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Regístrate y accede a la revistaDos expertos analizan el futuro del trabajo, las habilidades y los valores importantes de desarrollar en los adolescentes y jóvenes para que puedan insertarse mejor en el mundo laboral y, si es posible, visualizar qué tipo de trabajadores se necesitará tras esta pandemia.
“Constantemente escuchamos que muchos jóvenes que terminan su educación formal no saben cómo enfrentar el mercado laboral, y cuando escucho esto, me hace todo el sentido, porque conectarse con el trabajo no es algo trivial”, explica Valente Alarcón, director de Desarrollo de Fundación Emplea. A través de su cargo, este ingeniero de la Universidad de Chile que ha trabajado en la Agencia de Calidad de la Educación y en Enseña Chile, es responsable –entre otras tareas– de generar e implementar proyectos de intermediación laboral, es decir, de conectar a los trabajadores con el mundo del trabajo.
“Estoy convencido”, señala, “de que debemos no solo enfocar las políticas de empleo en adultos, sino también conectar con los jóvenes. Una vez terminada la educación formal, hay que reconocer y validar que existen distintas rutas de vida: algunos quieren continuar estudiando, otros estudiar y trabajar, y un número no menor de jóvenes quiere trabajar; estos tres caminos son súper válidos y podemos entregar herramientas para que los jóvenes puedan seguir cada una de estas tres rutas. En este sentido, veo la necesidad de conectar el currículum escolar con las nuevas habilidades requeridas por el mercado laboral. Es un salto que debemos dar para que las y los jóvenes sean los protagonistas de la cuarta revolución industrial”.
Junto a Valente Alarcón, invitamos a Tomás Sánchez V., director de Estrategia en Accenture, a conversar sobre el futuro del trabajo en nuestro país, las habilidades y valores importantes de desarrollar en los adolescentes y jóvenes para que puedan insertarse mejor en el ambiente laboral y, si es posible, visualizar qué tipo de trabajadores se necesitará tras esta pandemia.
¿Por qué es importante que los adultos conversen con los adolescentes sobre su futuro laboral? ¿Qué habilidades, hábitos, sueños..., pueden los mayores (padres, abuelos, profesores) incentivar en los adolescentes al respecto?
Valente Alarcón: Los mayores son un tremendo referente para los jóvenes, pueden incentivar su curiosidad y motivación. Los jóvenes tienen un potencial innato, son nativos digitales y están mejor preparados que nadie para ser parte de un nuevo escenario laboral. Pero los adultos también tenemos una tarea: debemos empoderarlos en ese rol e incentivarlos a continuar profundizando en sus conocimientos.
Tomás Sánchez: Hoy en día, probablemente el mayor reto es la resiliencia y la adaptabilidad. Los jóvenes suelen crecer en ambientes muy controlados y “seguros”, lo cual no los prepara para la frustración que enfrentarán y a la que deben ser capaces de sobreponerse. Por otro lado, al vivir en contextos socioculturales muy homogéneos, tienen a veces dificultades para relacionarse con personas diferentes. En un mundo globalizado y en equipos de trabajo multidisciplinarios, la norma es trabajar con personas muy diferentes entre ellas, ya que justamente ahí está el valor. Por lo tanto, el principal hábito a incentivar es salir de la zona de confort, protegerlos menos, exponerlos al mundo y que sean capaces por sí solos de resolver la mayor cantidad de dificultades. La mayor barrera para el éxito no suele ser técnica, sino muchas veces conductual y comunicacional.
Se dice que, tras esta pandemia, el mundo necesitará ponerse de pie gracias a trabajadores con habilidades y valores diferentes a los actuales. ¿Es esto cierto, o veníamos ya desde antes requiriendo un nuevo perfil?
Tomás Sánchez: En una sociedad con una evolución tan acelerada, el conocimiento queda obsoleto cada vez más rápido. Por lo tanto, son necesarias personas que sepan aprender continuamente y lidiar con la incertidumbre constante.
Valente Alarcón: Llevamos un largo camino discutiendo sobre el “futuro del trabajo”, “cuarta revolución industrial”, “revolución digital”, entre otros términos que aluden a un proceso de automatización de diversas tareas y ocupaciones que acostumbrábamos realizar manualmente. Esta reconversión de los trabajadores ha requerido adquirir nuevas habilidades y competencias, como aprender, desaprender y reaprender, según las capacidades y necesidades de cada uno.
¿Cuáles son las condiciones que han ido marcando un cambio?
Valente Alarcón: El rápido aumento del uso de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, blockchain, impresión 3D, robótica, big data, entre otras, ha marcado la pauta entre las necesidades del mundo laboral que conocíamos hace unos años y el actual. Lo anterior y la necesidad de contar con trabajadores con habilidades socioemocionales que les permitan adaptarse a estos cambios y aprender a activarse y transformarse laboralmente, son las condiciones que han marcado los requerimientos del mercado laboral antiguo y el actual. También es muy interesante cómo algunos jóvenes han continuado sus estudios a distancia y cómo un número no menor de trabajadores ha estado en modo teletrabajo desde marzo. No descarto que muchos de estos cambios llegaron para quedarse y vamos a mantener bastantes de estas prácticas en el futuro.
Tomás Sánchez: Antes, el ritmo del mercado dependía de una visión a futuro más certera. Era posible planificar más y predecir más o menos lo que venía. Hoy, el futuro es más incierto. Es decir, las recomendaciones de libro ya no sirven.
¿Cuáles son esas habilidades y valores transversales y necesarios a todos los trabajadores, sean técnicos o profesionales?
Tomás Sánchez: Principalmente, temas de actitud y la capacidad de aprendizaje constante. Eso, junto con resiliencia, capacidad de adaptarse y trabajar con equipos multiculturales, es fundamental sin importar cargo o profesión.
Valente Alarcón: Sin duda, todos los trabajadores debemos tener la capacidad de adaptarnos, aprender a aprender, desaprender y reaprender. Los cambios de automatización en tareas y oficios, sumados a los que estamos viviendo con esta crisis sanitaria, nos obligan a todos a reconvertirnos. Los jóvenes son nativos digitales, pero debemos aprender a utilizar la tecnología como una oportunidad y una herramienta extra para lograr llevar a cabo nuestros trabajos. El desafío está en que estos recursos lleguen a toda la población de futuros y actuales trabajadores, y en encontrar el tiempo y disposición para continuar aprendiendo.
¿Cuáles son los ajustes que, por su parte, el mundo de la oferta laboral debe presentar?
Valente Alarcón: Por el lado de las empresas, ellas tienen que involucrarse directamente en este ajuste. Tienen que tomar un rol protagonista, son ellas quienes tienen conocimiento sobre las habilidades técnicas y socioemocionales que requieren según los cambios que se están produciendo. Deben estar muy activas en la identificación de esas habilidades, trabajar muy de la mano con el sector educativo y de capacitación para cerrar las brechas, permitiendo así potenciar trayectorias laborales. También necesitamos un Estado dinámico, que esté acorde a los cambios, cerrando brechas y potenciando rutas laborales de quienes más lo necesitan a través de programas efectivos y focalizados.
Tomás Sánchez: Principalmente, ofrecer culturas laborales dinámicas y con una causa por delante. Culturas rígidas y tradicionales no son atractivas e interfieren con poder hacer bien el trabajo. A su vez, el componenete motivacional es clave, y para eso las empresas con propósitos claros e inspiradores, hacen la diferencia al ser capaces de reclutar el mejor talento.
Valente Alarcón, director de Desarrollo de Fundación Emplea.
Tomás Sánchez, director de Estrategia en Accenture.
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