Frente al incremento de los índices de violencia en los establecimientos educacionales, nos explica el subsecretario de Educación, Nicolás Cataldo, que “como país contamos con una Política Nacional de Convivencia Escolar que estamos revitalizando y actualizando al contexto actual. Las comunidades educativas cuentan con equipos de convivencia, a quienes fortaleceremos y apoyaremos en su tarea, con materiales, formación, equipos especializados que los asesorarán y dotando de más profesionales del área psicosocial”.  

-Dos años de pandemia cambiaron normas en los alumnos, bajó la socialización entre pares y, cuando en marzo se llegó a las clases presenciales, se dispararon los niveles de violencia, ¿coincides con ese diagnóstico o es algo que estaba latente en los jóvenes? 

-Con la pandemia, todos estos aprendizajes que se dan en la vida escolar de manera progresiva y paulatina se vieron afectados, al perder el espacio de relación grupal con pares, en el curso y con docentes. Todo eso sumado a la presión que vivieron niños, niñas y adolescentes por el encierro, la falta de espacio y las pocas oportunidades de vínculo social presencial. La vuelta a clases presenciales nos puso, por tanto, el desafío de recuperar la convivencia escolar y las formas de relación que se aprenden en la escuela. 

-Estos días hemos visto cómo crece la violencia en las redes y los jóvenes quedan presos de la tecnología, ¿cómo remediar este tipo de agresiones? 

-Los establecimientos educacionales cuentan con reglamentos y manuales de convivencia que dan un marco compartido a la comunidad educativa, para encontrarse de manera respetuosa y democrática entre todos y todas. Invitamos a que se generan espacios de actualización de estos instrumentos, que se construyan nuevos acuerdos con sentidos compartidos y que fomenten el compromiso en su cumplimiento.  

En tanto, la tecnología también nos pone el desafío de construir acuerdos de convivencia. Por eso es necesario trabajar con docentes y familias, apoyándolos en su proceso de educación y mediación, favoreciendo la comunicación entre adultos y niños y adolescentes, que permita conocer las interacciones que tienen los y las estudiantes en internet y así mediar activamente. No basta con restringir el uso, sino enseñar a apropiarnos saludablemente de una dimensión fundamental del mundo contemporáneo. Es primordial que los y las estudiantes tomen conciencia de que lo que pasa en el espacio digital es también un espacio de interacción real y que tiene consecuencias; se trata de aprender a utilizar las herramientas conociendo los riesgos y fomentando la responsabilidad y corresponsabilidad.

-Por otra parte, vemos a profesores con licencia cuando aún no terminamos el primer semestre, desgastados por la pandemia y por el nivel de violencia en las aulas. Muchos están desertando y en los colegios no tienen cómo reemplazarlos, ¿qué recomiendas hacer al respecto? 

-Los equipos educativos han sido primera línea en esta pandemia. Han sostenido el proceso educativo de los estudiantes, buscando mantenerlos vinculados a la escuela, al aprendizaje y, a la vez, preocupados de su bienestar socioemocional. Lo primero es agradecer su dedicación y compromiso con niños y adolescentes. 

Desde el Mineduc, en el marco de la Política de Reactivación Educativa Integral “Seamos Comunidad”, financiaremos equipos psicosociales que se desplegarán en los establecimientos que más lo requieran, y de esta forma atender el bienestar y salud mental de docentes, directivos y trabajadores de la educación, con acciones de cuidado y cocuidado de equipos. Asimismo, desarrollaremos talleres de formación enfocados a entregar mejores herramientas a los docentes y equipos de convivencia escolar. 

Nicolas Cataldo

Explica el subsecretario Nicolás Cataldo que, frente a situaciones de violencia, “se espera que las comunidades escolares tengan una respuesta formativa y con los apoyos y sanciones acordes a cada situación. Se requiere desarrollar respuestas que tengan como criterio: la inclusión, el aprendizaje y el desarrollo de habilidades socioemocionales, así como la gestión de ambientes de cuidado mutuo”. 

Por otra parte, como Ministerio hemos detectado un aumento de las licencias médicas de docentes, lo que se suma a la proyección sobre el déficit de profesores que sufriremos en los próximos años. Para enfrentar esta situación, estamos trabajando en diferentes frentes. En un primer nivel, estamos mejorando y acelerando los procesos de habilitación de docentes extranjeros y de otros profesionales que puedan hacer clases, siguiendo las leyes y normativas vigentes. También hemos permitido la flexibilización de la jornada escolar completa y orientado a los establecimientos educacionales para que resguarden los tiempos para el trabajo colaborativo y el cuidado comunitario.  

En el mediano plazo, estamos diseñando un plan de desarrollo profesional docente que contemplará estrategias para atraer a los jóvenes a las carreras de pedagogía, recuperar docentes que han dejado de ejercer la profesión, fortalecer el programa de mentorías para profesores nóveles (sobre todo en las regiones y áreas con mayor déficit de docentes) e incentivar los programas de prosecución de estudios para que personas que estudiaron una licenciatura, por ejemplo, en historia o matemáticas, puedan obtener el título de profesores a través de la licenciatura en educación. Además, estamos proyectando el diseño de un sistema nacional de postulación a los cupos laborales del país, que actúe como vitrina de la oferta laboral y que promueva la postulación en regiones y zonas rurales. 

 -Sabemos que algunos colegios están tomando medidas extremas como la expulsión de los alumnos, ¿es posible evitar aquello? ¿Qué consecuencias significará eso para los alumnos y el resto de la comunidad escolar? 

-Nuestro desafío como comunidad es darles sentido a las normas y a la forma en la que se espera que los integrantes de la comunidad se relacionen entre sí. Hoy, todos los establecimientos educacionales de nuestro país cuentan con las herramientas de expulsión a un estudiante que ha cometido una vulneración grave al reglamento interno o a la normativa escolar vigente, y la Superintendencia de Educación es quien revisa que todo el procedimiento esté apegado a la norma. Para nosotros es importante resguardar el derecho a la educación de un estudiante que se ve sometido a una medida disciplinaria como una expulsión, como también resguardar a la comunidad educativa cuando se ve enfrentada a una situación compleja de convivencia escolar.