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Regístrate y accede a la revistaNo cualquier forma de ocio implica descanso y bienestar. Por eso, la experta María Jesús Monteagudo recomienda planificar y organizar el tiempo de ocio, para que este se asocie a un mayor compromiso afectivo, un mejor ajuste emocional y una mayor disponibilidad de habilidades sociales.
“El ocio es todo aquello que pasa cuando una persona le dedica tiempo a algo que realmente le gusta, que la llena o que la apasiona”, señala María Jesús Monteagudo, licenciada en Psicología y doctora en Ocio y Potencial Humano de la Universidad de Deusto, en España, quien hace unas semanas participó en la charla “El ocio es indispensable para una vida saludable”, organizada por el diario El Mercurio.
En ella explicó que el ocio positivo va más allá de la concepción de tener tiempo libre, y destacó la importancia de la calidad de la experiencia que éste aporta. “Cuando hablamos del ocio como una experiencia, nos referimos a actividades o situaciones satisfactorias, que surgen de la voluntad y la libertad de la persona de hacer algo que quiere porque le gusta y porque le hace sentir bien. Esto último es clave para entender el ocio como una cuestión que no es secundaria ni superficial en la vida de las personas, sino una necesidad. Las personas necesitan ‘descansar’ porque constituye un elemento clave para su desarrollo personal y social”, señala la experta.
El ocio no siempre reporta satisfacción. Un ejemplo de ello es el ocio digital, una práctica que se ha extendido en los últimos años, especialmente durante la pandemia entre los jóvenes.
Y es que uno de los propósitos del ocio es ser una vía de escape y de desconexión cuando estamos cansados, estresados o preocupados por algo y no logramos ver la solución. Pero también es una inyección de positividad para distraer la mente de los problemas y las cuestiones cotidianas. Sin embargo, para alcanzar este “descanso mental” se requiere cierto esfuerzo, constancia y dedicación, o lo que se conoce como ocio planificado u organizado.
“El ocio planificado requiere compromiso, implicación y tiempo, y también algunas habilidades y conocimientos. Todo esto no se contrapone con el disfrute o con pasarlo bien; por el contrario, cuando estamos haciendo aquello que nos gusta, estamos incorporando una progresión de mejoras en destrezas y habilidades que es una de las principales fuentes de satisfacción. Es más, genera enormes beneficios físicos, emocionales, cognitivos y sociales”, explica Monteagudo.
A pesar de sus múltiples beneficios, el ocio no siempre reporta satisfacción. Un ejemplo de ello es el ocio digital, una práctica que se ha extendido en los últimos años, especialmente durante la pandemia y entre los jóvenes que pasan largas horas del día frente a la pantalla del celular o el computador, lo que podría arrastrar problemas de sedentarismo y aislamiento.
Es por ello que en esta etapa se hace vital contar con el apoyo de los padres y los profesores para que se involucren en la planificación y ejecución de actividades, y así guiarlos y acompañarlos en el cultivo de un ocio positivo, enriquecedor y saludable, lo que influirá directamente en el desarrollo de la formación de su identidad.
De acuerdo al estudio, «Los beneficios del ocio juvenil y su contribución al desarrollo humano», de María Jesús Monteagudo, Ruth Aedo y Ana Ponce de León, incentivar actividades relacionadas al ocio valioso, es decir aquel que pone el foco en aquellas experiencias que son altamente significativas, promueve una serie de beneficios que permiten que los jóvenes transiten con mayor éxito por esta etapa vital.
“Garantizar el cultivo de un ocio positivo, enriquecedor y saludable desde la infancia y juventud, es apostar por el desarrollo juvenil y su continuidad en etapas posteriores de la vida”, señalan las autoras.
Para ello recalcan una vez más la importancia de planificar y organizar el tiempo de ocio, el cual se asocia a un mayor compromiso social, un mejor ajuste emocional y una mayor disponibilidad de habilidades sociales. Y aunque todos los adolescentes son diferentes y les gusta hacer cosas distintas, fomentar juegos, actividades, hobbies o voluntariados contribuye directamente a su bienestar psicológico. Les da la oportunidad de conocer gente nueva, descubrir nuevas pasiones, desarrollar habilidades fuera de la escuela y hacer algo que todos los niños deberían hacer: divertirse.
Al mismo tiempo les da un sentido de pertenencia, sienten satisfacción por estar haciendo algo que impacta en la vida de los demás y en la de ellos mismos, y los ayuda a desarrollar más herramientas y mecanismos para enfrentar problemas.
1. Descubren gustos ocultos o desconocidos:
Es posible que gran parte de los adolescentes no sepan que les gusta alguna actividad, instrumento, deporte o hobby hasta que lo intentan.
2. Conocen gente nueva:
Practicar deportes, aprender a tocar un instrumento musical o unirse a un club hace que los niños conozcan a personas que normalmente no conocerían.
3. Desarrollan la autoestima:
Cuando un adolescente tiene éxito en algo relacionado con su pasatiempo, como aprender una nueva canción, marcar un gol o escribir un poema, fortalece su confianza, su sentido de autoestima y aumenta su bienestar mental y emocional.
4. Administran mejor su tiempo:
Tener un pasatiempo les enseña a los adolescentes cómo usar su tiempo de manera eficiente. En lugar de pasar toda la tarde encerrados en sus piezas mirando su celular, cuando forman parte de un equipo, una banda o realizan alguna actividad que aman, descubren cómo adaptar su tiempo para alcanzar a hacer las tareas, cumplir con los compromisos familiares y estar con los amigos, y eso no siempre es fácil.
5. Regulan sus emociones:
Desarrollar una habilidad requiere tiempo y paciencia. Eso significa aprender a lidiar con emociones como la ira y la frustración. El tiempo dedicado a un pasatiempo significa inevitablemente manejar los altibajos que uno encuentra en el camino. Esta habilidad se traduce directamente en casi todos los aspectos de la vida adulta.
6. Aprenden el valor del trabajo duro:
Cuando un adolescente elige un pasatiempo, tendrá que dedicar tiempo a trabajar en él para poder dominarlo. Y si el pasatiempo es un deporte o aprender a tocar un instrumento, tienen suerte: pueden pasar toda la vida perfeccionando su oficio. En la adolescencia, este tipo de esfuerzo sienta las bases para el logro a lo largo de la edad adulta.
María Jesús Monteagudo es licenciada en Psicología y doctora en Ocio y Potencial Humano de la Universidad de Deusto, en España.
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