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Regístrate y accede a la revistaConocimos in situ el trabajo que realiza Fundación Forge Chile, institución que asiste y acompaña a los jóvenes en su inserción laboral o en la integración a la comunidad.
De inmediato, al iniciar la conversación, Francisco Ruiz, director de Forge Chile, señala que “la educación técnico-profesional en Chile está orientada a la incorporación directa de sus egresados al mercado laboral”. Por ello, justamente, el trabajo de instituciones como la suya que buscan acompañar el acceso de los jóvenes al mundo laboral se hace clave.
A ello, dice Ruiz, hay que agregar el hecho de que la educación técnica concentra un 40% de la matrícula escolar secundaria y reúne la más alta tasa de vulnerabilidad y el menor rendimiento académico medido por las pruebas oficiales estandarizadas.
El problema es que, “solamente el 10% de los estudiantes declara querer trabajar una vez concluida la educación media y la realidad al primer año de egreso indica que solo un 26,7% estudia, 33,7% trabaja, 3% estudia y trabaja y 37% nini”.
—¿Difícil es entonces el desafío?
—Bajo nivel de titulación de la educación técnica, escaso acceso a la educación superior y dificultades para obtener un empleo son parte de los problemas que el programa Forge en Chile pretende enfrentar a través de su programa Formación y Trabajo.
—¿De qué manera trabajan en el acompañamiento de esos jóvenes?
—Nuestra principal estrategia consiste en la aplicación del programa de formación y empleo, complementario a la educación formal. Consiste en un proceso de formación, acompañamiento e inserción laboral, orientado a jóvenes de bajos recursos económicos que cursan cuarto medio técnico profesional en colegios pertenecientes a la Red de Colegios Forge de la Región Metropolitana. Los jóvenes participan de manera voluntaria y gratuita.
—¿Cómo se organiza el trabajo?
—El programa considera dos fases. La primera fase, “Formación”, persigue el desarrollo de habilidades para el trabajo (socioemocionales) a través de un conjunto de talleres consecutivos ejecutados entre los meses de junio y octubre, en sesiones de dos horas, dos veces por semana. La formación se despliega en una serie de módulos: Admisión, Confianza, Autoconocimiento, Formación para el trabajo y Proyecto personal.
La segunda fase, “Tutoría e inserción”, consiste en un conjunto de sesiones individuales y grupales que buscan acompañar el proceso de transición escuela-trabajo de los jóvenes que participan. Esta fase se desarrolla entre los meses de noviembre y octubre, y tiene como horizonte favorecer la inserción laboral y permanencia, y también la inserción y permanencia en estudios superiores.
—¿Qué resultados han obtenido?
—En 2018, 1.144 jóvenes participaron del programa en proceso de formación o tutoría. A modo de ejemplo, durante 2018, 87% de nuestros egresados logró una inserción posescolar exitosa (trabajo, estudio-trabajo, estudio).
En 2019 trabajaremos con 1.600 jóvenes, y en abril pasado firmamos un convenio de colaboración con Bid-Lab, con el objetivo de escalar el impacto de nuestro programa (al menos 10.000 jóvenes), incorporar el desarrollo de habilidades digitales y avanzar en la transferencia metodológica al sistema educativo.
—¿El programa de Forge Chile también fomenta la finalización de la educación media?
—Uno de nuestros focos es fomentar la “terminalidad” escolar. Dado que trabajamos principalmente en educación media TP, se trata de un desafío significativo considerando la baja tasa de titulación promedio en ese segmento. Durante 2018, el 96% de nuestros egresados realizó su práctica profesional conducente al título técnico secundario.
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