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Regístrate y accede a la revistaPara muchos artistas el entorno familiar resulta indispensable, ya sea porque influencia sus obras con sus vivencias de niñez o juventud, porque ofrece un apoyo económico incalculable o bien porque el amor y preocupación que les profesa alguno de sus miembros puede mantenerlos estables ante la locura. Tal es el caso de los hermanos Theo y Vincent Van Gogh.
Durante 18 años, entre 1872 y 1890, año de su muerte, Vincent Van Gogh escribe a su hermano Theo al menos 900 cartas. Con un lenguaje fraternal y amoroso el artista va describiendo en sus misivas las situaciones que vive en sus múltiples cambios de residencia, habla de su relación con otros artistas de su época, de sus libros favoritos y las sensaciones que despertaba en él la contemplación de la naturaleza, sensaciones que, a la vez, escapaban a la razón y sumían a Van Gogh en el aislamiento y la desesperación. Por ello, esta correspondencia adquiere tanta importancia; primero, porque era el medio de conexión que Vincent tenía con el mundo (en muchas ocasiones, el único medio que tuvo) y, segundo, porque gracias a este testimonio escrito podemos conocer las distintas facetas de su personalidad en constante evolución. En las cartas a Theo podemos conocer también su avance como artista ya que, además de textos de gran extensión en los que reflexiona sobre el uso del color y la composición, incluye pequeños bocetos con avances de sus obras para que su hermano pudiese conocerlos y entregarle su opinión sobre ellos.
Además de permitirnos conocer a Vincent Van Gogh como artista, estas misivas nos dan una mirada sin intermediarios de lo que era la relación tan especial que mantenía con su hermano, un vínculo único y que fue enormemente provechoso en ciertos aspectos para él. Theo lo apoya financieramente de manera constante, lo cual le permite dedicarse a pintar con cierta libertad, aunque llevando una vida más bien austera y, por otro lado, gracias a su trabajo como comerciante de arte pudo vincularlo con algunos de los más importantes artistas de la época como Paul Gauguin. Era tan cercana la relación entre ambos que, al morir Vincent, Theo jamás pudo recuperarse de esa pérdida; por el contrario, su salud se quebrantó y un problema renal lo llevó a la muerte en 1891, sólo seis meses después que su hermano.
Se sugiere presentar algunas imágenes de la obra de Vincent Van Gogh, para que se familiaricen con la estética de este artista, su manera de pintar y la forma en que él traspasaba su visión de la naturaleza a sus obras. Para activar el diálogo y la reflexión entre los estudiantes, se sugiere integrar algunas preguntas con respecto a lo que observan en estas obras: ¿Qué vemos? ¿Cómo son los colores de sus obras? ¿Cómo se habrá sentido el artista al pintarlas? ¿Cómo es la forma de pintar de este artista? Luego de ello, conversar sobre la importancia de la carta como un medio para comunicar y compartir situaciones, emociones, las cosas que vamos viviendo y también para contar a otras personas lo que sentimos hacia ellas.
En la primera parte de la actividad práctica, se pedirá a los estudiantes que realicen la pintura de un paisaje, ojalá observando el paisaje ya sea dentro del colegio o en algún sitio cercano a él como parques o plazas. Se sugiere que realicen la pintura a la manera de Van Gogh; es decir, utilizando colores vibrantes, pinceladas cortas. Luego de eso, pedir a los estudiantes que escriban una carta dirigida a la persona que ellos prefieran, en lo posible algún integrante de su familia, contándole sobre su experiencia de pintar, cómo era la temperatura del lugar que pintaron, los colores que pudieron observar, etc. Para terminar, compartir sus impresiones con sus compañeros.
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