“En un principio, nos costó mucho porque no todos los chiquillos cuentan con acceso a internet ni a computadores. Nuestro colegio está en Cerro Navia y muchos alumnos tienen altos índices de vulnerabilidad y riesgo social, por lo cual acceder a tecnología es imposible para ellos. Eso complicó las clases a distancia en un comienzo. Hemos terminado trabajando mucho a través de los celulares, ya que la mayoría tiene uno propio, y si el suyo es muy antiguo usan el de sus papás para descargar el material de mejor modo. Como formatos usamos PDF, Word e incluso pantallazos como última instancia, ya que una foto se puede ver en cualquier celular”, cuenta Paola Salamanca, profesora jefe de séptimo básico, en el colegio San Damián de Molokai, de Fundación Belén Educa.
Pero, además de los obstáculos tecnológicos, otra carencia se sumó: “La pandemia ha puesto a prueba los niveles de autonomía de cada alumno. Y lamentablemente hasta ahora el mundo adulto no había educado en esa dirección. Los papás tienden a ser sobreprotectores, o a no saber qué ayudas son las adecuadas de prestar. En esta modalidad a distancia los niños y adolescentes tienen que ser capaces de resolver tareas, según su edad, y trabajar. Esta es la gran lección que la pandemia nos ha dejado tanto a las familias como a los profesores: la necesidad de inculcar la autonomía”, señala Isabel Aguirre, profesora en educación básica por la Universidad de los Andes y máster en Calidad y Mejora de la Educación, con especialidad en Cambio, por la Universidad Autónoma de Madrid.
Paola Salamanca
La autonomía en las actuales tendencias educativas
“La autonomía frente al aprendizaje es fundamental en los estudiantes. Las actuales tendencias educativas están enfocadas en desarrollar en los alumnos el pensamiento crítico, la capacidad de formular y comprender preguntas, la creatividad…, para que los niños y niñas sean capaces de gestionar y regular su proceso de aprendizaje y entender cuáles son las estrategias que más les sirven y benefician para lograr ese objetivo. La escuela se puede encargar de mostrarles y ofrecerles esta variedad de estrategias, pero ellos deben aportar organización, responsabilidad, voluntad y una serie de habilidades que son sustento de la autonomía”, agrega Isabel Aguirre. En este sentido, señala, “la pandemia aceleró el cambio que todas las tendencias educativas estaban marcando”.
Lamentablemente, nos queda mucho camino que recorrer para asentar el valor de la autonomía, coinciden ambas entrevistadas. Uno de los obstáculos a vencer es la sobreprotección de los papás o abuelos:
En qué pueden apoyar las familias
Desde la experiencia en el aula, ambas profesoras enumeran cuáles son los aspectos en que las familias deben apoyar a los niños para lograr mayor autonomía:
- Hábitos y rutinas: “Siempre a principio de año a los papás se les explica cuán importante es tener un horario para estudiar, para descansar, para alimentarse y dormir. Que además los niños cuenten con una agenda o cuaderno donde anotar tareas y fechas de pruebas. Es importante que los papás conozcan y respeten esos horarios y rutinas”, comienza a enumerar Isabel Aguirre.
- Paola Salamanca coincide: “A los niños y más aún a los adolescentes, en general, les cuesta tener horarios y cumplir metas de estudio. Eso se refleja en que, en promedio, solo la mitad va al día con todas sus actividades. En las clases de orientación ellos mismos nos dicen que hacen las tareas cuando tienen ganas o solo los viernes… También vemos a muchos papás que no saben qué hacer para que sus hijos tengan hábitos”.
- Un lugar fijo para estudiar: Y sin distracciones. “Es verdad que algunas familias viven en espacios muy reducidos. Pero he visto a papás que, en esas mismas condiciones de estrechez, le arman un escritorio al hijo con lo que tienen en la casa. Yo creo que los papás tienen que entender la importancia de las rutinas de los hijos y ver que el estudio es clave para su futuro”, explica Paola Salamanca.
