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Regístrate y accede a la revista¿Qué los caracteriza? ¿Cuáles son sus fortalezas? ¿Qué es un profesor a toda prueba para un alumno? Luego de conocer conmovedores testimonios, descubrimos que el denominador común de todos ellos es, sin lugar a dudas, “una vocación a prueba de fuego”.
“Lo que admiro de mis profesores del área de telecomunicaciones y de todos los docentes con los que me ha tocado convivir durante mi etapa escolar en Belén Educa es principalmente la vocación que tienen al enseñar, la cual enfocan desde la perspectiva del alumno. Los docentes del área técnica profesional presentan una preparación de muy alto nivel y siempre están dispuestos a responder cualquier tipo de duda y ayudan en la resolución de problemas que uno como estudiante puede tener”, cuenta el alumno de cuarto medio, Sebastián Sepúlveda del colegio Raúl Silva Henríquez.
Más llaman la atención sus palabras cuando explica lo que es para él un profesor extraordinario: “Creo y pienso que un profesor extraordinario es excepcional. Porque es realmente difícil tener un profesor que sea ingeniero en telecomunicaciones, y más aún que él tenga una verdadera voluntad a la hora de enseñar y de guiar a sus alumnos, ya sea en la toma de decisiones o a la hora de aprender conocimientos técnicos, entre otros”.
Sobre lo que un verdadero docente entrega a sus alumnos y transmite, Sebastián es claro: “Admiro a mi profesor de telecomunicaciones porque de él he aprendido que al enfrentar una situación, ya sea buena o mala, uno tiene el deber de saber sacarla adelante y sobrellevarla a fin de extraer algo positivo de la experiencia vivida; todo esto, aparte de los conocimientos técnicos que posee en el área de las telecomunicaciones”.
“Un excelente docente es muy completo en una diversidad de aspectos y tiene una actitud que lo hace transmitir en todo momento confianza y altas expectativas hacia sus estudiantes”. Tomás Rivadeneira
Esos rasgos que Sebastián admira, marcaron también en cierto modo la historia de Tomás Rivadeneira, hoy director del Colegio Cree, en Cerro Navia. Cuenta Tomás que desde pequeño se interesó por enseñar, pero fue recién salido de la universidad cuando debió ejercer como profesor de matemática por dos años en el Liceo Juan Mackenna, de Puente Alto, por el programa de la fundación Enseña Chile. “Esa experiencia me marcó profundamente ya que pude conocer de primera mano la dramática situación en la que se encuentra la mayoría de los colegios de nuestro país. Es una experiencia que, por un lado, es bien deprimente porque el problema es muy grande, pero al mismo tiempo es también muy esperanzadora, porque pude conocer algunos profesores y estudiantes que, pese a las dificultades, logran resultados sobresalientes. Además, pude ver avances notables en el aprendizaje y la motivación de muchos de mis estudiantes”.
Una vocación extraordinaria que dio sus frutos. De hecho, junto a un grupo de exalumnos de Enseña Chile que también habían tenido una muy buena experiencia como profesores, “decidimos comenzar con el Colegio Cree”.
Lo mismo que se palpa al escuchar las palabras de Constanza Alarcón, profesora de Artes Visuales del Colegio Bicentenario Padre Manuel d’Alzon en Lota, Región del Biobío. A su juicio, un docente debe tener un fuerte compromiso de responsabilidad social, “sin perder el foco en el aprendizaje y formación de los estudiantes. Porque, si está presente ese factor, la motivación y la necesidad de desarrollar una actualización profesional permanente, mantener altas expectativas en los estudiantes y en el desempeño propio, ser responsable con la disciplina y la formación, resguardar la convivencia escolar y generar un buen clima de aula propicio para el aprendizaje, vienen por añadidura”.
Para Tomás Rivadeneira, ser docente hoy es realmente desafiante y más aún en estos tiempos. Por lo mismo, quienes ejercen la profesión deben contar con una preparación de nivel excepcional. “Un excelente docente es muy completo en una diversidad de aspectos y tiene una actitud que lo hace transmitir en todo momento confianza y altas expectativas hacia sus estudiantes. La lista de características podría ser infinita; sin embargo, me gustaría destacar: ser experto en los contenidos que enseña y en la didáctica asociada, dominar estrategias efectivas de manejo de grupo, manejar herramientas para la correcta inclusión de estudiantes con necesidades educativas especiales. Debe también conocer el contexto de sus estudiantes, sus motivaciones y temores, de forma tal que sea un líder que los movilice”.
