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Regístrate y accede a la revistaEl modelo pedagógico del Aula Invertida o Flipped Classroom, en el cual los alumnos ven una cápsula de video en sus casas y luego resuelven sus dudas en el aula, a menudo es recibido con cierto escepticismo por parte de los padres. Sin embargo, dos expertos explican cómo esta metodología es ideal para el modelo escolar semipresencial, fomentando además el compromiso y la autonomía de los alumnos.
Se ha demostrado ampliamente que la participación de los padres y el compromiso con el aprendizaje de sus hijos influye fuertemente en su rendimiento. Sin embargo, esa presencia disminuye una vez que los estudiantes llegan a la enseñanza media, ya sea porque los contenidos se ponen cada vez más difíciles, o porque los jóvenes los involucran menos en sus tareas.
Frente a este escenario, de acuerdo con Esteban Venegas, director del Observatorio de Innovación Educativa del Instituto Tecnológico de Monterrey en México, el modelo pedagógico del Aula Invertida o Flipped Classroom se presenta como una alternativa interesante, ya que el uso de la tecnología tiene el potencial de contrarrestar esa desconexión. “En mi experiencia, mejora la participación de los padres, al permitirles un acceso directo, regular e inmediato a una mayor cantidad de información sobre el aprendizaje de sus hijos”, señala.
Raúl Santiago: Es doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad de Navarra y docente y director del Máster de Metodologías y Tecnologías Emergentes aplicadas a la Educación en la Universidad de La Rioja. También es un referente mundial en el ámbito de la innovación educativa con más de ocho libros sobre el tema. Entre sus libros se encuentra “Aprender al revés”, escrito en conjunto con el estadounidense Jon Bergmann.
La metodología propuesta por Aula Invertida se apoya en una forma de aprendizaje mixto: la presencial y la virtual. Durante las clases presenciales los maestros estimulan procesos cognitivos complejos, de análisis, crítica, cuestionamientos… mientras, a través de los contenidos virtuales o digitales, se entrega a los alumnos videos, textos o contenidos para revisar fuera de la clase.
Para Raúl Santiago Campión, doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad de Navarra y miembro del proyecto The Flipped Classroom.es, una de las principales ventajas de este modelo es que transfiere determinadas etapas de aprendizaje fuera de la sala de clases y utiliza el tiempo del aula, junto con la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos, apoyando todas las fases del ciclo de aprendizaje.
En este sentido, aclara, el modelo favorece el aprendizaje activo, donde el docente presenta desafíos específicos a los estudiantes para que ellos los descifren. Así, aprenden a descubrir y decidir por sí mismos qué es lo que necesitan conocer y saber hacer para poder responder acertadamente. “Esto permite que los estudiantes tomen el control de su propio aprendizaje, sean autónomos y responsables y aprendan a gestionar su tiempo para poder compaginarlo con otras actividades”, explica.
Esteban Venegas: Es Master of Science en Educación y Desarrollo Cognitivo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y desde hace más de cuatro años lidera el Observatorio de Innovación Educativa del mismo centro de estudios.
Sin embargo, nada de esto sería posible sin la participación de los padres. “El ámbito familiar es donde se ‘educa’, mientras que en la escuela ‘se educa pero fundamentalmente se enseña’. Para un proceso integral y eficaz debe haber una conexión completa entre los planteamientos didáctico-pedagógicos y una coordinación también de los valores a trabajar en los dos ámbitos: la familia y la escuela”, señala el español.
Lo mismo opina Esteban Venegas, quien señala que la familia ocupa un lugar esencial en la educación, tanto formal como semiformal. “Es donde se sientan las bases de la enseñanza y el aprendizaje. Si no existe este trabajo desde el hogar, no hay metodología que lo revierta”, explica y hace un llamado a los padres para que se interesen en lo que sus hijos están haciendo, a que conversen con los profesores sobre estas nuevas estrategias y continúen fomentando el pensamiento crítico, la autonomía y la colaboración.
Las ventajas de esta metodología, según su autor.
Por Jon Bergmann, creador del concepto del Aula Invertida y coautor del libro Aprender al revés.
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