- Comprensión de instrucciones: “Este es un aspecto clave y este año se ha visto que es un gran problema. A veces los niños no entienden, están acostumbrados a preguntar todo, o han crecido viendo que se les da todo demasiado hecho; y esa es una autocrítica válida también para nosotros, los profesores”. A modo de ejemplo cuenta: “Cuando les dices a los alumnos que deben leer entre la página 132 a la 137, algunos por no leer, por no tener el hábito de ser autónomos, se quedan solo con esos dos números que vieron, y preguntan: ¿entonces, leemos esas dos páginas únicamente? Yo creo que, basándonos en la experiencia de la pandemia, debemos dar más espacio a la comprensión de lo que leen”, señala esta educadora.
- Dar todo su esfuerzo: “En asignaturas como Historia, Ciencias, Lenguaje…, los profesores intentan que los alumnos entreguen trabajos que requieren más investigación y creatividad, y por lo tanto, autonomía. Y aunque luego comentan que reciben algunos trabajos muy buenos, también otros muy básicos. Y esto es porque, a mi juicio, no les dedican el tiempo suficiente a estas tareas, lo que significa que no dan su máximo esfuerzo”, agrega.
- Controlar las distracciones: Hoy las redes sociales y Whatsapp son fuente de distracción y de mucha pérdida de tiempo. Es parte de la educación de la autonomía enseñar a no estar el ciento por ciento del tiempo conectados, y cómo saber reconocer aquellos contenidos dañinos.
Isabel Aguirre
Tareas para los padres
Isabel Aguirre aconseja a los padres de niños pequeños:
- Que logren cultivar habilidades primero relacionadas con la autonomía personal: que sepan vestirse, bañarse, escoger la ropa, comer solos. Hay que darles ese espacio, aunque no lo hagan bien al comienzo.
- Luego, en el colegio, lo más importante es crearles hábitos, que cuenten con un lugar donde les acomode trabajar, donde tengan sus materiales disponibles. Con esfuerzo, se puede encontrar un espacio fijo que sea su lugar de trabajo.
- Y con lo más grandes:
1. Mantener lo mismo que se trabajó cuando eran más pequeños, porque es importante arraigar los hábitos.
2. Saber que existen habilidades que son soporte de la autonomía:
- La responsabilidad, para asumir un horario, deberes y el trabajo.
- La curiosidad, para investigar y adquirir nuevos conocimientos.
- La resiliencia, para superar errores y frustraciones.
- Y el ingenio, para encontrar nuevos modos de resolver problemas o alcanzar metas.
Indicadores de la competencia “autonomía”.
- Un adolescente es autónomo y responsable si...
- Realiza sus tareas normales sin que haya que recordárselo en todo momento.
- Puede razonar lo que debe hacer.
- Presenta fuerza de voluntad en la ejecución de las tareas.
- Se plantea nuevos retos y objetivos.
- No echa la culpa a los demás ni busca excusas sistemáticamente.
- Puede tomar decisiones distintas de las que otros toman en el grupo en que se mueve (amigos, pandilla, familia, etc.).
- Respeta y reconoce los límites establecidos por los padres, aunque en ocasiones pueda discutirlas o incluso llegar a una negociación (de acuerdo con la edad del hijo/a).
- Lleva a cabo lo que dice y en lo que se compromete.
Factores que dificultan el aprendizaje de la competencia:
- Estilos educativos demasiado rígidos y autoritarios.
- Estilos educativos muy permisivos sin apenas conducción.
- Estilos educativos indiferentes que muestran poco afecto y poco control (permisividad, negligencia u hostilidad).
- La falta de normas y pautas claras.
- Exceso de normas, o normas sin sentido.
- Facilitar soluciones para que dejen tranquilos a los padres o educadores.
- Sobreproteccionismo.
Fuente: Estos indicadores fueron elaborados por el “Plan Moderna”. Participaron el Gobierno de Navarra, los empresarios, los sindicatos y la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y Universidad de Navarra (UN).
Mantengamos la conversación, búscanos en twitter como @grupoEducar
Tweets by grupoEducarIngresa a nuestra comunidad en Facebook y profundicemos el debate.