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Regístrate y accede a la revistaDurante la pandemia aumentó el consumo de drogas, alcohol e incluso tranquilizantes entre los jóvenes, además de las problemáticas asociadas a este fenómeno, asegura la experta en drogas, Marisol Cea. Por otra parte, la percepción de riesgo de uso diario de tabaco se ha disparado, versus el de marihuana, que va a la baja. Todo esto afecta directamente la salud mental y la convivencia escolar. ¿Por qué nuestros jóvenes han llegado a este escenario?
En Chile, un 22% de personas señala que ha consumido más alcohol, un 33% que ha consumido más marihuana y un 53% ha aumentado el consumo de medicamentos. La mayoría de ellos declara que es por “ansiedad, estrés y depresión que genera el Covid-19”. Esto según la Segunda encuesta online de efectos del COVID-19 en el uso de alcohol y otras drogas en Chile 2021 realizada por el Senda.
“El bullying, el consumo de drogas y la violencia dañan la convivencia escolar, cuyo último fin es el desarrollo pleno de todas las potencialidades y capacidades de los niños y niñas”, asegura Marisol Cea, jefa del área de Prevención, Capacitación y Formación de fundación EnRED Social, con más de 20 años de trabajo en prevención de consumo de drogas en general.
Sin embargo, explica Cea, lo realmente importante no es el hecho del aumento en el consumo, sino el porqué están consumiendo. Cifras de la OMS calculan que más de 1 de cada 7 adolescentes de 10 a 19 años sufre un trastorno mental diagnosticado en todo el mundo. Casi 46.000 adolescentes se suicidan cada año, siendo una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.
Es clave acoger al niño involucrado en consumo o venta de drogas.
“Si un menor de edad llega al colegio con droga y sus padres son traficantes, ¡la responsabilidad no es de él! Tenemos que apoyarlo, acogerlo, hacer una intervención psicosocial, hablar con la Oficina de Protección de Derechos de Infancia comunal (OPD). Salir del establecimiento y pedir ayuda al resto de las redes institucionales que existen dentro del sector o comuna donde pertenece el niño, porque es una vulneración a sus derechos”, asegura Marisol Cea.
Acoger se traduce en fortalecer al niño, agrega la profesional. “No es un problema que va a desaparecer de un minuto para otro. El equipo psicosocial del colegio debe estar atento a lo que pasa con ese niño, ofrecer apoyo psicológico. El trabajador social debe ver qué pasa con la familia. Si el niño es vulnerado en sus derechos, a lo mejor hay que establecer medidas de protección. Sí o sí deben estar señalados en los reglamento para que tanto el director como el último profesional del establecimiento sepan qué hacer frente a esa situación, que es súper dramática”, asegura.
En esta misma línea, en marzo el Mineduc dio a conocer Orientaciones para el Reencuentro Educativo, donde indica la importancia de que los establecimientos generen espacios de encuentro y comunicación, construyan vínculos, prioricen actividades al aire libre, con el objetivo de mejorar el bienestar físico y socioemocional de las comunidades educativas.
Para Marisol Cea se trata de un problema transversal, que debe abordarse desde muchas aristas, “en el colegio, con los papás, profesores, niños, con la comunidad educativa y la sociedad en general”. Frente a esto, asegura la experta, la manera es trabajar con los factores protectores y de riesgo y “la convivencia escolar es un factor protector importantísimo. Es un gran paraguas psicosocial que alberga todos los programas de la escuela”. También cuenta que existen factores de riesgo en la escuela, cuando el docente y los padres no se involucran.
-¿Es la marihuana la puerta de entrada a otras drogas?
-El tabaco, el alcohol o la marihuana pueden llegar a ser una puerta de entrada.
Explica Sergio Canals
El destacado psiquiatra aseguró en un seminario organizado por Grupo Educar que hay un deterioro en la salud mental de los jóvenes: “He visto en mi consulta una intensificación de cuadros angustiosos, ansiosos, a veces en la esfera depresiva. En general, los pacientes que antes eran regularmente estables, gracias a sus capacidades y sus apoyos, han perdido el poder de lidiar con estas características y emergen a través de distintos estados. Se hace visible el consumo de alcohol y distintas drogas. Los cuadros depresivos se han desajustado y han aumentado las ideas de suicidio”.
Por otra parte, aseguró que lo más probable es que el estrés y el esfuerzo de adaptación frente a las dificultades de la pandemia van a generar estados emocionales como irritabilidad, comportamientos más violentos, angustias, ansiedad. “Estos no son estrictamente patologías. La gran mayoría no se enferma. Se han puesto en jaque todos los mecanismos de resiliencia y adaptación e hizo que salieran adelante”, explicó.
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