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Regístrate y accede a la revistaPensar en planificar encuentros fructíferos con los padres puede ser un motivo de estrés para los docentes. Aquí, una guía práctica para organizarlos.
Cuidar de la salud emocional de los docentes es clave, asegura Marcelo Castillo, psicólogo y académico del Colegio Guillermo Hartl de Pitrufquén, establecimiento que pertenece a la Red de colegios de la Fundación Irarrázaval.
Asegura el experto que, en general, la salud mental de nuestra población es muy mala, “más aún los profesores con la multiplicidad de tareas que se les encomienda, desde ser un excelente administrativo para llenar el libro de clases hasta un padre cuando un niño llora”. Por ello, estrategias concretas para, por ejemplo, planificar las reuniones con los apoderados pueden convertirse en una gran panacea.
Cuenta Ingrid Otárola Mancilla, orientadora del Instituto Sagrada Familia en Punta Arenas (Insafa), que en la actualidad, “como docentes, nos encontramos a diario, con padres, apoderados y/o tutores, participativos, comprometidos y atentos a los requerimientos de sus hijos, pero también debemos convivir con padres y apoderados que no asumen su compromiso con responsabilidad; si bien en nuestro ambiente educativo son los menos, existen y nos demandan un tiempo extra de trabajo”.
A su juicio, realizar reuniones de apoderados da una oportunidad de encuentro, “que nos permite acercar a las familias a nuestra comunidad educativa, generando espacios de diálogo, que fomentan la buena comunicación”.
Explica Ingrid que este punto de encuentro tiene diversos matices, “dependiendo de las necesidades que se visualicen en la comunidad educativa. Desde el carácter informativo, en relación a la socialización del reglamento interno de convivencia escolar, revisión de protocolos, entrega de resultados académicos y de asistencia y puntualidad de cada alumna, entre otras materias”.
Cuenta la orientadora que, muchas veces, “nos encontramos con padres y apoderados que manifiestan que en algunas ocasiones se sienten agobiados, reconocen que les cuesta compatibilizar el cuidado y la educación de sus hijos con los tiempos de trabajo. ¿La solución? Unificar criterios y focalizar puntos de encuentro comunes. “No debemos perder de vista que la clave está en que la escuela y la familia formen una alianza, esto implica que el establecimiento esté dispuesto a promover espacios de participación, pero también requiere padres y apoderados dispuestos a comprometer su colaboración”.
En definitiva, asegura Ingrid, es importante recalcar que más que la cantidad de reuniones, “debemos enfocar nuestros esfuerzos en la calidad de los encuentros, si somos respetuosos en los tiempos de inicio y término, presentando temas interesantes y promoviendo la participación activa, tendremos asegurados espacios de crecimiento para nuestra comunidad educativa”.
En relación a la estrategia, termina la orientadora del Insafa, ella “es promover un clima de respeto y participación que contribuya finalmente al aprendizaje de los alumnos”.
Es primordial que los profesores jefe cuenten con una planificación de la reunión. Cabe destacar que en nuestra comunidad educativa ellos reciben la tabla de reunión escrita y un power point, que contiene toda la información a entregar, cada docente tiene la posibilidad de incorporar información específica de su curso.
Si bien las reuniones de apoderados tienen un carácter informativo, no deben perder su espacio participativo, se inicia el encuentro con un espacio de reflexión.
Si bien el docente cuenta con un tiempo para dar a conocer una visión general del curso, en lo que respecta a los logros académicos, también pone en conocimiento de los padres y apoderados los desafíos, dando a conocer aquellos aspectos que deben ser reforzados en el hogar ya sea en lo académico como en lo que tiene relación con la convivencia escolar.
También es importante dar un espacio para preguntas, dudas que puedan tener los padres y apoderados.
Explican desde el Instituto Sagrada Familia que generar una buena alianza entre la escuela y la familia promueve ambientes educativos exitosos, velando por que existan valores como el respeto, la solidaridad, la empatía, la verdad, claves para construir una educación de calidad.
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