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Regístrate y accede a la revistaConvencida de los aportes de las tecnologías, Lilian Vásquez, profesora del Liceo Polivalente María Auxiliadora de Linares, es una férrea promotora de esta estrategia, como un motor del aprendizaje en los tiempos modernos. “Ciertamente, su incorporación al aula es un desafío para nosotros, los docentes”.
“Creo que las tecnologías, más que en una herramienta para mejorar el aprendizaje, se han transformado en un desafío para los docentes, ya que estamos tratando de mantener el mismo modelo de enseñanza de cuando nosotros fuimos estudiantes y, en segundo lugar, porque buscamos prohibir en el aula, herramientas que son claves para el día de hoy”, señala, muy convencida, la profesora Lilian Vásquez, de la carrera de Administración del Liceo Polivalente María Auxiliadora de Linares (Región del Maule), establecimiento que pertenece a la Red de colegios de la Fundación Irarrázaval.
De inmediato, nos da cuenta acerca de estrategias concretas y reales, fáciles de usar y a disposición de la mayoría de la población chilena. “Por ejemplo, los smartphones o celulares son claves en la sala de clases, siempre que seamos nosotros, los docentes, quienes lideremos su uso. En mi experiencia les pido que usen los teléfonos para investigar, encontrar referencias y nuevas fuentes de información”.
En algunos casos, cuando les solicitamos la creación de algún material en particular, como la elaboración de infografías, “nuestras alumnas se apoyan en las herramientas tecnológicas, como la plataforma Canva (www.canva.com). También, para la realización de videos cortos, en los cuales exponen sus ideas o los resultados de alguna investigación que se les pidió. Asimismo, cuando se les solicita que desarrollen blogs con sentido educativo, en los cuales relacionen el contenido con la práctica profesional que deben realizar. En ese caso en particular, tienen la posibilidad de interactuar y entregar sus opiniones”.
Al realizar este tipo de ejercicios con el uso de la tecnología, narra la profesora, las estudiantes se dan cuenta de que “éstas no son distractores del aprendizaje, sí elementos para complementar y reforzar algunas temáticas”.
En una clase que se denomina “atención al cliente” cuenta Lilian, “cuando la estaba planificando, se me ocurrió realizarla utilizando códigos QR. Para ello, las orienté en la utilización de videos y ellas debieron crear un formulario de reclamo, presentándolo a través del código QR que yo debía escanear con mi celular”.
El resultado de esa experiencia fue satisfactorio, ya que las niñas lograron salir adelante. “Les entregué una breve pauta y les di el desafío. Quedé muy orgullosa de ellas, porque fueron capaces de crear”.
Una advertencia de Lilian para los docentes: “Algunas veces no tienen buena disposición al inicio, pero luego las alumnas se van entusiasmando y logran sacar adelante sus desafíos. Se motivan y la tecnología –que usan a diario y que no les es ajena– pasa a ser un aliado del aprendizaje. Con ello aparecen la curiosidad y la motivación, elementos que contribuyen significativamente al aprendizaje de nuestros estudiantes”.
Como la profesora Lilian Vásquez, sus alumnas también apoyan el uso de las tecnologías en el aula. Señala Nelly Jaque (16) que, gracias a esta estrategia, las clases son “más didácticas y hemos podido conocer una buena forma de emplearlas. Pero, lo más importante, hemos podido comprender de mejor forma la materia”.
Sobre la motivación, hay logros significativos. “Nos interesamos mucho más, conocemos otras materias y aprendemos con mayor facilidad. Yo recomendaría utilizarlas regularmente en el aula, ya que se incrementa enormemente el deseo de aprender, porque somos una generación moderna que nació con los celulares”.
Una percepción similar tiene Alina Muñoz, también de 16 años. A su juicio, las tecnologías permiten que las alumnas aprendan con mayor facilidad y que las clases sean más divertidas. “Mi motivación por aprender ha mejorado mucho, ya me gustan las herramientas tecnológicas, y además manejo algunos lineamientos básicos. Cuando la profesora nos da desafíos, yo me propongo realizarlos lo mejor posible, aprendiendo y divirtiéndome al mismo tiempo”.
“Yo les recomendaría a todos los profesores que se atrevan a usarlas en sus asignaturas, así sus clases serían mucho más entretenidas. Podríamos participar y aprenderíamos mucho mejor”, concluye la alumna Alina.
Alina Muñoz junto a la profesora, Lilian Vásquez.
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