Es clave tener en cuenta que también la evaluación del área técnico-profesional debe permitir levantar “un juicio sustentado en los criterios establecidos y conocidos por todos, que promueva la retroalimentación en búsqueda de mejorar los desempeños”, explica Virginia Astorga. 

Lo anterior es fundamental, justamente porque la forma en que participan los estudiantes del proceso de evaluación de aprendizajes “es esencial para el desarrollo de la competencia de aprender a aprender, que forma parte de los objetivos genéricos de la Formación Diferenciada Técnico-Profesional y que representa una de las habilidades del siglo XXI”, señalan desde el Mineduc.

—¿Qué cambios han debido realizar en ese tema a raíz de la pandemia?

—Las dificultades que el proceso de aprendizaje TP está teniendo en el contexto de la pandemia son diversas, incluyendo que las comunidades educativas han tenido que trabajar ardua y colaborativamente para establecer un plan de trabajo en sus establecimientos, con clases en línea para aquellos estudiantes que tienen las condiciones de conexión, y proveer de recursos impresos y de otro tipo para quienes no pueden conectarse. Sin embargo, para el desarrollo de competencias de la gran parte de las especialidades, se requiere de trabajo práctico en los talleres y laboratorios, y por tanto las clases presenciales son indispensables. 

En este escenario, explica Virginia, el proceso evaluativo de los estudiantes se ha complejizado, porque un docente TP está desafiado a que sus estudiantes no solamente logren los aprendizajes conceptuales de la especialidad, sino también el desarrollo de las competencias. “En este punto, es importante destacar que los profesores y las profesoras se han acercado al mundo de posibilidades que les brindan las TIC para utilizar diferentes estrategias para evaluar aprendizajes. Pero, aun así, los docentes requieren apoyo”.

Justamente es por esta razón que el Ministerio de Educación ha estado desarrollando durante este tiempo acciones que permitan fomentar la evaluación formativa de aprendizajes; además de disponer de recursos de apoyo para los docentes de las especialidades, ampliar los espacios de articulación y práctica profesional, con el objetivo de facilitar el inmenso trabajo que ha demandado la educación TP en pandemia.

—¿Seguirán siendo iguales las evaluaciones luego de que pase la crisis sanitaria?, ¿qué aprendizajes en ese tema se sumarán a lo que ya se venía haciendo?

—Los profesores en general, por el contexto sanitario, han sido desafiados a implementar la educación a distancia o remota, a manejar plataformas de reunión, utilizar redes sociales y diversas herramientas tecnológicas. Es probable que esta modalidad de trabajo con intenso uso de tecnologías se integre al proceso educativo, y que amplíe los canales y espacios para educarse, y que, además, facilite el levantamiento de evidencias en una evaluación de aprendizaje, donde las pautas de papel y lápiz se transformen en procesos de evaluación participativos, auto y coevaluativos, con interacción y resultados en tiempo real.

Por tanto, termina Virginia, la educación técnico-profesional, a propósito de la pandemia ha incorporado nuevas prácticas y tecnologías que han sostenido una educación y evaluación a distancia, pero esta transformación requiere más apoyo en tecnologías, diseños didácticos interactivos y asegurar la conectividad.