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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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Vocación a toda prueba

Dos profesores nos cuentan cómo nació su amor por la pedagogía. Pese a que trabajan en lugares alejados uno de otro, tienen un denominador común: el hecho de buscar lo mejor de cada alumno y pensar en ellos como personas “íntegras”.

Por: Marcela Paz Muñoz I.
Vocación a toda prueba

“Mis primeros pasos los di participando en la Iglesia Católica, como monitor de música, se fue dando de a poco el gusto por enseñar”, cuenta entusiasmado el profesor Rodrigo Zurita (RZ) de la escuela Enrique Römer de Coñaripe y también uno de los 20 seleccionados del concurso Global Teacher Prize en su versión nacional.

Se nota su pasión, su emoción. Explica cómo se fue despertando en él ese entusiasmo, “al ver cómo los niños iban progresando, y aparecía en cada uno de ellos una mirada alegre, de regocijo”. Por ello, no sorprende el hecho de que sea la segunda vez que lo postulan a mejor profesor de Chile. “Me gusta mi trabajo y buscamos innovar con los alumnos. Hacemos ciencia en el bosque, no en la sala de clases, con los niños de séptimo año”.

Cuenta Rodrigo que, para él, un profesor extraordinario es “aquel que promueve en sus estudiantes la creatividad, las habilidades sociales y les brinda los espacios para que crean en ellos mismos, favoreciendo el trabajo colaborativo y contextualizado a través de actividades innovadoras que involucren el desarrollo de proyectos, que sean capaces de experimentar en contextos reales y comprender los desafíos de un mundo globalizado”.

De esa vocación da fe una de sus alumnas: Camila Pincheira confiesa lo que opina de su profesor Rodrigo, al que llama “extraordinario”: “Siempre quiere lo mejor para el curso, nos respalda aun cuando no nos portamos bien, nos apoya y nos da buenos consejos. Es un profesor con mucha paciencia, responsable, puntual y tiene una gran personalidad y perseverancia que lo ha llevado a ganar algunos premios”.

Enseñar y formar al mismo tiempo

Algo similar ocurre con el profesor Alejandro Arriagada (AA) del colegio PuenteMaipo en Bajos de Mena, establecimiento que pertenece a la Red de Colegios de Fundación Irarrázaval. “Creo que para pensar en un profesor 4.0, un paso más adelante de lo que se espera de un buen profesor, se deben conjugar dos mundos que comúnmente se trabajan de manera separada; por un lado, el rigor de la exigencia en la sala de clases, buscar que todos los estudiantes aprendan todos los conocimientos, y por otro lado, la formación humana en el mismo lugar, lograr que los niños vivan valores y adquieran virtudes a través del aprendizaje y el diario vivir de la sala de clases”.
Se trata, dice Alejandro, de “pensar en el niño como una persona íntegra, que debe ser una muy buena persona y tener las herramientas necesarias para la vida. Trabajar incansablemente para lograr ese doble objetivo, conociendo uno por uno a cada niño, sus particularidades y contexto, eso hace una tremenda diferencia”.

Otra de las definiciones de un profesor 4.0 es buscar siempre innovar y motivar a los estudiantes. De hecho, el profesor Rodrigo Zurita cuenta que enseña fuera de la sala de clases. “Realizamos con nuestros alumnos lo que llamamos ‘monitoreo de fauna silvestre’, con el objetivo de crear conciencia del valor que tienen los ecosistemas naturales, como también los espacios turísticos; pero, al mismo tiempo, buscamos formar ciudadanos con una conciencia ecológica sustentable”.

—¿En quién o quiénes se inspiraron?
—(AA) En mi inspiración como profesor recuerdo a dos profesores del colegio, uno con el que tenía mucha cercanía y me apoyaba mucho en él (aún tenemos mucha relación y lo veo cada cierto tiempo), que inspiró muchos cambios en mí y me hizo crecer. El segundo profesor lo veía de lejos, él irradiaba amor en lo que hacía y en la mirada de sus alumnos se veía el cariño y respeto que le tenían.

Mi vocación nació al ver la capacidad que tiene un profesor, primero, de provocar cambios en los demás, que los ayudan a ser mejores personas, y segundo, en la entrega que tiene esta profesión, muy poco habitual en otras. Todo esto hacía que pedagogía fuese una tremenda opción entre otras. Al llegar el momento de decidir, me topé con un antiguo amigo del colegio que estaba en tercer año de la carrera, él me orientó y terminé por convencerme de que esto era lo que quería.

Coinciden ambos docentes en que esa vocación se transmite: “Es necesario adquirirla de otra persona, tener un excelente ejemplo al que seguir”, dice Arriagada.

—¿Qué habilidades debe tener un profesor extraordinario?
—(AA) Poseer habilidades sociales y comunicativas que le permiten acceder eficazmente a diversas realidades. Además, colocar a disposición de la escuela todas las destrezas con las que cuenta, impactar de manera positiva en los aprendizajes y aspiraciones de los estudiantes. La capacidad de gestión y organización son claves para optimizar los tiempos del trabajo docente.

—¿Qué le han dejado estos años de docencia?
–(RZ) Valoro la cercanía que tengo con mis alumnos, el trato amable y amigable que hemos generado juntos, y el hecho de siempre poder plantearles desafíos y crearles altas expectativas a los jóvenes. Lo importante es hacerles ver desde lo cotidiano y sencillo de las cosas. De esa manera, se puede ir poco a poco creando conocimiento.

A futuro espero liderar comunidades educativas y aportar con mi trayectoria al desarrollo de políticas docentes que respondan a las demandas de la sociedad actual. Por otra parte, mi anhelo es aportar con investigación científica escolar y crear conciencia ecológica en los estudiantes.

—¿Cómo formar a los nuevos docentes?
—(AA) Los nuevos profesores deben tener herramientas concretas que puedan utilizar en la sala de clases, poseer una batería de técnicas con las que puedan lograr el aprendizaje de todos los alumnos. Además, deben ser capaces de ir midiendo el aprendizaje de cada niño, tomando decisiones basadas en datos y buscar estrategias pensadas en los estudiantes. Para lograr esto en los nuevos profesores es necesario que exista un acompañamiento en sus primeros años, que sean observados y retroalimentados en tiempo real para ir mejorando de manera oportuna. Es muy difícil que cada profesor logre solo un buen desarrollo profesional.

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