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Dic 2024 - Edición 289

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3 maneras de vivir la música en pandemia, según el pianista y director de orquesta Eduardo Browne

Una entretenida y emotiva conversación en torno a la música tuvimos con Eduardo Browne, quien primero estudió Intérprete en Piano en la Universidad de Chile, y luego hizo una maestría en Dirección Orquestal, en The Julliard School, Estados Unidos. Hoy es profesor y director de la Camerata Universidad de los Andes. ¿Cómo se vive la música en pandemia? Esto nos contó.

Por: Paula Elizalde
3 maneras de vivir la música en pandemia, según el pianista y director de orquesta Eduardo Browne

1. La música para las personas: humanizadora compañera

Primero, como señala Eduardo, “la música es la misma compañera y amiga de siempre”. Y explica que antes de la pandemia consumíamos importantes cantidades de música, y cuando comenzó la pandemia, “la amiga siguió ahí, acompañándonos. Es una forma de arte que está muy cercana a la gente, quizás la que está más cercana. La gente lee contenidos, y eso no siempre son cosas artísticas, pero dentro de las artes, lo que la gente más hace no es leer novelas ni estar mirando pinturas, ni estar pintando, es escuchar música”, agrega.

Por otro lado, aun cuando la música es una fiel compañera, Browne explica que se sabe poco de ella. “Muchas veces se trata a las artes como ayudantes para otras cosas, ‘es importante que haga música, así le va a ir bien en matemáticas’. Eso no es. Uno con el arte aprende a emocionarse, y al emocionarse uno es mejor ser humano. Las emociones son las que nos diferencian del resto de los seres de la creación, nos hacen ser ‘humanos’ ”.

Es por eso que para Browne la música, el hacer música, es indispensable en una sociedad: “Tenemos una labor muy importante, somos las personas que mantenemos la felicidad, la profundidad de la gente. El abastecimiento es importantísimo, pero no nos olvidemos de que somos seres humanos, que necesitamos ser más felices”, reflexiona.

Eduardo Browne, pianista y director de orquesta.

2. La música en la academia: un complejo desafío

“Enseñar música (a través de alguna plataforma) es una fregatina, las plataformas no están pensadas para compartir música, para enseñar música, se hace muy difícil”, cuenta Eduardo.

En la práctica, como señala Browne, “cuando uno está enseñando, por cámara, uno muestra un texto o pizarra, pero en el caso de la música, se escucha música, y todos tenemos que escucharla al mismo tiempo, eso es lo complicado. Poder ‘mostrar’ la música. Yo no puedo mostrar los cornos como suenan. Si te lo ‘muestro’, lo vas a escuchar porque lo estás viendo.

Esas cosas no se logran hacer online. La gente está en su casa atrasada unos segundos, entonces no escuchan lo mismo que yo”.

“Hay que ser súper creativo, para hacer dos horas de clases he tenido que trabajar siete horas, juntando videos. Mis clases son a veces con 30 videos, de segundos y minutos. Y muchas veces, para mostrar los videos, la clase pierde continuidad, es muy fregado mantener a alumnos todo el día pegados a las pantallas”, añade Eduardo.
“Es un desafío muy grande, pero lo he logrado. Hice 32 clases, hice 3 clases por Zoom directo, las otras 29 fueron clases donde yo hablaba y ellos me hacían preguntas por chat directo, ¡qué mundo más raro! Al final, hicimos una reunión por Zoom para vernos las caras, me encontré con 35 cabros que no había visto, pero con quienes ya teníamos un semestre de trabajo en conjunto. Es una experiencia compleja e interesante”.

“Muchas veces se trata a las artes como ayudantes para otras cosas, ‘es importante que haga música, así le va a ir bien en matemáticas’. Eso no es. Uno con el arte aprende a emocionarse, y al emocionarse uno es mejor ser humano”.

 

3. La música a través de una orquesta: difícil misión

Eduardo Browne es director de la Camerata de la Universidad de los Andes. Ya habían comenzado a trabajar cuando llegó la pandemia causada por el covid-19 y desde el 16 de marzo que no han podido juntarse y, como él cuenta, “se hace imposible tocar simultáneamente”.

Como Eduardo explica, lo que han hecho algunas orquestas del mundo es que “cada uno toca solo, graba su parte y luego un ingeniero las cuadra bien y los pone a todos juntos. Este trabajo implica que solo se puede tocar música que se pueda cuadrar bien, las obras con pulso totalmente parejo; una balada, por ejemplo, se hace muy difícil”.

Por lo tanto, las opciones son cada uno por su lado o ir a grabar a la universidad, sin público. “Nosotros no queremos grabar cada uno en su casa, ya está hecho, y no es un resultado que sea placentero, queremos reunirnos todos juntos con mascarillas y eso estamos preparando”.

En definitiva, concluye Browne, “el panorama para los músicos ha sido desolador, todos los que tocan en vivo no pueden hacerlo, se acabó, no hay nada. En Chile no hay nadie que esté tocando en vivo, salvo algunos artistas a través de las redes sociales”.

Para terminar, Browne hace una invitación abierta a los medios de comunicación: “Tienen que invitar a la población a hablar de arte. No se habla tanto de arte, se habla de mucha política, de cosas técnicas, pero de arte no se habla nunca”. Y, como señaló antes, la música y las artes humanizan. Hablemos de arte, entonces.

 

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