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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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Armando Roa: “La lectura es una forma de ser feliz”

El poeta y narrador chileno recomienda leer en tiempos de descanso y desconexión. En este Lado B quisimos saber sobre su etapa escolar, sobre sus gustos y también sobre cómo las Academias influyen en el bienestar docente.

Por: Paula Elizalde
Armando Roa: “La lectura es una forma de ser feliz”

Armando Roa, reconocido con el Premio Pablo Neruda y el Premio de la Crítica, desde el año 2020 está a cargo de las Academias Literarias impulsadas por la Fundación Irarrázaval para los colegios de la RED con el fin de crear mentores que puedan desarrollar estas academias en cada establecimiento.

—¿Qué recuerdos tienes del colegio?

—Recuerdo con cariño a varios de mis profesores y, por supuesto, a mis compañeros. Pero el colegio como tal me aburría bastante y era un alumno rebelde. Quizá porque el sentido más hondo del aprendizaje lo tuve de mis padres, que fueron mis verdaderos maestros.

—¿Alguna anécdota de ese tiempo?

—Muchísimas, aunque más bien fuera de la sala, haciendo travesuras, que en la clase misma. Guardo un especial recuerdo de la visita que nos hizo Marcela Paz, en los años setenta, para hablarnos de Papelucho.

“Leer en verano es darse la oportunidad de acoger en un libro a un nuevo amigo que nos puede brindar alegría, compañía y sentido”.

—¿Recuerdas algún profesor o profesora?

—A Mario Banderas, que nos hizo amar el lenguaje; a Jorge Peña, por el rigor y la pasión de su acercamiento a la filosofía, y, también, a Irving Hahn, un gran profesor de Historia.

—¿Ramo preferido, Lenguaje? ¿Y cuál no te gustaba?

—Me gustaba Lenguaje, pero también me interesaban muchísimo Química, Historia y, ya en la media, Filosofía. No me gustaban para nada las clases de Educación Física, especialmente cuando había test de Cooper.

—¿Cuándo comenzó tu gusto por la literatura? 

—Fue en la adolescencia, después de leer con mi padre los primeros capítulos de El Quijote. Esa experiencia me enamoró para siempre de los libros. Es ahí, además, donde nace mi devoción por la poesía, en la que influyó muchísimo mi gusto por la música y las letras de los Beatles.

—¿En tu tiempo libre también lees? ¿Tienes algún pasatiempo?

—No puedo estar sin leer, esa es la verdad. Mi otra gran pasión es la música, escucharla, estudiarla y tocarla, tanto clásica (estudié chelo algunos años) como popular, especialmente rock y blues.

—Sabemos que has estado trabajando en la formación de mentores para la creación de Academias Literarias en los colegios, ¿crees que proyectos como esos incentivan el bienestar de los profesores?, ¿por qué?

—Creo que sí porque junto con reforzar la dimensión disciplinaria, abren un espacio de diálogo reflexivo y creador entre profesores y alumnos, que siempre es muy estimulante. Al mismo tiempo, permiten redimensionar el papel del maestro y el sentido profundo de lo que significa educar y de cómo un docente puede transformarle la vida a un estudiante.

—Por último, nos acercamos a los meses del verano, de las vacaciones, ¿por qué leer (o no) en vacaciones?

—En las academias defendemos la idea de Borges de que la lectura es una forma de ser feliz y de que los libros son buenos amigos. Yo diría entonces que leer en verano es darse la oportunidad de acoger en un libro a un nuevo amigo que nos puede brindar alegría, compañía y sentido.

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