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Regístrate y accede a la revistaDurante el 2020, la Fundación Irarrázaval llevó a cabo el programa Formación de Mentores de Academias Literarias, donde el escritor Armando Roa se reunió con 40 docentes de todo Chile para hablar de libros, poesía, pandemia y sobre cómo transmitir esto a los estudiantes. Varios de los profesores invitaron a sus alumnos a escribir, lo que resultó en una selección de textos que muestra parte del sentir de los niños de este último año.
Este bello texto titulado “La esencia de la isla” fue escrito por la alumna Jessenia Contreras, de cuarto medio del Colegio María Reina Inmaculada en Isla de Maipo, donde describe su vida en la isla. El cuento habla de un lugar que no tiene una creación divina, sino que es creado a partir de todos los que viven ahí.
La impulsó su profesor de Lenguaje, Bastián Villarroel, quien asistió durante el 2020 al programa Formación de Mentores de Academias Literarias, impartido por Fundación Irarrázaval para su RED de establecimientos. Los cuarenta profesores participantes motivaron a sus propios alumnos a expresarse a través de la escritura y muchos de ellos enviaron sus creaciones. El resultado fue la “Antología de Textos Literarios”, una selección de poemas, cartas y textos de jóvenes de todas las edades, que muestra en gran parte su sentir durante el encierro y la pandemia.
“La lectura y la escritura son una necesidad, por ello, nunca se han perdido. Lo que se ha estado perdiendo es la ilusión a la que puedes llegar leyendo. Es por ello que hay que llevar la lectura al cotidiano, y del cotidiano saldrán nuevas experiencias y emociones. Es importante darles a leer lo contingente, lo presente, aquello que los mueve en este momento”, asegura Bastián.
Jorge Gajardo estudió literatura creativa y pedagogía. Es profesor de Lenguaje del Centro Educacional San Lorenzo, ubicado en Recoleta en la Región Metropolitana. Participó en la Academia Literaria, donde descubrió la importancia de contar con un taller literario en el colegio. “Es un espacio que va más allá del aula y del currículum. Es una instancia sumamente importante para compartir y tiene como fin último expresarse a través de los textos. Ser sincero es un consejo que me llamó la atención, el no apelar a ganar el Nobel, ya que estamos acostumbrados a escritores renombrados como Neruda, pero falta destacar poetas. Los jóvenes necesitan un motivo para poder avanzar. Muchas veces el pudor impide que muchos buenos textos salgan a la luz”, asegura el docente.
A pesar de las dificultades de las clases remotas, Gajardo pudo implementar un “minitaller literario’’. “He intentado abordar la escritura creativa y de ahí salieron los textos publicados, que fueron muy trabajados por los estudiantes. Surgieron conversaciones interesantes, trabajamos la redacción, buscamos el sentido de las palabras. Estamos recién partiendo el año, pero estoy trabajando en la propuesta”.
Fernanda Lorca Polanco es alumna de 1º medio del Centro Educacional San Lorenzo, en Recoleta, y participó en los encuentros de Gajardo. Uno de sus escritos fue seleccionado para la Antología y describe, a través de una carta, cómo se viven los días en pandemia. Cuenta que escribe cuentos, microcuentos, cartas, una fábula y algo cercano a una novela desde quinto básico, y le gusta porque deja llevar su imaginación. “Se les dio el desafío de escribir una carta romántica del siglo XVIII. Fernanda la escribe muy bien, se destaca mucho por eso. Logra crear ambientes donde yo puedo reconocerla a ella y su identidad. Es una niña muy alegre y muy brillante”, cuenta orgulloso su profesor.
“Últimamente soy una montaña rusa de emociones. Puedo estar feliz y con mucha energía, pero rápidamente esas emociones me abandonan, quedando vacía y triste. No estoy segura de por qué cambia tan rápido mi humor y no puedo armar el rompecabezas de mi interior. Me he dado cuenta de que algunos sollozos nocturnos suenan como gritos callados, sin embargo, no los logró liberar. Tal vez sea para no molestar a los demás. No sé, pero es horrible. Me he enterado de que también te has sentido así”, escribe Lorca en una carta a su prima.
Su profesor, cuenta Fernanda, les dio a ella y sus compañeras consejos y guía en el proceso de escritura y además las invitaba a opinar sobre las lecturas. “Esas conversaciones nos daban una enseñanza que nos serviría bastante en un futuro. Nos ayuda a poder expresarnos de una mejor forma, permite desarrollar nuestra imaginación y, al menos en mi caso, permite organizar mejor nuestras ideas”, agrega Fernanda.
El profesor Bastian Villarroel entrega algunas características de cómo daría forma a una academia literaria. Esta se compondría por grupos de 10 a 15 estudiantes para revisar lecturas propuestas o sugeridas por el profesor, pero que sean contingentes al contexto de los estudiantes. También se invitaría a compartir textos que podrían ser de los mismos alumnos o de algún amigo u otra persona. “Esto es vital para motivar la lectura”, explica, y agrega que “también potenciaría la lectura en voz alta como factor clave para replantear las nuevas formas de recitar la poesía, por ejemplo, que ha ido evolucionando”.
Jessenia Contreras, 4° medio, Colegio María Reina Inmaculada en Isla de Maipo:Sus autores favoritos son Mario Benedetti y Simone de Beauvoir.
Bastián Villarroel, profesor de Lenguaje del Colegio María Reina Inmaculada: “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, “El extranjero” de Albert Camus.
Jorge Gajardo, profesor de Lenguaje del Centro Educacional San Lorenzo, de Recoleta: Sus tres libros favoritos son “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole, “Estrella distante” de Roberto Bolaño.
Fernanda Lorca, 1º medio del Centro Educacional San Lorenzo: “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada” de Gabriel García Márquez.
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