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Regístrate y accede a la revistaAmante de la ciencia desde muy chico, admirador de Jacques Cousteau (1910-1997) –probablemente el explorador y oceanógrafo más famoso del mundo–, el recién galardonado Premio Nacional de Ciencias 2020, Francisco Bozinovic, nos contó cómo la ciencia, la investigación, la docencia y el amor por su familia lo han marcado a través de los años.
Sus cercanos y quienes lo conocen de cerca señalan que “Pancho”, como le dicen cariñosamente, es una persona amante de la ciencia y de su familia, muy alegre y un muy buen amigo. Un premio muy merecido, por su aporte a la ciencia en Chile y a la docencia, dicen.
—Entré a estudiar por Jacques Cousteau, veía una serie de televisión del mundo submarino. Ingresé a Biología marina primero y después, estando allí, conocí a un profesor que me dijo que esto no era para mí. Me cambié a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile donde conocí al profesor Mario Rosenman, fisiólogo comparado que trabajaba en zoofisiología y en temas de hibernación. Ahí me enamoré de esos temas, de los cuales no salí nunca más.
—¿Por qué elegir el camino de la ciencia? ¿Crees que en Chile estamos al debe en ese tema?
—Ciertamente estamos al debe. Yo lo he señalado de mil maneras, los países desarrollados son los que invierten en ciencia; por eso, la forma de salir del subdesarrollo es realizar inversión en ciencia y en conocimiento. Es agregar valor a los productos que vendemos. No podemos vender los bosques como palitos, sino que mesas… eso es una metáfora.
“Me gustó la ciencia y siempre fue así. Me apasionaba armar cosas. En nuestro país estamos al debe, debemos educar a los jóvenes en esos temas”, dice sobre la importancia de la ciencia y del valor intrínseco que existe en el conocimiento el premio nacional.
—Tus cercanos señalan que te has destacado por la creación de un nuevo paradigma: la biología integrativa, ¿nos puedes contar de qué se trata?
—La biología integrativa es mirar los fenómenos biológicos desde los diferentes espacios de su organización. Vale decir, desde la célula, por ejemplo, hasta las poblaciones y las comunidades. Los organismos no están formados por partes, sino que más bien son un continuo y muchos fenómenos que ocurren a un nivel de organización, su explicación está dada a nivel celular y molecular, así como también sus consecuencias. No olvidarse, además, de que cada organismo interactúa también con el ambiente que le rodea, porque el ambiente es parte del organismo y viceversa, no están separados. Eso hace la biología integrativa: mirar al individuo en su interacción con el ambiente que le rodea, ya sea físico o químico, y a varios niveles de su organización biológica.
“Los países desarrollados son los que invierten en ciencia; por eso, la forma de salir del subdesarrollo es realizar inversión en ciencia y en conocimiento”.
—¿Qué estudios podrías destacar de tu carrera?
—Los primeros descubrimientos de hibernación para mamíferos sudamericanos, estudios de asociar las capacidades de tolerancia de los organismos con su rango de distribución, los efectos del cambio climático sobre las capacidades fisiológicas, o enfatizar la importancia de la fisiología sobre aspectos de enfermedades emergentes y plagas.
—En esta edición queremos reforzar en docentes y alumnos la importancia del cuidado del medio ambiente y de la ciencia en nuestras vidas, ¿qué mensaje les darías a los jóvenes en ese sentido?
—Debemos recordar que el medio ambiente es parte de nosotros mismos. Nosotros formamos parte del medio ambiente y, por ello, es absurdo no cuidar lo que forma parte de nosotros. No podemos vivir sin el lugar que nos cobija, sería como llegar a quemar nuestra propia casa.
Cuidar el medio ambiente es cuidar nuestra propia casa, el lugar donde vivimos. Destruir el ambiente es destruirnos a nosotros mismos.
—Los 30 magísteres y doctorados formados directamente bajo tu alero, al menos, revelan el rol que le das al profesor, ¿de qué manera buenos docentes permitirán formar nuevos investigadores y amantes de la ciencia como ha ocurrido contigo?
—Los productos de un investigador y de un científico son esencialmente dos: en primer lugar, la ciencia de buena calidad que desarrolla y, en segundo, las personas que forma. En ese sentido, me enorgullece haber formado una escuela de pensamiento con estudiantes que son profesores titulares en muchas universidades.
En palabras del premio nacional, un buen profesor sabe y va a incentivar a sus estudiantes. Explica Francisco que él no es profesor, pero asegura que “en el colegio un buen docente logra generar un cambio sustancial en sus alumnos y hace que cambien de ahí para adelante”.
—Sabemos que parte importante de tu trabajo ha sido la creación del Centro UC Síndrome de Down, ¿cómo nació esa idea? Cuéntanos acerca de los aportes que han logrado a través de los años.
—Yo tengo una hija con síndrome de Down y me di cuenta de las necesidades. Me di cuenta de aquello y en la universidad observé las carencias. Hablé con el rector Ignacio Sánchez y creamos un centro multidisciplinario para apoyar a personas con síndrome de Down desde la niñez hasta la adultez, con diferentes niveles de aproximación. Desde el ámbito de la ingeniería, la ciencia, el deporte, desde el punto de vista integral de la persona.
Cuenta que tuvo el apoyo del rector y de los vicerrectores, quienes lo ayudaron en esta iniciativa. El centro hasta el día de hoy está ubicado en el campus oriente de la PUC. Allí se realiza apoyo y también se desarrolla investigación al respecto. “Llevamos apenas cinco años y el próximo paso será la construcción de una casa para que empiecen a vivir en forma independiente los jóvenes”, afirma.
Profesor titular, Facultad de Ciencias Biológicas, Pontificia Universidad Católica de Chile. Licenciado en Ciencias y D.Sc. Post-Doctorado en Carnegie Institution, Estados Unidos. Ha recibido premios y becas y ha supervisado a seis posdoctorados. Pertenece a diez sociedades profesionales y ha participado y participa en numerosos proyectos de investigación nacionales e internacionales. Autor de más de 200 artículos científicos en revistas, de 11 capítulos de libros, y autor del primer libro en español en su especialidad.
El profesor Bozinovic ha sido jefe del Departamento de Ecología de la PUC, jefe de la mención Ecología del Programa de Doctorado en Ciencias Biológicas (PUC) y director del Programa de Doctorado en Ciencias Biológicas de la misma universidad. Es miembro de la Comisión Acreditación de la Facultad de Ciencias Biológicas. Ha sido director del Programa Biomas-Conicyt, miembro del Comité de Acreditación de Programas de Doctorado del Ministerio de Educación y es revisor nacional e internacional de cientos de artículos, proyectos de investigación, tesis de doctorado y promociones académicas.
Es miembro de la Academia Chilena de Ciencias, recibió la beca Guggenheim y el Premio Scopus.
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