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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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Red Egresa: Cambiando el rumbo de los egresados del ex-Sename

Catalina Farías, junto con un grupo de jóvenes que al igual que ella egresaron del ex Servicio Nacional de Menores, hoy Mejor Niñez, están formando una organización para apoyar y preparar a egresados para una vida independiente.

Por: Verónica Tagle
Red Egresa: Cambiando el rumbo de los egresados del ex-Sename

Catalina es la excepción a la regla, pero no debería serlo. Al entrevistarla hoy, a sus 21 años, chispeante, universitaria, estudiosa, fundadora de la organización Red Egresa para acoger a jóvenes egresados del Sename, elegida entre los 100 Jóvenes Líderes 2022 de El Mercurio, cuesta imaginar la cantidad de barreras que tuvo que derribar para estar donde está. 

Desde los tres años, vivió en un hogar de protección del Sename. Una madre inexistente y un padre que la visitaba con regularidad, pero que aseguró que nunca la sacaría de allí e impidió que fuera adoptada. “Para él, si la mamá no se podía hacer cargo, el Estado debía cuidar de mí”, explica. Pasó por varios centros en Santiago, además de una familia pariente con la que terminó con una orden de alejamiento por maltrato y devuelta a un hogar. 

Catalina Farías siempre supo que quería continuar los estudios. Sacaba buenas notas y, además del colegio, aprendió inglés en el Instituto Tronwell y tomó clases de piano. Para ella, fue de gran ayuda el no haber vivido siempre en lugares masivos. Además, hubo una casa de acogida en particular, que era más pequeña y familiar, a cargo de una mujer de Estados Unidos, que les impulsaba a disfrutar el estudio.

Salir al mundo sin preparación alguna

“Según datos entregados por Ley de Transparencia, existen aproximadamente 420 jóvenes que, anualmente, cumplen 18 años en el sistema de protección. Esto quiere decir que, al cumplir la mayoría de edad, no lograron una revinculación familiar”, explica Margarita Guzmán, directora y fundadora de Fundación Sentido, organización que ha apoyado a Red Egresa. Para estos casos, como el de Catalina, no existen programas que los preparen para la vida independiente. Tienen que buscar otra casa de acogida o volver a la familia donde no han vivido en años.

“Se nota que no había un plan de egreso para nosotros. Lugares donde mandar a los niños, nada. Esto lo veo en toda la red Sename”, dice Catalina Farías, fundadora de Red Egresa. 

Averiguando por su cuenta, Catalina decidió postular a la carrera Dirección de Tráfico Aéreo, que imparte la Dirección General de Aeronáutica, en Pudahuel. Tuvo que hacerse una serie de exámenes médicos, y, como era menor de edad, no podía hacerlo sin un adulto, pero ella estaba sola. Se le ocurrió llamar a una mujer que conoció hace años en una visita al centro, quien le dijo “cualquier cosa, llámame”. En un rato estaba ella ahí, quien la acompañó y quedó en la carrera.

El hogar donde se encontraba la ubicó en una casa de egresadas en La Pintana. “No era el ambiente que necesitaba en ese momento. Había mujeres de treinta años que aún estaban en el colegio, una mujer con su guagua. Tampoco siento que se hayan esmerado mucho en buscar un buen lugar. Además, para llegar hasta Pudahuel, todos los días tenía que cruzar Santiago y salir como a las cinco de la mañana”, explica. La misma mujer la ayudó a encontrar una residencia de estudio y trabajo en Providencia, llamada Portezuelo, justo antes de entrar a clases. Allí estudiaba de ocho de la mañana a cinco de la tarde y trabajaba de cinco a diez de la noche todos los días para pagar su estadía. Estuvo un año para luego cambiarse a otra residencia donde no tenía que trabajar y en la que vive actualmente.

Catalina abrió su camino a pulso. “Se nota que no había un plan de egreso para nosotros. Lugares donde mandar a los niños, nada. Esto lo veo en toda la red Sename”. Y agrega que “si yo, que tenía muy buenas notas y me esforzaba, se preocupan de esta manera por mí, imagínate las otras niñas que no van al colegio. A ellas sí que las mandan a cualquier lugar. Y pensé ‘esto no puede ser’”, asegura. 

Nace Red Egresa

En 2021, la joven fue invitada por Juntos por la Infancia, que pertenece a la comunidad de organizaciones solidarias, para participar de un ciclo de charlas online dirigidas a niños que todavía estaban en hogares. Ella, Tally Arriagada y otros egresados iniciaron encuentros mensuales donde les hablaban a niños de entre 13 y 18 años del tema que pidieran. “Yo hablé del manejo de tu propia realidad. Les conté mi experiencia y que, pese a que no tuvimos tanta suerte con la familia que nos tocó, o el lugar donde vivimos, eso no significa que siempre vamos a estar inmersos en esa realidad. Podemos cambiarla y hacer lo que queramos. Incluso, somos más bacanes que otras personas porque, si salimos adelante, fue porque superamos muchos más obstáculos que otra gente”. 

A raíz de ese encuentro nació la idea de hacerlo permanente. En noviembre del año pasado le encargaron organizar un conversatorio, donde reunieron a egresados y organizaciones relacionadas junto con personas representantes del mundo público y privado, empresarial y artístico, para darles a conocer esta problemática. Al Campus Oriente de la Universidad Católica llegaron cerca de 90 personas y se les invitó a “conocer el tema, incidir en las políticas públicas, porque los cambios estaban congelados”, cuenta Farías. Ese día se lanzó Red Egresa. 

En esa instancia conocieron además a G100, una organización que reúne a empresarios, quienes hacen un concurso anual de emprendimiento llamado Nada Nos Detiene. Les ofrecieron hacer una versión “Emprende Ex Sename” y postularon cerca de 30 personas. El premio era dinero, mentorías y acompañamiento. Se seleccionó a tres ganadores y la premiación se hizo en la Universidad Andrés Bello, quienes financiaron todo el evento. 

Desde ahí Red Egresa ha estado trabajando en una serie de aristas. Crear una base de datos de los egresados en Chile, reunirse con autoridades públicas, como Mejor Niñez o el Ministerio de Vivienda, para visibilizar la problemática; visitar instituciones de educación superior, como la Universidad Católica o Duoc UC, para buscar formas de cooperación y generar un puente entre los jóvenes egresados que acuden a ellos y alguna empresa, fundación o universidad que pueda ayudarlos. Por otra parte, siguen haciendo las reuniones mensuales con 20 jóvenes de distintos lugares de Chile.

Hoy están en proceso de convertirse en fundación. Una abogada que conocieron en redes sociales los está ayudando en ese paso. “Por ahora, nuestra labor está en visibilizar el tema. Todavía no necesitamos fondos. Por el apoyo que hemos tenido hasta ahora, pareciera que no va a ser tan difícil. Lo que necesitamos hoy son manos, gente que quiera hacerse parte de este proyecto”, concluye Catalina. 

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