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Regístrate y accede a la revistaPsicóloga clínica infanto-juvenil, experta en crianza, apego, desarrollo socioemocional y terapia de juego. Andrea Cardemil Ricke ha escrito cuatro libros para padres y cuatro cuentos para niños. Sus textos buscan acompañar a los padres en la crianza, entregando herramientas que permitan comprender mejor a los niños y promover su desarrollo socioemocional.
-¿Cómo fue tu infancia y qué recuerdos tienes de tu época escolar?
-Tuve una infancia feliz. Con momentos buenos y malos, pero rodeada de mucho apoyo y amor. Soy la mayor de tres hermanos y mi familia es muy unida. Con mi hermano menor nos llevábamos un año 10 meses de diferencia, por lo que éramos como mellizos. Jugábamos todo el día, hacíamos travesuras y andábamos en bicicleta.
Por el trabajo de mi papá estuve en cuatro colegios. Cada uno marcó un momento importante de mi infancia y los recuerdo con mucho cariño. Yo siempre he sido matea (hasta el día de hoy), por lo que me gustaba estudiar y que me fuera bien. Pero también me gustaba salir y estar con mis amigas. Lograba hacer un buen equilibrio entre ambas cosas.
-¿Recuerdas a algún profesor en particular?
-¡A muchos! Recuerdo con mucho cariño a los profesores que tuve en el colegio Sagrada Familia (que en ese entonces se llamaba “Jesus Heart”). La metodología de enseñanza se basaba en el vínculo entre el alumno y el profesor, por lo que mis profesoras eran muy cercanas, preocupadas y cariñosas. La media la hice en otro colegio (St. Margaret’s), ahí recuerdo con mucho cariño a las profesoras de biología, arte e inglés. Ellas me enseñaron a enfrentar desafíos y a confiar en mí.
“Cuando un niño ha tenido malas experiencias con su familia, un profesor tiene el poder de mostrarle que las cosas pueden ser distintas, sembrando, de esta manera, la posibilidad de cambio y resiliencia”.
-¿Alguna anécdota de esos tiempos?
-Una gran anécdota es que hice tercero y cuarto básico en Japón. Por el trabajo de mi papá nos fuimos a vivir dos años a Tokio. Fue una gran aventura y desafío. Entré a un colegio internacional sin saber inglés. Mis compañeras eran de distintas partes del mundo y nadie hablaba español. ¡Fue muy difícil al comienzo! Recuerdo que llegué con un papel en el bolsillo que decía “I don’t understand” (“no entiendo”) y que lo leía cada vez que alguien se me acercaba a hablar. ¡Pero lo logré! A los tres meses ya estaba soñando en inglés. Esa experiencia de logro me marcó mucho. En ese colegio además adquirí el gusto por escribir, leer y aprender.
-¿Qué ramos te gustaban?
-Me gustaban todos los ramos, menos física y química. Amaba biología y arte.
-¿En qué momento comenzó tu gusto por la psicología?
-Comenzó en primero medio. Además de querer ayudar a los niños, tenía mucha curiosidad por entender el desarrollo y funcionamiento del ser humano.
“Recuerdo con mucho cariño a las profesoras de biología, arte e inglés. Ellas me enseñaron a enfrentar desafíos y a confiar en mí”.
-¿Por qué decidir escribir libros?
-Cuando hice mi tesis de magíster me sumergí en el mundo del apego y desarrollo socioemocional temprano, y me enamoré. En ese momento pensé que esta información debería estar al alcance de todos los padres y me propuse traducir la teoría e investigación en un lenguaje sencillo para padres.
-Tus libros son para padres, esta revista es para profesores, muchos de ellos padres también, y al mismo tiempo, la mayoría de ellos son una figura parental para alumnos y estudiantes, ¿algún mensaje para ellos?
-Yo creo que los profesores no dimensionan lo importante que pueden llegar a ser para los niños. Los acompañan en el día a día, son un gran ejemplo y fuente de seguridad en el colegio. Para algunos niños, los profesores incluso son fuente de seguridad en la vida. Cuando un niño ha tenido malas experiencias con su familia, un profesor tiene el poder de mostrarle que las cosas pueden ser distintas, sembrando, de esta manera, la posibilidad de cambio y resiliencia.
Por todas estas razones, creo que se debería valorar más el trabajo de los profesores y en la universidad se les debería enseñar de desarrollo socioemocional, manejo de conflicto, trauma, entre otras cosas. Para mí, los profesores son verdaderos héroes.
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