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Regístrate y accede a la revistaPedro Rosas, rector del colegio Altamira (Peñalolén); Catalina Lillo, coordinadora de convivencia escolar del colegio Cardenal Carlos Oviedo Cavada (Maipú), de Belén Educa, y Marcial Huneeus, director ejecutivo de la Fundación Patio Vivo, revelan cómo trabajar la convivencia escolar en los recreos.
“Algo destacable es que no tenemos inspectores, tenemos mediadores. No es un cambio de palabra, sino que en recreo o no en recreo, se medie, se busque convivir con el conflicto también”, afirma Pedro Rosas, director del colegio Altamira, quien cuenta que los mediadores están presentes durante todos los recreos y su rol, como dice su nombre, es mediar.
Lo mismo ocurre en el colegio Cardenal Carlos Oviedo Cavada: “Tenemos monitoreo en todos los recreos por parte del equipo de convivencia escolar, principalmente encargados de convivencia y mediadoras. Nosotros llamamos mediadoras al rol de inspector de patio; creemos que su tarea va mucho allá de cuidar los espacios, también deben mediar dificultades, y para eso se han capacitado”, señala Catalina Lillo.
“Siempre hemos hecho actividades en los recreos, tenemos la expresión ‘recreos entretenidos’, que denota que hay algún recreo donde hay alguna actividad liderada por adultos o por los mismos estudiantes: por ejemplo: baile, zumba, dirigido por ellos mismos. Tenemos una radio que, si bien está supervisada por un adulto, los que actúan en cada recreo son estudiantes del equipo de prensa”, agrega Pedro Rosas.
Rosas cuenta que hicieron una jornada especial dedicada a hacer un largo recreo: “Con algunas actividades gestionadas por estudiantes y otras por los profesores. Y eso nos permitió identificar dinámicas que fueran las más acogidas por los estudiantes, que luego hemos seguido reiterando en jornadas actuales o recreos”.
Catalina afirma que, además de destacar la importancia de los mediadores, para ellos ha sido fundamental el que los estudiantes cuenten con material concreto en los recreos: “Libros, tizas, juegos, mesa de ping pong. Los estudiantes de todos los ciclos, en particular los de educación media, agradecen tener implementos deportivos para los recreos, también los cuidan y son conscientes de que son para utilidad de todos los estudiantes del colegio”.
El director del colegio Altamira es enfático en señalar que no intervienen los recreos, sino que gestionan las actividades para que sean los mismos estudiantes quienes tomen el liderazgo: “Lo que sí hemos hecho es propiciar que ellos hagan actividades en los recreos para sus compañeros. Ya lo veníamos haciendo, pero ahora le hemos puesto más énfasis, que la radio esté presente todos los recreos, por ejemplo, que sean los estudiantes los que estén poniendo la música, que sea del gusto de esos alumnos”.
Otra actividad que también han gestionado para que los mismos alumnos realicen, y que sin duda ha ayudado a mejorar el clima escolar, es el impulso que han dado, en el colegio Altamira, a la capacidad de emprender: “Que sean capaces de llevar adelante iniciativas con un propósito. Algo que estamos haciendo mucho en algunos recreos este año son las ventas; hay estudiantes de básica y de media que están organizando ventas de juguetes, de algunos alimentos (respetando la normativa) para reunir dinero para actividades por curso”, relata Pedro Rosas, y agrega que, con esta gestión, los alumnos no se sienten intervenidos, sino que parte de las acciones.
En definitiva, y como explica Marcial Huneeus, director ejecutivo de la Fundación Patio Vivo, esta iniciativa nace con el objetivo de que “los patios escolares se vuelvan una herramienta pedagógica para que los y las estudiantes desarrollen al máximo todas sus capacidades físicas, cognitivas y socioemocionales”.
“Sin duda, un Paisaje de Aprendizaje, junto con el trabajo con la comunidad, mejora la convivencia escolar. El lenguaje de los niños y las niñas es el juego, sin embargo, en la mayoría de los patios escolares prácticamente no hay nada que los invite a jugar. Estos suelen ser grandes explanadas de cemento, sin rincones, sin juegos, sin árboles, sin sombra, incluso sin lugares para sentarse, donde solo pueden correr. Muchas veces los niños se aburren, y comienzan a molestar a otros y eso desencadena en violencia. Por otro lado, los niños están en pleno crecimiento y necesitan usar su cuerpo, su energía, y si no hay nada que los desafíe, usan su fuerza entre ellos en juegos rudos o violentos, donde es común que alguno lo pase mal. Cuando transformamos los patios en Paisajes de Aprendizaje surgen nuevas formas de relacionarse, de compartir y de interactuar. Se vuelve un espacio más democrático e inclusivo, porque todos van encontrando su lugar”, afirma Huneeus.
El director ejecutivo de la Fundación Patio Vivo recalca: “Es muy importante en las comunidades educativas trabajar la cultura de recreo; que los acompañantes de patio se involucren en la promoción del juego, entiendan su importancia para el desarrollo de los niños, y permitan transformar los patios en Paisajes de Aprendizaje”.
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