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Regístrate y accede a la revista¿Cómo me siento hoy?: Transitando por las emociones en el arte
El asombro es, por definición, “la impresión en el ánimo que alguien o algo causa a una persona, especialmente por alguna cualidad extraordinaria o por ser inesperado”. Teniendo claro este concepto es que nos preguntamos ¿las obras de arte pueden provocarnos asombro?, ¿de qué manera pueden hacerlo?
Cuando nos encontramos frente a la obra “El Grito” de Edvard Munch, experimentamos un tipo de asombro doble. Primero, nos asombran varios aspectos de la obra, como el color aplicado fielmente a la manera del expresionismo; es decir, ligado a las emociones y no a la descripción precisa de los elementos de la realidad. Tampoco podemos ser indiferentes al gesto del personaje central, no sabemos bien si su gesto es de angustia o temor, pero claramente nos indica que algo está ocurriendo, ya sea en su entorno o en su mundo interior, y nos es imposible abstraernos de su rostro que escapa de las formas humanas. Recientes estudios indican que el “grito” al que alude el título no es el que realiza el personaje, sino que corresponde a un grito de la naturaleza, que él escucha y al cual reacciona con asombro. De hecho, una de las teorías habla de que la obra estaría basada en la erupción del volcán Krakatoa en 1883 y que habría provocado este grito en el ambiente.
Pero, a veces, el asombro es un rostro que no terminamos por comprender del todo. Es el caso de la obra “Retrato de Dora Maar” (1936) de Pablo Picasso (1881-1973). A lo largo de su carrera el artista retrató en múltiples ocasiones a una de sus principales musas y amantes: la fotógrafa francesa Dora Maar. Siguiendo las características propias de los retratos cubistas podemos ver la deconstrucción del rostro y los planos simultáneos; es decir, se presenta de frente y de lado a la misma vez, además de que las formas se reducen a la geometría más básica. Los colores vibrantes del rostro y fondo más las gruesas pinceladas nos hablan del expresionismo también inherente a su obra. Los retratos cubistas tienen la capacidad constante de asombrarnos, pues nos es difícil comprenderlos a primera vista, al dar una segunda mirada a la obra logramos entender que la línea curva ubicada bajo el ojo efectivamente corresponde a la mejilla que en nada se parece a las formas de rostro que vemos en el espejo y a los retratos de las obras clásicas.
Se invita a las y los estudiantes a observar algunas imágenes de obras tanto cubistas como expresionistas y a dialogar con respecto a cómo esas obras plasman la realidad con sus propios medios, como el uso del color de manera arbitraria, los planos simultáneos y la geometrización de las formas.
Posteriormente, se pedirá a los estudiantes que escojan un hecho noticioso actual con el que se hayan sentido asombrados, para que puedan realizar una obra en la que expresen ese hecho tomando las características de los estilos artísticos antes mencionados en el texto.
Al finalizar, se les pide exponer las obras realizadas frente a sus compañeras y compañeros, y conversar acerca de los hechos escogidos y su forma de expresarlos.
Se sugiere revisar la “Cápsula de las Emociones” del Proyecto “Exploradores del Arte en Museo Artequin”, pueden encontrarla en https://youtu.be/OXJ_xLus2Qo
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