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Regístrate y accede a la revistaRaimundo Larraín, quien está a cargo de la División de Educación del Mineduc hasta el 10 de marzo, nos cuenta por qué asistir a clases debiese ser una prioridad, particularmente en tiempos de pandemia.
A juicio de Raimundo Larraín, profesor, jefe de la División de Educación General del Ministerio de Educación hasta este mes, MA Education Teachers College, Columbia University, cofundador de Impulso Docente, alumni de Enseña Chile y bioquímico UC, “lo central que se debe restablecer es la confianza en la escuela como espacio protector por excelencia, para incentivar la asistencia a clases”.
Se trata, dice, de una confianza que se debe construir desde cada escuela, y debe ir acompañada de una fluida comunicación con las familias, garantizar el cumplimiento de los protocolos y transmitir altas expectativas de lo que significa asistir a clases y la importancia que ello tiene para el desarrollo de cada estudiante. “Los apoderados deben compartir este sentido detrás de la asistencia a clases como un hábito fundamental para la formación de los estudiantes”.
—En esa misma línea, ¿cómo lograr que los alumnos se involucren?
—Hay varias estrategias que pueden apoyar: primero, invitar a los apoderados a visitas guiadas que les permitan conocer in situ cómo se organiza el establecimiento en la aplicación de los protocolos sanitarios. Que entren a las salas de clases y observen cómo el colegio se ha preparado para recibir a sus hijos. En segundo lugar, es relevante compartir con ellos metas concretas de aprendizajes esperados para sus hijos, que sean semanales o mensuales. De esta manera los apoderados toman conciencia de lo que se pierde si los estudiantes no asisten. En tercer lugar, es relevante transmitir a los padres la importancia de cuidar rutinas diarias sobre el buen descanso y levantada; por ejemplo, no dormir con aparatos electrónicos prendidos, y resguardar las ocho horas de sueño que todo estudiante necesita. Esto va generando un hábito que fortalece la asistencia a clases en el mediano plazo.
—¿Cuál debe ser, por tanto, el rol de los equipos directivos del colegio?
—El rol de los equipos directivos ha sido gravitante y ha marcado la diferencia entre quienes pudieron abrir y quienes no. Sin liderazgos y sentido de corresponsabilidad a nivel de cada escuela, la reapertura de las escuelas hubiese sido muy difícil.
—¿Continuar con la priorización curricular es otra de las medidas clave para este 2022? ¿Lo es también seguir trabajando con el sistema de alternancia y fortalecer a los estudiantes en riesgo?, ¿de qué manera y por medio de cuáles estrategias?
(Para mejorar las cifras de asistencia) “Se debe apuntar al sentido más profundo de lo que significa educarse”.
—La priorización curricular continúa vigente, pues es una medida que permite gestionar el currículum ante un escenario donde los tiempos de clases lectivas se vieron reducidos entre un 50-60%. Menos tiempo de aprendizaje ha significado una disminución importante en la calidad de los aprendizajes. La priorización permite apuntar a aquello que para los estudiantes es imprescindible aprender, pero dando espacio amplio para ir transitando hacia el currículum vigente. Esta priorización también permite flexibilizar los planes de apoyo para estudiantes que presenten mayor rezago escolar; por ejemplo, a través del trabajo conjunto con los equipos PIE, la agrupación flexible de los estudiantes en torno a brechas de aprendizajes, y también la posibilidad de integrar asignaturas y trabajar sobre la base de proyectos multidisciplinarios.
—Sabemos que una de las campañas más importantes en la asistencia a clases es asegurar a las familias que la escuela es un lugar seguro, ¿comunicacionalmente, tienen nuevas estrategias pensadas en esa línea?
—La mejor campaña es la que cada establecimiento puede realizar: se recomienda fuertemente implementar visitas guiadas para los apoderados, también reuniones virtuales donde se muestren a los padres y apoderados los protocolos sanitarios y cómo luce la vida en la escuela en pandemia. El foco debe estar puesto en el sentido que tiene la educación presencial, en lo relevante que es el encuentro presencial en las salas de clases y los beneficios de la interacción entre pares, de la posibilidad de socializar y formar una identidad propia. Esto se construye conviviendo con otros, no desde la casa. Se debe apuntar al sentido más profundo de lo que significa educarse.
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