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Regístrate y accede a la revistaLos testimonios de muchos adolescentes reflejan que están viviendo esta crisis sanitaria con angustia, miedo, rabia... La psicóloga Carola Pérez Ewert, directora del Centro de Apego y Regulación Emocional de la Universidad del Desarrollo, recomienda estrategias para responder y ayudar a los hijos de esa edad.
No voy a soportar un día más encerrada, ni las conversaciones de mis papás con mis hermanos, ni la rutina de mi casa que es sentarse a la mesa, limpiar la mesa, estudiar o trabajar en la mesa, almorzar y limpiar la mesa…, y así todo el día. Me encerraría a ver mi celular en mi pieza, pero allá están mis hermanos jugando. Más encima, en la noche me da miedo. Maldito virus. Justo este año había empezado el colegio con ganas. Juro que me iba a ir mejor que nunca. Mis notas ahora valen; no sé que va a pasar conmigo. No puedo ver a mis amigas y el niño que me gusta no me pesca. Me quiero morir”. Carol, 14 años.
Esta cuarentena es una opción para reflexionar sobre el planeta y cómo la falta de solidaridad nos está pasando la cuenta. Trato de verlo así y escribir mis pensamientos. Pero soy inquieta, participo en muchas actividades de mi colegio y ahora todo quedó muerto. Estamos tratando de hacer un diario virtual desde el Centro de Alumnos. Eso me motiva. Pero a ratos me desespero. Vivo con mis abuelos, me preguntan que estoy haciendo a cada rato, mis papás siguen trabajando fuera y llegan tensos y asustados de contagiarlos. Ya me sé de memoria todas las ventanas de los vecinos. Es horrible”. Tamara, 16 años.
Lo peor es no poder hacer lo que más amo, jugar fútbol. En mi opinión, los adultos no ven el daño que esto nos está haciendo: yo entiendo que podemos contagiar a otros, pero sin deporte los niños y jóvenes nos vamos a enfermar. Me siento como en un reality; trato de entrenar, pero vivo en una departamento. Igual, bajé unos entrenamientos que te dejan musculoso como un gigante, pero no es lo mismo que compartir con los cabros en la cancha. En mi casa hay puras peleas por el estudio”. Tomás, 15 años.
Para los adolescentes no es fácil dejar de ver a sus amigos, hacer deporte o salir los fines de semana. Para los padres tampoco es sencillo sumar a sus trabajos y preocupaciones un rol más activo en el estudio y tareas escolares de sus hijos. Sin embargo, la prioridad en esta etapa es seguir siendo padres y madres, y contener y comprender a los adolescentes aparece como clave. La psicóloga Carola Pérez Ewert, directora del Centro de Apego y Regulación Emocional de la Universidad del Desarrollo, enumera una serie de estrategias que pueden servir para conseguir ese objetivo.
Este punto implica:
“Si bien la contención es una herramienta interpersonal (uno a uno), es factible pensar que determinadas conductas y actitudes favorecen la integración de las emociones y la búsqueda de soluciones a las dificultades familiares, y crean un ambiente contenedor”, explica la psicóloga. Entre estas conductas y actitudes menciona:
En este punto, es importante establecer prioridades y preguntarse cómo quiero vivir este tiempo, cómo quiero recordarlo. Las madres/padres deben determinar que es lo más importante (o aspectos centrales) en el contexto actual y estar disponibles para modificar esas prioridades en la medida que la situación cambia, pensando que la situación de encierro podría alargarse.
Al definir las rutinas de la vida cotidiana es adecuado considerar la opinión de los adolescentes de la casa. Con esto se favorece el diálogo, la posibilidad de explicarles la razón de estas rutinas, y se logra una relación familiar que combina la calidez con la existencia de reglas.
En este escenario, el nivel de aprendizaje va a depender muchos factores, por ejemplo: del aprendizaje previo, de las habilidades de autorregulación del adolescente, que también de-penden de cada cual. Así como también del soporte que logren dar los adultos en el hogar, ya que no todos los padres tienen el nivel de conocimiento necesario y/o habilidades educativas para apoyar ante las dudas de sus hijos.
Contención y autorregulación emocional
Estas dos palabras, contención y autorregulación, son propias del mundo de la psicología, pero entender su significado puede ayudar mucho a los padres en el contexto actual que estamos viviendo.
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