De hecho, lo que define a profesores extraordinarios, según sugiere el decano de Pedagogía de la Universidad de los Andes, Ignacio Illanes es: “ser un docente culto, que sepa enseñar (con todo lo complejo que ello implica) y que forme en aspectos humanos (virtudes y valores). A eso agregaría hoy una cierta alfabetización digital y saber relacionarse con una comunidad escolar compleja y diversa. Pero no creo que haya que revolucionar la profesión; se trata, más bien, de hacerlo mejor”.
Porque, como explica el decano de la Uandes, “la docencia es una profesión de servicio a otros. En ese sentido, la vocación es muy importante. Sin embargo, la vocación no es ingrediente suficiente. Así como esperamos que un médico tenga vocación y mucho conocimiento científico, lo mismo debemos pedirles a los profesores. En general, creo que en Chile los docentes tienen vocación, aunque por diversas circunstancias esta aparece a veces un poco desgastada y dañada. Como país, hay que cuidar y valorar una vocación tan bonita”.
“Un docente 4.0 debería ser capaz de poner al estudiante como un aprendiz autónomo, cumpliendo un rol mediador de esos conocimientos, generar instancias que permitan al estudiante desarrollar, adquirir y gestionar los conocimientos por medio de la familiarización con el mundo de las tecnologías”. Francisca Camus.
En ese ámbito, la directora académica de la Fundación Belén Educa, Francisca Camus, cita lo que la Unesco señaló en 2005 como las habilidades que el mundo del trabajo requeriría para enfrentar este nuevo siglo: la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la comunicación: “Bajo esas definiciones y considerando que el rol de los docentes es formar a las futuras generaciones transmitiendo cultura, valores, habilidades y conocimientos, para nosotros en la fundación, un docente 4.0 debería ser capaz de poner al estudiante como un aprendiz autónomo, cumpliendo un rol mediador de esos conocimientos, generar instancias o metodologías que permitan al estudiante desarrollar, adquirir y gestionar los conocimientos por medio de la familiarización con el mundo de las tecnologías”.
Es que los docentes pasan a ser un modelo clave para los alumnos. “Está comprobado que los niños aprenden en gran medida imitando a los adultos; por lo tanto, los docentes deben estar permanentemente buscando ser un ejemplo en los valores que el proyecto educativo busca inculcar. Finalmente, un buen profesor nunca deja de estudiar y está permanentemente actualizándose y buscando retroalimentación para seguir creciendo profesionalmente. Podríamos seguir… el punto importante es que la complejidad de la profesión exige que hagamos un gran esfuerzo para que los mejores talentos quieran ser profesores”, indica el director del colegio Cree.
Cuenta Tomás Rivadeneira que en el Colegio Cree “buscamos profesores que tengan gran motivación por lo que hacen, que sean resilientes y que estén abiertos a aprender”, y por ello el plan de desarrollo profesional es muy importante en ese establecimiento. “Los profesores continuamente tienen capacitaciones de temas curriculares, de técnicas de manejo de aula, análisis de datos, entre otras. Adicionalmente, cada profesor es acompañado por un coordinador que semanalmente observa sus clases y se juntan para entregarle retroalimentación”.
Ese proceso de observación y retroalimentación, señala el director, posee un tremendo impacto en el desempeño de los profesores. “Otro aspecto que buscamos desarrollar en nuestro equipo de profesores es proveer herramientas de autocuidado. Los docentes se ven continuamente enfrentados a realidades muy difíciles, a constantes fracasos, a estudiantes disruptivos, entre otras dificultades, que, si no se enfrentan con buenas herramientas, pueden llevarlos fácilmente a la frustración. En esa línea, estamos implementando programas que les permiten a los profesores desconectarse, conocer bien sus límites, mantener la consistencia emocional en situaciones difíciles, entre otras habilidades”.
“Lo que admiro de mis profesores es la vocación que tienen al enseñar, la cual enfocan desde la perspectiva del alumno. Los docentes del área técnica profesional presentan una preparación de muy alto nivel y siempre están dispuestos a responder cualquier tipo de duda y ayudan en la resolución de problemas que uno como estudiante puede tener”. Sebastián Sepulveda.
La formación de los docentes debería ser coherente con las habilidades que esperamos que desplieguen cuando ingresan al mundo del trabajo, señala Francisca Camus. “Si queremos que sean profesores guía o mediadores de aprendizajes, debería trabajarse con metodologías activas, donde desarrollen autonomía en la gestión del conocimiento. En la misma línea se desea, por tanto, que sea un profesional capaz de mediar y poner al estudiante al centro, por ello se espera que el docente sea flexible e innovador, pueda comprender y manejar las tecnologías y las disposiciones ministeriales”.
