académico de Inacap, quien destaca que ambas perspectivas responden a “criterios de calidad, pertinencia y eficacia, asociados a evidenciar el logro de los resultados de aprendizaje, cualificaciones y competencias en cada uno de los planes de estudios”.

El vicerrector de Inacap explica que para lograr la evaluación desde dos perspectivas, realizan tres etapas de validación, “que dan cuenta del nivel de logro del Perfil de Egreso y la certificación de estándares sectoriales de manera sistemática e integral”. Estas etapas son: “Progresiva del perfil de egreso y cualificaciones, que mide y evalúa progresivamente el Perfil de Egreso y el logro de las cualificaciones mediante la aprobación de las asignaturas asociadas a las unidades de competencias laborales que las componen”. 

Paulina Araneda, presidenta del consejo de la Agencia de Calidad.

“Los procesos de evaluación están al servicio de acompañar al otro en tomar conciencia si aprendió o no, si adquirió una habilidad o no, si adquirió y comprendió un conocimiento específico y si es capaz, a la luz de eso, de modificar, manipular, o rediseñar una situación específica”. 

La segunda etapa es la Intermedia: “Tiene por objetivo medir el desarrollo de las cualificaciones y competencias, evaluando de forma integradora los aprendizajes esperados en toda su complejidad”, para ello, como explica Escabini, se utilizan estrategias didácticas que apuntan al desarrollo de proyectos. Y la tercera etapa: Final, que “mide el logro de las competencias de perfil de egreso integrándolas en una misma situación de evaluación”.

Paulina Araneda, psicóloga, presidenta del consejo de la Agencia de Calidad, complementa: “La evaluación que tienen los estudiantes de liceos técnicos se ajusta a las bases curriculares y a lo solicitado en ellas en términos de evaluar conocimientos, y habilidades y actitudes y de tener una mirada en esa línea de las competencias adquiridas por los estudiantes en el ámbito de lo técnico”. Paulina añade que una de las ventajas de los estudios técnico-profesionales es que al ser prácticos, los estudiantes tienen un reporte inmediato de lo que van logrando y ante esta ventaja es clave que los procesos evaluativos sean de carácter práctico, “de tal manera que sean espacios o estímulos que lo que buscan es que los estudiantes practiquen, pongan en la práctica, que traduzcan lo aprendido en un accionar con sentido que da cuenta de los aprendizajes adquiridos”. En definitiva, como señala Araneda, “esa parte de lo que se denomina certificación de competencias es uno de los desafíos hacia los que tiene que avanzar la educación técnica”. 

Experiencias exitosas

Desde Inacap, Matías Escabini afirma: “Las experiencias exitosas de evaluación que hemos tenido están vinculadas principalmente a las evaluaciones finales, ya que, mediante la estrategia metodológica de Aprendizaje Basado en Proyecto u otras, los estudiantes generan proyectos que responden a necesidades reales del sector productivo”. 

Escabini añade que, de esta forma, a través de la aplicación real, “los estudiantes demuestran las competencias técnicas y transversales del plan de estudio, en condiciones similares al entono laboral, dando respuesta y/o soluciones a las principales temáticas y desafíos de cada uno de los sectores, territorios y regiones donde se encuentra Inacap, poniendo en práctica el enfoque pedagógico del ‘Aprender Haciendo’”.

Paulina Araneda, desde la Agencia de Calidad, complementa: “Me parece que aquellos establecimientos o experiencias en las cuales a los estudiantes se les ponen desafíos o problemas que tienen que resolver utilizando los conocimientos antes adquiridos son una buena clave”. 

Para la psicóloga, una experiencia exitosa también es cuando los mismos estudiantes miran su entorno, trabajan con la comunidad y resuelven desafíos que esta tiene y que dicen relación también con sus propios procesos de aprendizaje y especialidades que están cursando.

Por qué sí evaluar

“El proceso de evaluación es parte del proceso de aprendizaje, los procesos de evaluación están al servicio de acompañar al otro a tomar conciencia de si aprendió o no, si adquirió una habilidad o no, si comprendió un conocimiento específico y si es capaz, a la luz de eso, de modificar, manipular o rediseñar una situación específica. Por lo tanto, resulta difícil pensar un proceso de aprendizaje sin que ello considere un proceso de evaluación”, afirma Paulina Araneda y agrega: “La evaluación es parte de un proceso de aprendizaje donde el estudiante recibe retroalimentación sobre su quehacer, y sobre eso vuelve a mirar lo que ha hecho, reflexiona sobre aquello, lo modifica y va adquiriendo una práctica de proceso de aprendizaje hasta llegar a dominar y manejar el conocimiento y también una habilidad específica”. 

Matías Escabini, vicerrector académico de Inacap.

“Creemos, como institución, que sí debemos evaluar porque es una herramienta que nos permite medir y evidenciar si existen o no logros en el proceso de enseñanza aprendizaje de nuestros estudiantes y en qué grado y profundidad se dan estos logros, entregándonos información relevante para la gestión académica y toma de decisiones”.

Matías Escabini, por su parte, complementa: “Creemos, como institución, que sí debemos evaluar porque es una herramienta que nos permite medir y evidenciar si existen o no logros en el proceso de enseñanza aprendizaje de nuestros estudiantes y en qué grado y profundidad se dan estos logros, entregándonos información relevante para la gestión académica y toma de decisiones respecto de su proceso formativo, el diseño de nuestros programas de estudio, gestión docente, entre otros”.

El vicerrector concluye que la evaluación también permite adaptar los procesos, “mejorar el logro de los aprendizajes de los estudiantes mediante la retroalimentación o feedback, fomentar nuevas y mejores prácticas pedagógicas. Asimismo, permite tomar decisiones de manera oportuna tanto a nivel curricular, didáctico y evaluativo para fortalecer el proceso formativo y desarrollar las competencias de perfil de egreso y las cualificaciones declaradas en los planes de estudios”. 

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