Suscríbete a nuestra revista y podrás leer el contenido exclusivo online
Regístrate y accede a la revistaXimena Ibarra y Humberto Villanueva, desde México y Perú respectivamente, nos cuentan cómo lograron desafiar sus orígenes y hoy impactan positivamente en la vida de miles de adolescentes en América Latina.
“Los adolescentes prosperan y florecen cuando pueden marcar una diferencia significativa en sus comunidades”, señala un estudio publicado en la revista digital Greater Good, de la Universidad de Berkeley en Estados Unidos. Su conclusión es que, con las habilidades y los recursos adecuados, todos los jóvenes, incluidos aquellos que provienen de grupos vulnerables, pueden ser parte de las soluciones de los problemas sociales que afectan al mundo. A continuación les contamos sobre Ximena Ibarra, de México, y Humberto Villanueva, de Perú, quienes a través de sus iniciativas buscan empoderar a los adolescentes y los invitan a cuestionarse, a coconstruir y a ejercer acciones que beneficien a sus comunidades y –¿por qué no?– al mundo entero.
La historia de Ollinca no es solo reciente, sino también inspiradora. Comenzó hace cinco años cuando Ximena Ibarra Santa Cruz, una joven indígena de la localidad de Totolac en Tlaxcala, se ganó una beca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para cursar el Bachillerato, dejando atrás su familia, sus amigas y su pueblo. Tenía solo 14 años. “Estaba profundamente feliz, pero también me angustiaba mucho pensar en mis compañeras de Totolac, las que saliendo de la secundaria ya tenían dictada la sentencia de su futuro: dedicarse al oficio tradicional de mi pueblo que es la fabricación del pan de fiesta”, agrega.
Un año después, debido a sus excelentes notas, Ximena recibió un nuevo reconocimiento: el Instituto Mexicano de la Juventud la becó para hacer una pasantía académica y cultural en Panamá, donde conoció a otros jóvenes mexicanos que, al igual que ella, se preocupaban por mejorar su país. De vuelta en México, se encontró con que la UNAM había abierto una convocatoria llamada Estímulos Económicos para Proyectos Comunitarios y no lo dudó. Con 16 años, llenó las bases del concurso y ganó. Su proyecto inicial se llamaba “Ollinca: Empoderando adolescentes indígenas a través del arte y la cultura”, y estaba pensado para beneficiar a jóvenes de su pueblo natal. “Tenía que hacer algo para que otras como yo pudieran dar un paso adelante”, recuerda.
La iniciativa contemplaba un ciclo de talleres y charlas para promover la salud mental y el bienestar social de adolescentes de 12 a 16 años. Pero llegó la pandemia y Ollinca se detuvo. Así y todo, no se dio por vencida: “Si no nos podíamos ver de manera presencial, nos veremos de manera virtual”, pensó. Pagó una licencia de Zoom y abrió una nueva convocatoria, pero esta vez no solo para las jóvenes de Totolac, sino de diversas partes de México. Al abrirse al mundo virtual Ximena se dio cuenta de que podía incorporar nuevas voces a sus talleres. Para ello agarró el libro «Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes: 100 mexicanas extraordinarias» y comenzó a contactar una por una a todas aquellas mujeres que creía que la podían ayudar. Así involucró a importantes mujeres líderes, quienes compartieron con las sesenta participantes de 19 diferentes estados de México sus historias de éxito.
“Cada una de las chicas beneficiadas con esta iniciativa me ha manifestado un cambio en su forma de pensar, sus aspiraciones y motivaciones. Con estas charlas les dimos a entender que tenían un abanico de posibilidades y que, aunque en el camino se iban a encontrar con miles de obstáculos, era su decisión seguir adelante o estancarse cuando las cosas se pusieran difíciles, y en eso Ollinca fue un éxito”, afirma Ximena.
Hoy Ollinca se prepara para un nuevo ciclo de charlas y esta vez la convocatoria estará abierta a toda América Latina. “Sabemos que en todos los rincones de nuestro continente existen dificultades, carencias y necesidades, y si trabajamos juntos podemos lograr cambios significativos”, concluye.
¿Quién es?
Ximena Ibarra Santa Cruz (19 años), coordinadora general de Ollinca, organización que ella creó para motivar cambios significativos en la adolescencia.
Desde muy chico, Humberto Villanueva, oriundo de Moquegua, una pequeña localidad al sur de Perú, tuvo la inquietud de hacer “algo más” por otras personas que no habían tenido tanta suerte como él. A pesar de haber asistido a la misma escuela que los demás jóvenes de su localidad, logró estudiar en la prestigiosa Universidad del Pacífico en Lima. “Postulé a escondidas porque sabía que significaba un esfuerzo enorme para mi familia”, recuerda Humberto. “Le rogué a mi papá que me dejara ir”, agrega, “sin saber en lo que me estaba metiendo”. Y es que el aterrizaje en Lima fue uno tremendamente difícil. “No solo no sabía hablar inglés como el resto de mis compañeros que venían de colegios privados, sino que mi base era muy mala y el primer año me fue horrible”, cuenta. Sin terminar sus estudios, volvió a su Moquegua natal decidido a abandonar las aulas; sin embargo, la llamada de un profesor lo hizo cambiar de decisión. “Me costó ocho años sacar adelante mi carrera, pero lo logré”, cuenta Humberto, quien rápidamente encontró un buen trabajo en Lima y se quedó en la capital. Tras unos años trabajando ahí, volvió de vacaciones a su pueblo natal y recordó la angustia que le causaba que existieran tantas diferencias en el mundo de la educación, así que renunció a su trabajo y se instaló en Moquegua decidido a cambiar el sistema.
Hoy se desempeña como gerente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad del Grupo Empresarial Villanueva y colabora con iniciativas de emprendimiento de la Universidad Nacional de Moquegua y Universidad José Carlos Mariátegui. Es director ejecutivo de Entropia, una consultora especializada en metodologías ágiles, desarrollo sostenible y liderazgo y es coordinador regional de la Red Soy Voluntario, una organización peruana de voluntariado que forma parte del Programa de Voluntarios Naciones Unidas.
“Desde estas múltiples plataformas me esfuerzo día a día por ser parte de la construcción de la sociedad que todos queremos. Siempre me la juego por las cosas que creo y entiendo cómo las organizaciones impactan en la vida de las personas y hacen algo para ayudarlas a vivir en un mundo mejor”, concluye Humberto.
¿Quién es?
Humberto Villanueva (27 años), bachiller en Administración por la Universidad del Pacífico, coordinador regional de la Red Soy Voluntario, una organización peruana de voluntariado que forma parte del Programa de Voluntarios Naciones Unidas.
Revisa nuestro contenido en todas las plataformas desde un teléfono hasta nuestra revista en papel.
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.