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Regístrate y accede a la revistaEso es lo que la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, espera para el futuro, y en el ministerio que lidera son distintas las iniciativas que tienen para lograr que ese objetivo sea expresado en el cuidado y protección del medio ambiente. Agrega la titular: “Si bien hemos avanzado en relevar la educación ambiental en los establecimientos educacionales, aún falta avanzar en su incorporación decidida en el quehacer educativo y en general en las comunidades educativas”.
Más de dos mil establecimientos educacionales han sido certificados por el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales del Ministerio del Medio Ambiente. ¿Qué significa esto? La ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, nos contó sobre esta certificación y sobre otras iniciativas en pro de una educación ambiental hoy y en el futuro.
“El Ministerio del Medio Ambiente desarrolla una serie de programas que consideran la educación ambiental formal y comunitaria, que se implementan desde los departamentos que constituyen la División de Educación Ambiental y Participación Ciudadana. En particular, el Departamento de Educación Ambiental ha impulsado programas específicos para establecimientos educacionales. El de mayor trayectoria e impacto es el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE), que es un programa voluntario, destinado a reconocer y destacar a aquellos establecimientos que incorporan de manera exitosa la educación ambiental en sus proyectos educativos institucionales”, explica la cabeza de la cartera de Medio Ambiente.
Este sistema es de carácter intersectorial público y busca integrar la oferta en educación ambiental de las instituciones que conforman el Comité Nacional de Certificación Ambiental. En ese marco, agrega, “hemos desarrollado una serie de recursos de apoyo docente, así como cursos de capacitación y permanentes seminarios, talleres, y hoy en día conversatorios online, donde entregamos información y apoyo a los docentes para que implementen la educación ambiental en sus comunidades educativas”.
Por otra parte, está la Academia de Formación Ambiental Adriana Hoffmann, la cual desarrolla cursos e-learning y capacitaciones presenciales, destinados a la ciudadanía, funcionarios públicos y docentes. “De esta manera, colaboramos en la formación de educadores y educadoras de todos los niveles educativos, fortaleciendo sus conocimientos y habilidades en diversas temáticas ambientales, pasando a ser multiplicadores de esta información en sus comunidades educativas. La Academia ha logrado capacitar un total de 4.269 educadores”, afirma Carolina.
A esto se suma un conjunto de estrategias y programas que tienen como objetivo formar, desde la primera infancia hasta la juventud, en temas ambientales de relevancia para el país. “Las nuevas generaciones no solo son el futuro que nos relevará en la toma de decisiones, son también el presente y, en tal condición, merecen vivir en un medio ambiente libre de contaminación, contando con las herramientas y los conocimientos que les permitan actuar en consecuencia para garantizar ese derecho”, señala la ministra.
“En el marco de la pandemia, se han vuelto a considerar valores que son propios del enfoque de la educación ambiental que proponemos como ministerio. Me refiero a la corresponsabilidad, la empatía, la austeridad, la solidaridad, la coherencia, el respeto y el revalorar el vivir en comunidad”.
Existen programas que llevan a niñas y niños a los parques nacionales en todo el país, campañas en regiones, relevando especialmente la limpieza de playas.
“Además, en nuestro portal, en la sección de educación ambiental, contamos con material educativo de libre acceso, para todos los temas ambientales priorizados por el Estado. Hablamos de educación ambiental para el cambio climático, para la biodiversidad, para la gestión de residuos, para la contaminación atmosférica, entre otras. Videos educativos sobre estas temáticas, además de educación en valores y educación ambiental a través del trabajo en redes comunitarias. Todo el material pensado en actividades para niñas, niños y jóvenes junto a sus familias y comunidad”, cuenta Carolina.
“Estamos conscientes de que aún tenemos temas pendientes para avanzar. Queremos abrir más y nuevos espacios de participación para las personas de todas las edades, donde puedan discutir y presentar sus visiones, sus diagnósticos y sus soluciones frente a los distintos problemas ambientales que afectan a nuestro país. Especialmente para los jóvenes que tienen la voluntad de ayudar en materias ambientales, y que están siempre dispuestos a colaborar en actividades para proteger el entorno, a participar en voluntariados por el cambio climático, por la reutilización y el reciclaje, por el no consumo de plásticos de un solo uso, entre tantos otros compromisos que hoy los niños, niñas y jóvenes están adquiriendo y que han pasado a ser un ejemplo para las generaciones actuales. A ellos queremos ampliarles las oportunidades para que sean sujetos de cambio”, reflexiona.
