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Dic 2024 - Edición 289

Familia y colegio unidos en el aprendizaje

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La importancia de trabajar desde los primeros años

Son variados los estudios que revelan la clave de educar desde los primeros años. “El niño necesita un clima proclive al descubrimiento, a un lenguaje rico y variado, a una socialización basada en los afectos y a una estimulación constante. La inversión en esta etapa es la que puede implicar mayores ahorros futuros ya que entre los factores o beneficios se encuentran la reducción de la criminalidad, la menor deserción escolar y un mejor rendimiento académico”, cuenta Luz María Budge, quien conoce desde cerca el tema.

Por: Marcela Paz Muñoz Illanes
La importancia de trabajar desde los primeros años

Luz María Budge Carvallo es profesora de inglés de la Pontifica Universidad Católica de Chile. Se desempeñó durante 18 años como docente en el colegio Santiago College, ocho años como profesora de inglés a profesionales de la CEPAL y nueve años como directora del colegio San Joaquín de Renca de la Fundación Astoreca (niños de máxima vulnerabilidad con resultados equivalentes a colegio particular pagado). Fue también sostenedora de las escuelas de la Sociedad Protectora de la Infancia.

Fue decana de la Facultad de Educación de la Universidad Finis Terrae y de la Universidad Andrés Bello y gerente de Educación de la Sociedad de Instrucción Primaria.

Se dedicó cuatro años a la creación de la Gerencia de Educación para la Protectora de la Infancia. Fue directora de Sistematización de Contenidos de Aptus Chile y miembro del Directorio de la Fundación Andrónico Luksic Abaroa y de la Fundación Choshuenco. Integró también la Comisión Presidencial para la Calidad de la Educación en 2006.

Fue miembro del Consejo Asesor para la Calidad de la Educación, Consejera de Elige Educar y Enseña Chile y hace más de 12 años es Consejera de Políticas Públicas de Libertad y Desarrollo. Asegura que las Bases Curriculares que se actualizarán para el sector el próximo año, “sin duda más explícitas y definidas serían un aporte especialmente para centros educativos que cuenten con menos educadoras, que se encuentren alejados o que tengan menos recursos e instancias de capacitación”.

 

“Los mejores programas de educación preescolar tienen una proporción de niños por educador que permite un seguimiento más cercano tanto de sus necesidades como de sus progresos”.

 

Aunque explica que lo óptimo “sería desarrollar una plataforma especializada en primera infancia y que pudiera ser reposito-rio de buenas experiencias. Países como Nueva Zelandia han resuelto sus problemas de accesibilidad por esta vía”.

Asegura que el currículo es el lineamiento esencial de los aprendizajes. “Hay quienes querrían programas muy detallados, casi planificaciones, pero yo prefiero el concepto de bases muy claras porque creo que permiten más autonomía y libertad a las instituciones”.

—¿Qué evidencia empírica y científica existe sobre la importancia de trabajar y priorizar la educación inicial?

—Podría nombrar muchas investigaciones, pero entre las últimas en proporcionar datos sobre el impacto social de la educación preescolar están las publicaciones de NIEER, especialmente los estudios realizados en Seattle, Estados Unidos, y en Colombia, lo que ha escrito Edward Melhuish, los estudios de Ready Nation, Zero to Three y Harvard Center on the Develo-ping Child.

Especialmente interesante para Chile es todo lo que está haciendo Alejandra Cortázar en el Centro de Estudios para la Primera Infancia. Allí se señala que todo apunta a que el desarrollo del niño en sus primeros años necesita un clima proclive al descubrimiento, a un lenguaje rico y variado, a una socialización basada en los afectos y a una estimulación constante. La inversión en esta etapa es la que puede implicar mayores ahorros futuros ya que entre los factores o beneficios se encuentran la reducción de la criminalidad, la menor deserción escolar y un mejor rendimiento académico.

En países como Inglaterra, Dinamarca, Bélgica y Finlandia se ha visto un significativo efecto de la asistencia a la educación preescolar como factor protector del consumo de drogas y alcohol.

—¿Qué caracteriza a los buenos programas en educación parvularia?

—Los mejores programas de educación preescolar tienen una proporción de niños por educador que permite un seguimiento más cercano tanto de sus necesidades como de sus progresos, tienen profesionales permanentemente capacitados y de nivel profesional, tienen espacios limpios y bien ventilados, tienen jornadas bien planificadas en cuanto al uso del tiempo y a la diversidad de actividades.

Los buenos programas en general logran vincular a las familias y se complementan los esfuerzos en pos de un mejor desarrollo de vocabulario, sobre todo.

—¿De qué manera se debe capacitar a los docentes de educación parvularia?

—En los países más desarrollados, los educadores de párvulos provienen del 30% superior de quienes ingresan a la universidad; vale decir, en Chile significaría un rendimiento PSU superior a los 570 puntos. Los programas de formación docente en las universidades son de alta exigencia y muy demandantes, las neurociencias son un foco relevante, al igual que el desarrollo de vocabulario y el pensamiento indagatorio se vuelven muy significativos.

—¿Qué beneficios significa mejorar en ellos su trabajo y horas no lectivas como se propuso en la nueva ley de carrera docente?

—El aumento de horas no lectivas solo tendrá significado e impacto si va acompañado de buena gestión que apunte a trabajo colaborativo, a reflexión y análisis de datos, a observación entre pares, a definición de estándares, a revisión de parámetros evaluativos. De otra manera, esas horas no lectivas no permitirán el desarrollo de mejoras cuantitativas en las salas.

—Desde el punto de vista de su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta actualmente el sector?

—La calidad, sin duda. Sabemos que estamos abordando la cantidad y los recursos están ahí pero no hemos dado el paso de centrarnos en calidad. La Agencia aún no ha podido iniciar visitas evaluativas por cuanto no se cuenta con estándares, Junji e Integra funcionan por separado y los parámetros son distintos entre sí.

No ha habido una política clara de capacitación para quienes tienen estudios de nivel técnico y no se cuenta con el número de educadoras profesionales que el país requiere. No se ha hecho una acabada georreferenciación de los lugares donde se necesita mayor cantidad de cupos y no existe mayor articulación entre quienes tienen distinto tipo de dependencias.

En primeras palabras…

Es un libro que recoge actividades planificadas para 36 semanas de nivel kínder y que recoge la experiencia que ha tenido la Fundación Astoreca en el proceso de incorporar la lectura y la escritura en este nivel. En 2019 trabajará en un material equivalente para el nivel de prekínder. “Ojalá hubiera instituciones que pudieran compartir sus planificaciones y actividades desde el nivel de sala cuna en adelante porque nos damos cuenta de que hay muy poco material disponible más allá de papers académicos”, dice Luz María Budge.

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