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Regístrate y accede a la revistaBuscando mejorar la motivación por la asignatura, la profesora Macarena Guzmán se entusiasmó y dio vida a CASAMAT, un espacio para experimentar las matemáticas y aprender jugando, donde se dedica a desarrollar talleres para niños y padres usando material concreto que fomentan el aprendizaje.
“Siempre he sido una apasionada por las matemáticas, me encantan. Desde la etapa universitaria comencé a hacer clases particulares sólo de matemáticas, ahí me di cuenta de cómo mis estudiantes se motivaban con las actividades entretenidas que les llevaba y especialmente con la claridad del proceso de enseñanza-aprendizaje que diseñaba para ellos”, recuerda Macarena Guzmán, Profesora General Básica con mención en matemáticas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Magíster en Educación Matemáticas de la Universidad de Los Andes
“Luego, comencé a incorporar la idea de llevar material didáctico variado (elementos concretos y gráficos) a las clases y la posibilidad de involucrar a más niños en una misma clase para que el momento de aprendizaje fuera más enriquecedor y entretenido. Así visualizaba cómo introducir a los niños en un ambiente matemático, cambiaría su percepción sobre ellas y mejorarían sus aprendizajes” continúa Macarena.
El año 2013, decidió dejar de trabajar en colegios para dedicarse a su proyecto y así desarrollar los primeros talleres de CASAMAT. “¡El efecto fue tremendo!! Niños interesados en seguir aprendiendo y demostrando un aprendizaje en la línea del desarrollo del pensamiento matemático, más allá de lo memorístico. Frases como: “¿Se acabó la hora?” dicha con desilusión por no poder seguir jugando y explorando, o “¡Este material es el que sale en los libros, nunca lo había tocado! Ahora entiendo…” me motivaron a seguir adelante con la idea. Los niños necesitan tiempo para explorar las matemáticas… y eso es lo que ofrecen los talleres de CASAMAT.
“Es importante que los profesores nos preguntemos qué sentido estará activando el estímulo que estamos presentando a los niños. No es lo mismo que el profesor muestre “delante” de la sala una torre de 10 cubos conectables, por ejemplo, a que cada uno de los niños tenga la posibilidad de tocarlos”.
Debido a la inquietud de las mamás por apoyar a sus hijos, surgió la idea de dar talleres para padres donde “a través de esta experiencia de matemáticas basada en el uso de material concreto y actividades lúdicas, logran comprender que el foco de la enseñanza está en desarrollar el pensamiento matemático y cómo desarrollarlo con sus hijos”, cuenta Macarena.
CÓMO APRENDEN LOS NIÑOS
Existen variadas teorías del aprendizaje, pero para Macarena existen dos que han impactado profundamente en la manera de concebir el proceso de enseñanza-aprendizaje: “Jean Piaget postuló una teoría sobre el desarrollo cognitivo humano en donde considera que el aprendizaje se realiza producto de dos procesos importantes, la asimilación y acomodación de estructuras nuevas en la mente, donde el desajuste cognitivo es fundamental, es decir, que el niño experimente un “conflicto” frente a algo nuevo que le permita incorporar nueva información -o reestructurarla- a esquemas mentales ya desarrollados. Esta teoría presenta una clasificación en estadios según el desarrollo cognitivo de los niños” asegura.
“Otras teorías como la de Vigotsky apunta a la importancia de la interacción social para el aprendizaje, es decir, cómo otro (adulto, profesor, compañero) puede ser capaz de hacer transitar a un niño desde su zona de desarrollo a una zona de desarrollo próximo, aportando nuevos conocimientos. En este sentido el lenguaje es clave”, recalca Macarena.
Según esto y según su experiencia, Macarena recomienda trabajar con elementos concretos con los más pequeños. “Especialmente elementos cercanos a ellos que activen varios sentidos, incluso pueden ser elementos de la naturaleza (hojas, semillas) o bien su mismo cuerpo (saltos, dedos, aplausos, etc) incorporando también materiales didácticos (cubos conectables, tiras fraccionarias, por ejemplo) que los ayuden a comprender y representar conceptos matemáticos”.
Por otro lado, también incorpora el juego como herramienta que activa la motivación.“Presentar a los niños desafíos y mantenerlos concentrados en la búsqueda de una meta. Además muchos juegos permiten que entre los mismos estudiantes compartan estrategias y verbalicen procesos de pensamiento, lo cual sin duda enriquece el aprendizaje”, reflexiona Macarena.
“Es importante que los profesores nos preguntemos qué sentido estará activando el estímulo que estamos presentando a los niños. No es lo mismo que el profesor muestre “delante” de la sala una torre de 10 cubos conectables, por ejemplo, a que cada uno de los niños tenga la posibilidad de tocarlos”, recalca.
“La clave para captar la atención es la aplicación de los sentidos sobre objetos concretos y relacionarlos con un contexto significativo para los niños, con cosas que a ellos les gusten, de manera de poder conectar con los esquemas mentales que ya tienen desarrollados. Además, tomar conciencia de lo que genera la situación de aprendizaje que como profesor estoy promoviendo, conocer qué emoción despierta en ellos, va a lograr que los niños puedan conectarse mejor con el profesor y como consecuencia tener periodos de atención más enriquecedores”, concluye.
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