De hecho, para Constanza Alarcón, “la formación de profesores debe estar de manera constante atenta en relación con un mundo que está cambiando rápidamente. Es un desafío enorme y ahí radica la importancia de mantener nuestras universidades con docentes responsables y capacitados para la formación de nuestros profesores, las habilidades deben ir desde el profundo manejo y conocimiento de la disciplina, como en relación a las habilidades blandas, sociales, comunicacionales y de liderazgo por el rol que el profesor desempeña en la comunidad educativa en relación a todo el sistema que la conforma, con responsabilidad social que comparta en el aula mediante un aprendizaje contextualizado con una realidad global y local para que los estudiantes lleven a la vida sus aprendizajes y viceversa”.
Y por ello, justamente, en Belén Educa buscan que los docentes sean personas con compromiso social, que quieran transformar el mundo a través de la educación. Que tengan disposición a aprender, que sean flexibles, trabajen colaborativamente y que tengan una base sólida de conocimientos. “Nuestra fundación es una escuela docente donde ellos pueden siempre seguir aprendiendo”.
En ese sentido, es clave para Ignacio Illanes “tener muy claro lo que se quiere lograr, y mantener un foco muy disciplinado en eso. Es importante evitar la tentación de querer lograrlo todo durante la etapa universitaria, porque eso implica quitarles tiempo a aspectos que son fundamentales y que requieren tiempo y profundidad. La formación docente es un continuo que en la universidad solo tiene su etapa inicial. Si hacemos bien esa parte, ayudaremos mucho a lo que venga después. En cambio, si queremos cubrir todos los temas, probablemente formaremos profesionales superficiales y de corto alcance”.
En general, creo que en Chile los docentes tienen vocación, aunque por diversas circunstancias esta aparece a veces un poco desgastada y dañada. Como país, hay que cuidar y valorar una vocación tan bonita”. Ignacio Illanes
En esa misma perspectiva, cuenta Tomás Rivadeneira que parte importante de su equipo son profesoras que obtuvieron la Beca Vocación de Profesor. “A mi juicio, creo que sin duda el impacto de la Beca Vocación es positivo, porque permite atraer personas talentosas y con una buena base académica a la profesión docente y les exige que al menos durante tres años se desempeñen en colegios públicos o particulares subvencionados, que es precisamente donde mayor necesidad hay de buenos profesores”.
Explica Ignacio Illanes que, “según cierta evidencia que ha circulado, la Beca Vocación de Profesor tuvo un efecto importante cuando recién se instauró. Ese impacto parece haberse ido debilitando, especialmente a partir de la gratuidad. A estas alturas, creo que requiere una revisión y actualización, que la haga más atractiva que la gratuidad. De esa manera, se podría favorecer que más personas de buen resultado académico elijan estudiar educación antes que otras carreras”.
En ese aspecto, indica Francisca Camus, “creemos que esta beca tiene una cara muy positiva, pues permite que estudiantes que han destacado en sus resultados de PSU y que, por tanto, uno podría suponer, son estudiantes bien preparados, entren al sistema educativo a formar a los ciudadanos del futuro y sobre todo a aquellos que tienen menos oportunidades. Sin embargo, la cara más negativa es que podría atraer a estudiantes que se vean cautivados por la posibilidad de estudiar una carrera por ser gratuita, más que atraer a los que tienen más vocación”.
“La formación de profesores debe estar atenta en un mundo que está cambiando rápidamente. Es un desafío enorme y ahí radica la importancia de mantener nuestras universidades con docentes responsables y capacitados para la formación de nuestros profesores”. Constanza Alarcón.
Pese a ello, sin lugar a dudas, lo que define a un buen docente es necesariamente el hecho de que posee mucha vocación. “Visto de afuera, es difícil de entender, el trabajo es muy duro, mal remunerado, a veces bien ingrato, y hay escaso reconocimiento social. Sin embargo, a pesar de estas condiciones adversas, conozco una gran cantidad de docentes que se muestran siempre entusiastas, sonrientes y disfrutando profundamente de lo que hacen y que difícilmente lo cambiarían por otra actividad”, explica el académico de la Uandes.
Coincide con aquello Constanza Alarcón, para quien la vocación es clave “porque la educación es un desafío constante y complejo, con muchas aristas”.
A ello, el director del Colegio Cree agrega: “Se trata de una profesión que puede entregar un profundo sentido de realización y ser muy gratificante para quienes la ejercen. En ese sentido, la vocación es fundamental, por lo cual es necesario cuidarla y generar condiciones para que surja y se mantenga. Los equipos directivos de los colegios, el Estado y las comunidades educativas en general, tenemos una gran responsabilidad en que ello ocurra”.
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