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Regístrate y accede a la revistaConversamos con la destacada profesora Linda Nathan, directora ejecutiva del Centro de Artes y Estudios, donde codirige el Instituto Perrone Sizer para el Liderazgo Creativo, en Estados Unidos. Fiel defensora del poder del arte y la música, explica que “son esenciales en la educación de las personas porque son vehículos de formación y enseñanza sobre la tolerancia, diversidad y la comprensión humana”.
En sus primeros años como profesora, Linda Nathan aprendió la importancia del teatro, como una herramienta eficaz y poderosa para motivar a los alumnos. Como profesora bilingüe, regularmente usa muchas de las técnicas y herramientas del teatro, como la música, las artes visuales e incluso el baile para ayudar a los estudiantes a aprender, por ejemplo, vocabulario. “Leemos juntos un texto y guardamos algunas palabras que usaremos en el futuro. En ocasiones construimos esas palabras durante el juego o haciendo un collage. Muchas veces creamos ritmos o canciones para aprender las palabras. Las palabras pasan a ser parte de nuestro propio cuerpo”.
—¿Qué has aprendido en estos años?
—He pasado décadas trabajando en colegios con educadores que priorizan la creatividad dentro del currículo. En ese escenario he podido observar cómo los estudiantes demuestran una gran actitud, colaboran y se comprometen con el futuro, y encuentran vías para generar cambios positivos en sus comunidades. En mi experiencia, los colegios que entregan significativos espacios y recursos para la creatividad y abren ambientes para explorar, presentan importantes avances educacionales y sociales para sus alumnos.
Mis estudios recientes incluyen entrevistas con jóvenes de Boston Arts Academy, el colegio que fundé en 1998 y que dirigí por quince años. Realicé investigaciones porque quería entender mejor cuál es la importancia y el rol que los jóvenes le otorgan a la creatividad en su educación. De las entrevistas realizadas podemos sacar tres conclusiones importantes sobre el rol del arte y la creatividad en los alumnos:
–Los ayuda a desarrollar la pasión, práctica y empatía: “Pensar fuera de la caja, realizar algo por nosotros mismos y crear algo nuevo”.
–Me enseña a conocerme a mí mismo y a otros: “Sentir orgullo de lo que he hecho. Lo que haces, te hace a ti mismo”.
–Les enseña a tomar riesgos y hacer algo por sí mismos.
Uno de mis estudiantes entrevistados, Nathaniel, señaló por qué la creatividad es tan importante en el desarrollo de los adolescentes. “La creatividad te permite saber quién eres como persona, te ayuda a saber cómo ser realmente. Siendo yo creativo puedo saber quién soy como persona y como ser humano”. Nathaniel narraba cómo muchos de sus amigos tienen problemas para encontrar su propia identidad. “No tienen una forma de expresarse a sí mismos. Es solo el colegio, las tareas, o puede ser la iglesia o los asuntos de sus familias. Pero no cuentan con una manera de expresar su propia identidad. No tienen nada que los apasione… los videojuegos, no lo creo”, explicaba Nathaniel.
Linda es clara sobre el poder del arte y la música en los alumnos: “La enseñanza del arte no es para que los alumnos sean mejores en otras disciplinas, sino más que eso: el arte es clave para que los alumnos alcancen su máximo nivel de potencialidades, y eso incluye también el desarrollo de habilidades como la compasión, perseverancia, reflexión y una motivación propia”.
Aunque ese alumno tiene solo 15 años, sus respuestas revelan el poder que tiene el arte en el aprendizaje. Como músico, Nathaniel ha podido ser testigo del valor y la fuerza que ejercen las artes dentro de los estudiantes y de toda la comunidad.
—¿Qué ocurre con los alumnos cuando se enfrentan al arte?
—El arte permite que los estudiantes desarrollen su ciudadanía, en muchas formas intangibles y antes de la edad en que puedan votar. Estos alumnos de los que les conté revelan y describen lo que la educación artística ha demostrado: que el arte y la creatividad entregan profundos ejemplos de belleza y les dan la oportunidad de escribir un nuevo guion de sus vidas.
—¿Qué rol tienen, por tanto, las escuelas?
—En las escuelas en que los alumnos se ven como artistas, ellos tienen la posibilidad de descubrir cómo marcar la diferencia en el mundo y en sus vidas. Entienden que muchas veces el riesgo que deben tomar en sus vidas no es algo de temer, y que esa práctica es un proceso y parte del aprendizaje. Para ellos, la escuela es un lugar donde aprenden a saber quiénes son, saber cuáles son sus habilidades y sus posibilidades de crecer.
Los colegios necesitan ser lugares donde las posibilidades para la creatividad estén siempre presentes. Una de las formas más poderosas para ayudar a los jóvenes y generar futuros promisorios es brindarles un currículo rico en oportunidades y posibilidades para develar su propia imaginación. Cuentacuentos, disfrazarse, pintar, experimentar, tomar riesgos, cantar y todas las formas que existen de estimular la imaginación son fundamentales.
Existe real evidencia de que el aprendizaje de las artes no es solo una disciplina emotiva, sino que un conocimiento que requiere reflexión profunda y rigor intelectual.
En mis propias investigaciones describo por qué la enseñanza del arte no es para que los alumnos sean mejores en otras disciplinas, sino más que eso: el arte es clave para que los alumnos alcancen su máximo nivel de potencialidades, y eso incluye también el desarrollo de habilidades como la compasión, perseverancia, reflexión y una motivación propia. Permite que los estudiantes puedan ser críticos, puedan integrar ideas, y tomar responsabilidad por su propio conocimiento y el aprendizaje de otros. Lo que en definitiva les permite encontrar un mayor éxito en sus vidas.
Los alumnos que experimentan la mayor parte de su vida escolar como un espacio de exploración y creatividad, desarrollan una positiva naturaleza de sus aprendizajes. Se convierten en personas interesadas en sus estudios y comprenden el poder que les brindan las posibilidades.
—¿Qué ocurre a nivel del cerebro con la música y las artes?
—Sabemos que la música y el arte pueden tener positivos y poderosos impactos neurológicos que permiten el desarrollo y aprendizaje en los jóvenes. Herramientas sobre el arte y la música se pueden enseñar en esa asignatura, pero también en clases de inglés y de matemática. Las artes son parte esencial e importantísima en la educación de las personas porque son vehículos de formación y enseñanza sobre la tolerancia, diversidad y la importancia sobre la comprensión humana.
Es la directora ejecutiva del Centro de Artes y Estudios, donde codirige el Instituto Perrone Sizer para el Liderazgo Creativo. También imparte cursos de diseño de escuelas democráticas en la Harvard Graduate School of Education. Nathan se desempeñó como directora fundadora de Boston Arts Academy, la única escuela secundaria pública de Boston para las artes visuales y escénicas. Es autora de “Las preguntas más difíciles no están en la prueba” y “Cuando la persistencia no es suficiente”, ambos publicados por Beacon Press.
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