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Regístrate y accede a la revistaA raíz de los resultados de la encuesta TALIS –estudio desarrollado por la OCDE cada tres años– que analiza el contexto de enseñanza-aprendizaje a partir de las percepciones de directores y docentes, Andreas Schleicher, mayor autoridad de la OCDE en educación, abordó el tema de las competencias que tienen los docentes para enfrentar situaciones complejas como las del coronavirus.
Cuando toda la discusión está en cuál es la mejor plataforma “online” para hacer clases, la necesidad de que todos los estudiantes puedan acceder y las competencias de profesores en las tecnologías de información, Schleicher dice que, aunque todas esas cosas son necesarias, lo fundamental no es lo técnico, sino el liderazgo o empoderamiento que tenga cada profesor.
El profesor que crea que el problema suscitado por el coronavirus se soluciona solamente con mayor capacidad técnica va a cometer al menos dos errores. El primero, que le va a dar a todos sus estudiantes una misma solución y, el segundo, que no va a transmitir propósito ni motivación. Va a caer en sólo pasar materia versus darle sentido al aprendizaje.
El que aborde este desafío como un problema de liderazgo va a querer entender las necesidades de sus estudiantes antes de abordar una solución, y usando todos los recursos que tenga disponibles, enfrentar el problema de la mejor manera posible, entendiendo que, en este proceso, más allá del resultado incierto, hay un aprendizaje de mucho valor.
Las mejores soluciones vienen siempre de un entendimiento profundo del problema. “Si tuviera que resolver un problema en una hora y tu vida dependiera de ello, dedicaría 55 minutos a encontrar la pregunta adecuada, y cinco minutos para la respuesta”, dijo Einstein. Por ello, es fundamental tener una actitud adaptativa ya que no hay ninguna solución única para abordar todos los problemas que existen en esta realidad.
Solo para entender la magnitud del problema, en Chile hay 3,6 millones de estudiantes con más de 200 mil profesores en más de 12 mil escuelas distribuidas a lo largo del territorio. De estas escuelas, más de 3.000 son rurales con un promedio de 75 alumnos cada una, aproximadamente 2.000 escuelas educan exclusivamente a estudiantes con necesidades educativas especiales, cerca de 50 funcionan dentro de hospitales y aproximadamente 90 funcionan en recintos carcelarios. Cada comunidad escolar está inserta en contextos variados, con realidades familiares diferentes, cada una con desafíos territoriales y por lo tanto técnicos distintos.
Este tipo de desafíos es más bien adaptativo, como plantea Ronald Heifitz, donde la solución no es conocida, y aunque hay aspectos técnicos, hay una serie de creencias, valores y hábitos que requieren incorporarse, cuestionarse y a veces adaptarse. Por lo mismo, este tipo de soluciones se generan de manera colectiva, con distintos roles, pero desde el trabajo en conjunto, desde la acción, aprendiendo a medida que se hace camino. Se requiere comunicación constante y un compromiso de largo plazo.
Mi reflexión de todo este escenario en “coronavirus” es que esta “tensión” ha ayudado a identificar los problemas y fortalezas que teníamos desde hace mucho tiempo, y esto es una gran oportunidad para innovar y finalmente adaptarse a lo que Chile necesita en educación.
Entender mejor el problema ayuda a tener mejores soluciones. Las plataformas, libros u otros materiales pueden ser útiles, pero el liderazgo de un buen profesor es insustituible para un desarrollo sano e integral del estudiante. Si los docentes tienen un profundo entendimiento de la realidad de las comunidades, son justamente los profesores quienes pueden desarrollar soluciones atinentes a cada contexto.
El desafío es construir, con los líderes de la comunidad escolar, sobre la experiencia de la comunidad. No decirles qué hacer (o esperar a que nos lo digan), sino apoyarlos para liderar.
“Mi reflexión de todo este escenario en “coronavirus” es que esta “tensión” ha ayudado a identificar los problemas y fortalezas que teníamos desde hace mucho tiempo, y esto es una gran oportunidad para innovar y finalmente adaptarse a lo que Chile necesita en educación”.
Tomás Recart
Cofundador de EnseñaChile, ingeniero civil UC, máster en Administración Pública y Desarrollo Internacional, Universidad de Harvard.
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