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Regístrate y accede a la revistaUn aumento en la cantidad de niños que carecen de las competencias básicas de lectura, lo que ha implicado un retroceso en los avances que se habían conseguido en las dos últimas décadas, señala la Unesco. Sobre este tema y la priorización de las humanidades en el currículo conversamos con Paulina Motta, coordinadora de Lenguaje de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc.
Es difícil referirse a los motivos que existen para el incremento de niños que no tienen las competencias básicas en lectura, ya que todavía no hay evidencia suficiente. Sin embargo, tal como asegura Paulina Motta, coordinadora de Lenguaje de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc, “podemos identificar algunos factores que influyen en esta situación; por ejemplo, un ambiente socioemocional alterado, en el que niños, familias y docentes se han visto enfrentados a la incertidumbre y el temor producto de la emergencia sanitaria; altos niveles de estrés asociados al confinamiento; cambios en la rutina diaria; interrupción de clases presenciales, que ha implicado estar fuera de los espacios pedagógicamente diseñados para promover aprendizajes, con —en la mayoría de los casos— menos contacto con textos literarios y no literarios, y sin la mediación presencial que entregan los docentes y otros estudiantes a través de las interacciones cotidianas”.
En este sentido, explica la coordinadora, aun cuando los establecimientos se han visto desafiados a crear nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje, las posibilidades de ofrecer una atención y mediación pertinente y oportuna se han visto disminuidas, producto de barreras tecnológicas, conectividad, cercanía y otros factores. “Por esto, una de las principales metas es fortalecer la permanencia de los niños en el sistema escolar, además de facilitar el reingreso de aquellos estudiantes que se alejaron del sistema escolar formal. Al mismo tiempo, es esencial proveer el acceso de estudiantes y familias a múltiples vías de comunicación, como plataformas en línea, recursos educativos digitalizados, TV Educa, entre otros”.
—La lectoescritura es una de las prioridades dentro del currículo…
—Para ser precisos, es importante destacar que la priorización curricular ha sido una estrategia que nos ha permitido mantener la integralidad del currículum en todos los niveles y modalidades educativas a nivel nacional. De esta manera, al interior de cada nivel y disciplina se han priorizado aquellos objetivos de aprendizaje que cumplen con los siguientes criterios: ser imprescindibles para resguardar la trayectoria educativa; ser integradores para transitar por distintas áreas del conocimiento y significativos para su vida cotidiana.
A partir de estos criterios, logramos focalizar la atención en un conjunto de objetivos de aprendizaje que nos permiten garantizar que la trayectoria escolar de los niños no se verá interrumpida. Ahora bien, esto implica una pérdida, dado que el currículum nacional contempla objetivos que son necesarios para desarrollarse como personas plenas a lo largo de la vida; por tanto, la implementación de esta priorización conlleva un proceso posterior que nos permita ampliar progresivamente la mirada hasta alcanzar una cobertura curricular completa.
“Es importante no perder de vista el propósito formativo de la asignatura, en tanto desarrolla las competencias comunicativas de los estudiantes en todos los ámbitos. Dentro de esto, la lectura y la escritura son esenciales, ya que nos permiten adquirir progresiva autonomía”.
En este contexto, tal como se sugirió en las orientaciones para implementar la priorización curricular, es importante que los establecimientos fortalezcan el desarrollo de las habilidades de comprensión lectora en los distintos niveles de enseñanza, ya que esta habilidad tiene repercusiones en el aprendizaje de las diferentes asignaturas y, por tanto, en toda la trayectoria educativa de sus estudiantes. Esto ocurre porque la comprensión lectora implica el desarrollo progresivo de habilidades y estrategias que nos permiten acceder a conocimientos en distintas áreas. Por esto, es una habilidad transversal: leer y elaborar textos nos permite procesar e integrar la información, construir conocimientos y comunicarnos.
—Las humanidades son el centro del aprendizaje, ¿cómo se trabajan en el currículo?
—Desde el punto de vista curricular, lo más importante es que los estudiantes desarrollen habilidades y actitudes que les permitan diseñar y avanzar en la construcción de un proyecto de vida de acuerdo con sus necesidades e intereses, actuando con autonomía, responsabilidad y libertad. En este sentido, las habilidades del siglo XXI constituyen un marco para la formación integral de los estudiantes y, por tanto, son transversales a todas las asignaturas.
Así, por ejemplo, la argumentación es una habilidad necesaria tanto en Lenguaje como en Matemática. Lo mismo ocurre con la resolución de problemas, la investigación y el pensamiento crítico. La transversalidad de estas habilidades nos permite transitar entre asignaturas e integrar conocimientos de manera que el estudiante pueda aplicarlos en su vida cotidiana.
—¿Por qué es clave hacer pensar en las humanidades a los alumnos?
—La literatura, así como la historia y la filosofía, nos permite una comprensión profunda de los dilemas humanos, tanto a nivel individual como colectivo. En este sentido, nos involucra e interpela haciéndonos reflexionar sobre nuestro rol en la sociedad y la cultura. En esta línea, los clásicos, como propone Ítalo Calvino, son obras que traen consigo la huella de las lecturas que nos han precedido. Esto se promueve en la asignatura de Lengua y Literatura a través del estudio de la intertextualidad, ya que el análisis y la interpretación de los clásicos también nos entregan criterios para establecer vínculos con temas actuales y otras áreas del conocimiento. La lectura de los clásicos nos amplía, además, nuestra perspectiva de lo que significa ser humano, abriendo cuestionamientos sobre nuestra propia identidad, comprendiendo y valorando la diferencia.
—¿Las tecnologías del mundo actual compiten con las humanidades?
—Las tecnologías de la comunicación y de la información son herramientas esenciales en la actualidad, por eso tenemos que avanzar en el desarrollo de la educación, incorporándolas como parte de las estrategias y recursos que conforman el proceso de enseñanza y aprendizaje. Una de las grandes enseñanzas que nos ha dejado la emergencia sanitaria tiene relación con el uso de la tecnología desde una perspectiva pedagógica creativa. Sin duda, ha sido un factor que nos ha permitido reaccionar y responder de manera innovadora y rápida ante un cambio radical en la forma en que funcionan los establecimientos educativos.
Así —explica Paulina Motta—, el uso de la tecnología no forma parte solo de momentos acotados del proceso educativo, sino que se constituye como una herramienta de uso transversal que facilita el proceso de aprendizaje, a la vez que amplía las opciones de acceso a la información y genera múltiples formas de comunicarse más allá de las barreras geográficas, permitiendo interactuar de manera fluida con estudiantes, familias y equipos educativos. “Es importante destacar la necesidad de avanzar en los procesos de alfabetización digital para optimizar el uso de estos recursos en función de la construcción de conocimientos en comunidades digitales. Por ejemplo, incentivando la participación de estudiantes y docentes en plataformas digitales de clubes de lectura, como la que ofrecemos en la Biblioteca Digital Escolar; enseñando a los estudiantes criterios para aplicar en la búsqueda y selección de fuentes confiables de información”.
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