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Regístrate y accede a la revistaEn muchos hogares cada conversación entre padres e hijos termina en una discusión. Sin embargo, existe una antigua disciplina que enseña a comunicarse sin descalificaciones mutuas: el debate. Daniel Macarrón, profesor de la escuela española de debate Train and Talk, nos enseña las claves.
La adolescencia es una etapa llena de claros y oscuros. Los hijos comienzan a vivir experiencias nuevas y emocionantes, a afirmar su propia independencia, pero también empujan los límites, se exponen a correr riesgos y toman decisiones impulsivas.
Por esta razón, tener una relación padre-hijo sana y de confianza durante la adolescencia es más importante que nunca. La mala noticia es que mantenerse cerca no es fácil. Si bien los adolescentes son como un libro abierto para sus amigos y hablan constantemente a través de las redes sociales, pueden quedarse mudos cuando los papás les preguntan cómo les fue en el día, o son incapaces de llevar una conversación tranquila cuando se tocan temas controversiales. La buena noticia: aprender a conversar es posible.
La escuela de oratoria y debate Train and Talk fue formada por un equipo de españoles que han ganado torneos internacionales de debate a partir del 2015. Daniel Macarrón es uno de ellos. Aunque esta empresa se dedica a la capacitación de niños, jóvenes y estudiantes universitarios para que participen en torneos, también forma a altos ejecutivos, porque comunicar ideas de manera asertiva es cada vez más importante en una sociedad donde hablamos mucho, pero nos comunicamos poco.
Daniel Macarrón explica que, si bien no todos los días ni todas las conversaciones familiares deben terminar en un debate, es probable que a diario sí existan diferencias de opinión y pequeños desacuerdos, por lo que saber comunicarse incluso en esos pequeños intercambios de palabras puede ayudar a aliviar una situación para evitar discusiones.
Para Daniel Macarrón, las claves de una buena conversación o debate familiar, escolar o social, consisten en:
1. Estar informado del tema que hablarán.
2. Estar dispuesto a escuchar lo que están diciendo los demás.
3. Saber ponderar los argumentos de cada cual y ver cuál prevalece y por qué.
4. Evitar hablar en términos absolutos.
“En el debate no existe el negro y el blanco, existe el gris y consiste en transmitir con qué tonalidad de gris te quedas. Eso es lo maravilloso, que todos podemos entrar en esa escala de grises, y que gracias a estos podemos no solo aprender, sino adquirir puntos de vista de otras personas e ideas que antes no habíamos pensado o desarrollado”, señala el español.
Para Macarrón, otro aspecto fundamental en una buena relación familiar, social o laboral es nunca rehuir los conflictos: “Lo que hay que lograr es moderar el conflicto, y en eso consiste esta disciplina, en enfrentar el intercambio de opiniones, sin que la confrontación sea dañina. Para ello es muy importante fomentar la escucha y la reflexión, dos capacidades claves a la hora de discutir y debatir ideas desde el respeto”, afirma.
“No todas las conversaciones familiares deben terminar en un debate, pero es probable que a diario sí existan diferencias de opinión, y saber comunicarse incluso en esos pequeños intercambios de palabras puede ayudar a aliviar una situación y evitar discusiones”. Daniel Macarrón, profesor de Train and Talk, España.
Por último, ante el alza de la tasa de suicidios en niños y adolescentes en España y el mundo, el experto afirma que una actividad como el debate, el arte de conversar y debatir, es una buena forma de enfrentar las dificultades y ponerlas sobre la mesa en los espacios donde habitan esos niños y adolescentes, como es la escuela y su hogar.
“Creemos firmemente que una actividad como esta permite que el gran muro, que por ejemplo puede sentir un niño a la hora de hablar con sus padres, sus maestros o sus amigos y pedir ayuda para exponer problemas como el bullying u otros, les da la seguridad suficiente para antes de levantar el puño, levantar la voz, ya que saben que hay más herramientas que la represión, la agresión o el ostracismo”, señala.
1. Mejora las habilidades de pensamiento crítico: Debatir ayuda a desarrollar habilidades de pensamiento esenciales y necesarias, como razonar y pensar en argumentos. También crea la capacidad de cuestionar racionalmente la evidencia detrás de una declaración o postura en particular.
2. Ayuda a la autoexpresión: Debatir enseña habilidades fundamentales para la autoexpresión como la capacidad de investigar y estar bien preparado, de formular argumentos, y verbalizar sus pensamientos de manera firme y persuasiva.
3. Es el secreto para hablar con confianza: Enseña a expresar opiniones y puntos de vista claramente en público con confianza. Alimenta la libertad de pensamiento y el orgullo al compartir opiniones.
4. Encontrar significado en situaciones complejas: Una habilidad crítica para cualquier buen orador es encontrar soluciones a problemas y compilar soluciones e ideas creativas. Sacar lo mejor de una mala situación y pensar fuera de la caja solo será beneficioso a largo plazo, lo que les permitirá asumir cualquier desafío, sin importar cuán desafiante sea.
5. Una visión más amplia del mundo: Debatir permite que los niños y jóvenes estudien temas que normalmente no se les pasarían por la cabeza, brindándoles una comprensión más profunda de nuestra sociedad y el mundo en que vivimos.
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