Comunicadora, diputada, joyera, vendedora de Super 8, ministra de Gobierno, estudiante hasta adulta, la titular de la cartera de Mujer y Equidad de Género, Mónica Zalaquett, ha explorado el emprendimiento y el servicio público desde que estaba en el colegio. Un lugar donde encontró a sus amistades para la vida y aprendió la importancia de comprometerse con lo que nos motiva.

—¿Qué recuerdos tienes del colegio?

—¡Me encantaba el colegio! De ahí son las grandes amigas que tengo hasta el día de hoy. Era bastante estudiosa, salí con promedio 6,4 y además participaba en actividades extraprogramáticas. Representé a mi colegio en tenis y pinpon. Siempre estaba organizando actividades y paseos de curso. Siento que le saqué mucho el jugo a esa etapa.

—¿Tu mejor/peor chascarro en el colegio?

—El mejor chascarro es que cuando estaba en octavo básico era la secretaria del Student Council y representaba a todos los cursos de enseñanza básica. Estábamos celebrando la fiesta anual de las barras, donde nos dividían por colores en una suerte de alianzas. De pronto, empezó una guerra de bombas de agua y alguien empezó a gritar “¡viene la sister Peter, la sister Peter!”, que era la directora del colegio. Salimos corriendo para que ella no nos viera, pero por error nos fuimos por el mismo pasillo por el que ella venía y nos encontramos de frente. En castigo, me quitaron el cargo por un par de meses y la directora me dijo: “el problema es que tú representas a toda la enseñanza básica y tienes que dar ejemplo cuando representas a alguien”, y eso fue algo que me marcó mucho en mi vida.

El mejor recuerdo es que, con una compañera, construimos un baúl de madera y lo metimos a la sala de clase. Íbamos a La Vega todas las semanas y lo llenábamos de súper 8, negritas y calugas para venderlos entre las horas de clase. Ahí salió mi espíritu emprendedor. Lo mejor de todo es que nunca nadie reclamó ni se le ocurrió nada parecido, así es que nos fue muy bien con el emprendimiento.

—¿Algún profesor que te haya inspirado?

—Mi profesora jefe, Juanita Balmaceda, fue una mujer que me marcó. Siempre nos daba un consejo criterioso y sabía escuchar. Ella miraba la vida con optimismo, era muy ponderada y nos enseñaba a comprometernos y ser perseverantes cuando algo nos parecía importante, algo que era un sello en mi colegio. He tenido la oportunidad de encontrarla en la vida y no me he cansado de darle las gracias, porque nos hizo no solamente querer el colegio, sino la dinámica del aprendizaje.

—¿Ramo favorito?

—Siempre fui una fanática de las ciencias sociales y me encantaba el ramo de Historia. ¡Me apasionaba! Pienso que la historia es cíclica; cambian los personajes, pero al final son ciclos y procesos los que van sucediendo.

—¿Cuándo te empezó a gustar la política?

—Quizás el haber sido secretaria de la enseñanza básica ya era una señal de esa vocación de servicio público. Pero la verdad es que mi amor por ese camino lo aprendí de mi hermano Pablo. Me sorprendía su compromiso como alcalde de La Florida 24 horas y la alegría que le generaba a él ese trabajo. Me di cuenta de que había otros caminos, no solo el del emprendimiento.

—¿Qué haces en tu tiempo libre?

—¡Efectivamente! Tengo poco tiempo para hacer cosas fuera del ministerio, pero el que tengo lo aprovecho al máximo. Me gusta mucho caminar y subir cerros y trato de hacerlo los fines de semana. Además, todos los domingos cocinamos en familia. Disfruto mucho estar y conversar con mis hijos.