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Regístrate y accede a la revistaLa periodista y destacada conductora de radio Pudahuel acaba de tener su quinta hija y recuerda los mejores momentos del colegio, su poco amor por el estudio, su pasión por la lectura y cómo creció viendo a su padre –el ícono de radio Pablo Aguilera– entrevistar a los más grandes artistas y pensar desde los cuatro años “Yo quiero hacer eso”.
Daniela Aguilera es una mujer alegre, optimista y enérgica. La periodista y conductora de radio Pudahuel desde hace diez años tuvo un 2020 movido. Transmitió al aire desde su casa con cuatro hijos que debían esperar afuera de la puerta, tuvo a su quinta hija en pandemia y hoy ya se encuentra de vuelta, conduciendo “El que la sigue, la consigue” de lunes a viernes de 15:00 a 18:00 horas. Guarda los mejores recuerdos de su vida escolar. “Lo veo como una nube de felicidad, mucho rosado y mucha hormona femenina, de mucha contención y cariño. ¡Muy entretenido!”, asegura.
—¿Cuál fue tu mayor chascarro en el colegio?
—Una vez nos visitó desde España la madre superiora de todas las superioras del mundo, y estaba de cumpleaños. Me acuerdo que le estábamos cantando, la monja con la torta en las manos y todo el colegio presente. Nosotros estábamos en tercero medio y decidimos arrancarnos, salimos corriendo. Con una amiga le pegamos patadas a una pandereta hasta hacer un hoyo para salir. Ahora igual me arrepiento.
—Si pudieras volver a un curso, ¿cuál sería?
—Tercero medio es el curso, de todas maneras. Fue el viaje de estudios y el encuentro continental de jóvenes que lo pasamos tan pero tan bien. Pero todos tienen su cosa especial. Mi cuarto medio fue súper estresante porque no tenía buenas notas y me tenía que preparar para la PAA. Octavo básico también fue súper alegre porque ya éramos mujercitas y tuvimos las primeras fiestas.
—¿Te gustaba estudiar?
—No. A mí siempre me ha gustado mucho leer, pero estudiar no. Si les preguntas a mis compañeras de curso, te van a decir que mi banco estaba lleno de libros, de revistas y cosas nada que ver a las que estaban pasando en el colegio. Típico mío era llegar al colegio y preguntar ¿Por qué están estudiando? y no saber que había prueba. Me iba bien en Inglés e Historia. En Lenguaje, la miss me tenía mala y me ponía malas notas a propósito porque “yo podía dar más”. Igual sacaba los premios de mejor lectora todos los años. Me cargaba Matemáticas. En segundo básico me pasaron a la pizarra a resolver unas rectas y no pude, y desde ahí quedé traumada y las odié con mi alma. Siempre tuve promedio rojo. En media, cuando empecé a tener Física, ya no podía tener dos promedios rojos, así que logré tener cuatritos en ambas para no quedar repitiendo.
—¿Qué significan para ti tus amistades del colegio?
—Mis amigas del colegio son un grupo de mujeres muy power, inspiradoras, cada una en su estilo. Tenemos un grupo de Whatsapp muy activo y de las 38 que salimos del colegio, somos 30 las que seguimos hablando todos los días. Para mí son parte fundamental de mi vida. Creo que es un ejemplo muy lindo que les doy a mis hijas el tener mi grupo de amigas de colegio tan vigente. Siento que demuestra que eres una persona leal, confiable, querible.
—¿Cuándo descubriste tu amor por las comunicaciones y la radio?, ¿alcanzaste a hacer algo de eso en el colegio?
—Desde que tengo uso de razón. La primera vez que dije “yo quiero trabajar en radio” era muy chica, cuatro años creo. Mi papá estaba entrevistando a Miguelo, que siempre me ha fascinado, y yo estaba parada en la puerta. ¡Y quería hacer eso! Después lo vi entrevistar a Luis Miguel y yo también quería entrevistarlo. Y así con todos los cantantes que se te pueda imaginar. ¡Mi regalo de cumpleaños a los diez años fue almorzar con Ricky Martin! Entonces, toda la vida quise salir a las comunicaciones, se me dio muy fácil. Me gusta mucho conocer las historias de la gente, y el mundo artístico y la música han sido parte importantísima de mi vida. Puedo dividir las etapas de mi vida en títulos de canciones y música, en discos.
En el colegio dirigí un taller literario donde hacíamos crítica de libros, teatro, programas de radio, reportajes. Desarrollé harto el lado de comunicaciones en el colegio.
—¿Tu papá se involucraba en el colegio como animador?
—Mi papá siempre era el número fijo para animar todos los bingos y eventos. Mi colegio era de puras mujeres, y yo tenía un hermano que era súper desordenado; una vez, mientras mi papá animaba un bingo, a él se le ocurrió subirse al escenario, quitarle el micrófono y contar un chiste ordinario frente a todos. Desde ahí nunca más animó. Yo no hice nada de eso en el colegio, pero me tocó hacer el discurso de cuarto medio con mi papá cuando salí. Ahora he animado los café concerts de mi hija y lo hago encantada.
—¿Qué le dirías a la Dani de 18 años, saliendo del colegio?
—Me diría que siga mis sueños, que siga mi vocación. Que estudie más para poder tener más rango de elección. Yo menos mal pude estudiar lo que quería, en mi segunda opción de universidad, y fui tremendamente feliz. Mis amigas de universidad también son del alma, así que le diría a la Dani que va a encontrar a sus grandes compañeras de vida en la universidad. Que no se apure con nada, que piense bien en cuál es su vocación y que sea muy feliz. Que de repente vale más la pena echarse un ramo que vivir angustiada y no vivir ese periodo tan lindo.
Radio: mi vida.
Pandemia: oportunidad de reencontrarme con mis niños.
Familia: mi núcleo.
Homeoffice: imposible de hacer con mis niños. ¡Estoy al aire!
Futuro: estoy llegando al punto de hacer todo por lo que me he preparado en mis años de ejercicio profesional como persona. Parece trabalenguas, pero así es.
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