“En estos últimos años la conciencia ambiental, expresada en el cuidado y protección del medio ambiente, va en aumento al interior de las comunidades educativas. Cada vez es más común encontrarse con jardines infantiles y establecimientos educacionales con actividades de educación ambiental que vinculan los contenidos curriculares propios de cada disciplina, con actividades y acciones ejecutadas en sus entornos cercanos. Vemos campañas de limpieza y recuperación de áreas verdes, de reciclaje, de uso responsable de la energía, entre otras. Quizás lo más significativo de estas actividades sea la generación de redes de colaboración con las comunidades locales, sean estas centros de padres y apoderados o actores de la comunidad local interesados en enfrentar los problemas socioambientales que les afectan”, asegura la ministra del Medio Ambiente.
Para Carolina Schmidt, el tema ambiental es parte de las grandes problemáticas que nos toca vivir y probablemente una parte significativa del siglo XXI la ocuparemos en enfrentarlas. “Desde la educación, con nuevas e innovadoras propuestas pedagógicas, se deben vincular los temas globales a las realidades locales, que es donde se vive el proceso de enseñanza y aprendizaje. Aprender haciendo o aprender transformando el mundo que nos rodea, eso espero para la educación del futuro. Y en esto, la Ley General de Educación que rige actualmente nuestro sistema educativo es una tremenda oportunidad al establecer como uno de los principios de la educación en nuestro país, la sustentabilidad. A su vez, se transforma en un desafío, dado que, si bien hemos avanzado en relevar la educación ambiental en los establecimientos educacionales, aún falta avanzar en su incorporación decidida en el quehacer educativo y en general en las comunidades educativas”, afirma.
“La pandemia nos ha sorprendido a todos desde distintos ángulos, nos ha permitido además hacer el ejercicio de observarnos y evaluar nuestras opciones de vida, nuestras acciones ambientales y su coherencia, nuestras prácticas de consumo, etc., lo cual es también una forma de autoeducación ambiental. Vemos que, en el marco de la pandemia, se han vuelto a considerar valores que son propios del enfoque de la educación ambiental que proponemos como ministerio. Me refiero a la corresponsabilidad, la empatía, la austeridad, la solidaridad, la coherencia, el respeto y el revalorar el vivir en comunidad”, señala Schmidt.
La educación ambiental, según la Ministra, enfrenta la pandemia con el gran desafío de contribuir a crear una ética ambiental, “que forme comunidades comprometidas e involucradas, respetuosas con los ritmos de la naturaleza y con toda forma de vida, que valore la biodiversidad natural y la diversidad cultural, rescatando de nuestra historia las mejores prácticas de sustentabilidad, y llevando a éstas al entrelazado mismo de los procesos de enseñanza-aprendizaje de las comunidades educativas”.
“La pandemia nos enseña que los problemas del mundo moderno son globales y nos golpean a todos sin distinción, y todos como una aldea global debemos ponernos de acuerdo para enfrentarlos”, afirma la ministra y agrega que, sin duda, “los educadores son uno de los actores relevantes que están llamados a revertir esta situación, son los mediadores y guías que deberán llenar de contenidos a los niños, nuestros principales agentes de cambio”.
¿Cómo será este tema en el futuro? “Esperamos que sea una educación que abarque todos los sectores de nuestra sociedad, los barrios, las organizaciones ciudadanas, el mundo productivo, los jardines infantiles, las escuelas, las universidades, los centros de formación técnica, y que actúe a lo largo de toda la vida de cada uno de nosotros, sin importar edad, género o condición social. Una educación ambiental valorada, aceptada y que haya permeado todos los rincones y actores, para que así, en diez años más, discutamos sobre cómo mejoramos las intervenciones, cómo innovamos en nuevas prácticas de intervención socioambiental. Una educación ambiental que muestre orgullosa cómo ha contribuido a generar una sociedad más sustentable, y de la misma forma haya aportado a cumplir la Agenda 2030 que tiene como meta erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos”. Que así sea.
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