“Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa”, Jan van Eyck (1434). Óleo sobre tabla, 82 cm × 60 cm

Cuando pensamos en la naturaleza, inmediatamente el color protagonista es el verde, tonalidad de la clorofila, pigmento fotosintético que dota de ese color fresco y calmante a las plantas. El tono verde ha sido parte de nuestro entorno desde el inicio de los tiempos y nos parece absolutamente natural su existencia. Sin embargo, esta vibrante tonalidad tiene una historia complicada en el campo del arte, ya que era un color muy difícil de conseguir y era uno de los más venenosos. 

Los egipcios fueron los primeros en buscar un pigmento verde. Para ellos, este color era un símbolo de regeneración y renacimiento e intentaron conseguirlo utilizando malaquita, un mineral de cobre con el que pintaron los muros de sus tumbas. Sin embargo, era un proceso muy caro, por lo que era muy difícil acceder masivamente a él.  

Durante la Edad Media, el color utilizado en la ropa indicaba el rango social y la profesión de las personas, el verde lo usaban los comerciantes, banqueros y la gente de clase alta. Un ejemplo gráfico de esto es la obra “Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa” de Jan van Eyck (1434), donde el destacado vestido verde brillante simboliza su estatus y riqueza. 

“Las casas están colgando debajo de los troncos”, Friedensreich Hundertwasser (1971. Pintura al temple y óleo sobre cartón y aluminio reciclados, 440 mm x 630 mm. Colección privada.

Desde este momento, empezaron a utilizarse elementos naturales provenientes de las plantas para conseguir el pigmento verde. Sin embargo, su duración no era muy prolongada y se desvanecía con el tiempo, probablemente por carecer de químicos que lo fijaran. En 1775 es creado el pigmento verde de Scheele hecho con arsenato, un químico extremadamente tóxico y que fue aplicado en tapices, papel, telas y hasta juguetes. En el siglo XIX se registraron muchos casos de supuestas intoxicaciones de personas que respiraron sus vapores tóxicos, más aún, los historiadores apuntan a que este pigmento verde fue el causante de la muerte de Napoleón Bonaparte, ya que era el tono del papel tapiz de su dormitorio. 

A pesar de su historia de peligro y toxicidad, el color verde sigue siendo asociado a sentimientos positivos como la vitalidad, la frescura, la calma, y también con la conciencia ambiental. Es por ello que se ha identificado a grupos ecologistas e incluso a partidos políticos que persiguen dichas causas. La tonalidad verde evoca la frondosidad y exuberancia de la naturaleza en los días de primavera. El concepto de “ciudad verde” fue explorado ampliamente por el artista contemporáneo austríaco Friedensreich Hundertwasser (1928-2000), quien utilizaba este color en sus obras como un modo de unir los espacios urbanos con los naturales de una manera sustentable y en armonía, búsqueda que él hacía real en su estilo de vida.

Actividad plástica

Recomendada para primer ciclo (correspondiente de 1º a 4º básico)

Comenzar la actividad dialogando con las y los estudiantes sobre lo que representa para ellos el color verde. Es posible dirigir la actividad iniciando con algunas preguntas: ¿dónde encontramos el color verde en la naturaleza? ¿Cómo son los lugares donde hay mucho verde? ¿Recuerdan alguno? Si observamos una obra donde predomina esta tonalidad: ¿qué sentimos? ¿Por qué sentiremos esta emoción?

Posteriormente, e inspirados por la obra del artista Hundertwasser y por algún lugar que ellos conozcan donde abunde la vegetación, dibujarán esas formas curvas y orgánicas sobre una base de papel con lápices grasos de color blanco. Luego cubrirán la base con manchas de acuarela con distintos tonos de color verde. El lápiz graso provocará una reserva que impedirá que la acuarela pinte sobre las líneas dibujadas anteriormente. Para finalizar, las y los estudiantes compartirán los resultados de su actividad y cómo se sintieron al realizarla.